Moisés Leiva es del Betis y explica sin tapujos que jamás cambiaría de equipo, sin importar cuántos ‘manque pierda’ haya vivido. Su lealtad inquebrantable en este campo contrasta con su actitud hacia el sector eléctrico, donde no duda en cambiar de compañía en busca de tarifas más económicas. “Pero, esta vez, Endesa me ha hecho el lío. Lo barato sale a disgusto”, remarca firme.
Leiva contrató el servicio con Endesa en agosto pasado, tras instalarse en su nueva vivienda. La oferta de la compañía le pareció atractiva y decidió dejar Iberdrola, aunque no tenía quejas, con la certeza de pagar menos. Pero pronto llegaron las anomalías. En lugar de recibir su factura cada 30 días, como estipula su contrato, las facturas se retrasaban hasta dos meses, acumulando importes y desajustando su economía doméstica.
Una conversación con Endesa
–Moisés Leiva: “Si mi próxima factura es de más de 30 días, el recibo de Endesa va a ir devuelto al banco por incumplimiento de contrato. Estoy avisando perfectamente. Saludos. Gracias”.
–Endesa Clientes: “Su facturación es mensual o así es como consta en el sistema. Debería recibir su siguiente factura en el transcurso de esta semana. En caso contrario, le recomiendo que contacte con nosotros nuevamente para que podamos reclamar al respecto”.
Con este intercambio, el usuario encapsula su hartazgo. Después de esta conversación, la situación sigue sin resolverse. El pasado 14 de febrero, debería haber recibido su factura, pero a día de hoy, aún no ha llegado. “Vamos camino a los 60 días, si no me cambio antes de compañía”, advierte con frustración, consciente de que la espera interminable se ha convertido en la norma.
Las facturas tardías
Con el paso de los días y sin respuestas claras, Leiva insiste en el chat de atención al cliente, buscando una solución concreta. Sin embargo, en lugar de abordar la irregularidad de manera efectiva, la compañía –que reconoce el error y ha pedido disculpas por la demora– desvía la conversación hacia la promoción de una nueva tarifa, la “One Gas”.
“La primera factura (correspondiente al período del 13 de agosto al 5 de septiembre), llegó en el plazo esperado, con un importe moderado de 42,76 euros. Pero, la siguiente, (del 5 de septiembre al 6 de noviembre), rompió con lo pactado”, evoca el cliente. Para Leiva, 62 días de consumo acumulado se tradujeron en un cobro de 83,65 euros. La última, desde el 6 de noviembre al 13 de enero, 68 días de consumo desembocaron en un recibo de 115,06 euros.
¿Incumplimiento de contrato?
Aún sin recibir su factura “mensual”, Moisés Leiva advierte a Endesa de que devolverá el recibo por incumplimiento de contrato, aunque duda si esta medida podría perjudicarlo más. Iván Rodríguez, abogado especializado en derechos del consumidor del bufete Abogado en Cádiz, analiza el caso con una perspectiva más matizada.
Según su opinión, si el contrato establece una facturación mensual y la empresa no cumple con ello, se podría considerar un incumplimiento contractual. No obstante, Rodríguez advierte sobre los riesgos de devolver el recibo: “Aunque el cliente tenga razón, esto puede derivar en un corte de suministro y su inclusión en listas de morosos. La mejor opción es presentar una reclamación formal ante Endesa y, si no hay respuesta, acudir a la Oficina Municipal de Información al Consumidor (Omic)”.
Endesa guarda silencio al respecto
Rodríguez subraya que Endesa está adherida al sistema arbitral de consumo, lo que la obliga a aceptar un arbitraje en caso de una queja formal. Sin embargo, hasta ahora, la compañía no ha emitido ninguna respuesta oficial sobre el caso de Leiva. Tampoco ha respondido a la consulta realizada por Consumidor Global.
Este conflicto evidencia la urgencia de regulaciones más estrictas en el sector energético para asegurar que las empresas respeten sus compromisos contractuales. “Al final, lo barato me ha salido a disgusto. Ya estoy buscando otra tarifa más económica para cambiarme”, concluye el consumidor.