La mayoría de bragas de las tiendas de ropa interior llevan consigo un lacito en el medio de la prenda. Esta forma tan común e internacional no responde a criterios estéticos, sino que en otros tiempos tenía una utilidad.
Cuando no había electricidad, las mujeres tenían que levantarse antes del amanecer para hacer tareas del hogar, de ahí que el lazo les sirviera para saber donde se situaba la parte delantera y la trasera de la braga. Además, cuando las bragas empezaron a popularizarse los lazos tenían el propósito de ajustar la pieza al cuerpo, ya que antes esta ropa íntima no era ceñida, sino que tendía a ser holgada.
¿Por qué siguen existiendo?
Así, tal y como ha publicado el medio de comunicación Freeda, la psicóloga Ludvine Beillard-Robert considera que el lazo también está relacionado con la sexualidad femenina y el erotismo. Y aunque muchos de los fabricantes obvian todas estas razones el lazo en el centro de la braga se ha quedado como una costumbre, no obstante, ahora hay algunos artículos íntimos femeninos que no lo incorporan.
Otro aspecto que refuerza el uso del lazo durante siglos y siglos es que los hombres también utilizaban una especie de braga. Por ello, se incorporó la cinta en las femeninas para diferenciar unas de las otras.