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Los consejos de tres artistas de Flecha para empezar a coleccionar obras: “Es una inversión”

Inés Rubio, Irene Marzo y Menchu Uroz apelan a la pasión del comprador y alaban una feria que mezcla a creadores emergentes con otros consagrados

Un galerista muestra un cuadro a una chica que quiere empezar a comprar obras de arte / FREEPIK - @tonodiaz
Un galerista muestra un cuadro a una chica que quiere empezar a comprar obras de arte / FREEPIK - @tonodiaz

En lo alto del número 31 de la Gran Vía de Madrid se erige una estatua de la diosa Diana. Corona el cielo de la capital acompañada de sus perros de caza, y porta un arco del que han salido disparadas dos flechas, que se encuentran, en forma de discreto bajorrelieve, en la acera de enfrente, junto a la enorme tienda de Primark. Son un par de saetas grabadas en el suelo que pueden pasar desapercibidas. A unos 6 kilómetros de allí, en el Centro Comercial Arturo Soria, el arte también puede impactar a los visitantes de repente, y aspira a ser preciso, a dar en el blanco, a acertar.

Hasta el 17 de marzo, en este centro comercial se celebra Flecha, la Feria de Liberación de Espacios Comerciales Hacia el Arte. “Todo un referente en la vida artística y cultural de Madrid que en 2024 celebra su 33ª edición”, explican desde el Ayuntamiento. Inés Rubio Roa, Irene Marzo y Menchu Uroz son tres de las artistas que exponen su obra en esta feria inusual, desacomplejada y, hasta cierto punto, íntima.

Una feria que es a la vez galería

Flecha es el nombre de la feria, sí, pero es en realidad una galería que organiza dicha feria, de modo que cada stand no pertenece a un negociado distinto ni, en teoría, se cruzan miradas suspicaces. “Estamos todos en el mismo saco, por así decir. Es el primer año que participo, así que súper contenta, porque es una oportunidad buenísima”, cuenta a Consumidor Global Inés Rubio Roa.

Una escultura en la edición de Flecha de 2022 / Ricardo Rubio - Europa Press
Una escultura en la edición de Flecha de 2022 / Ricardo Rubio - EUROPA PRESS

Irene Marzo coincide: “Es mi primer año y estoy muy satisfecha. Soy una artista, digamos, incipiente, porque he terminado recientemente la carrera de Bellas Artes, y creo que está genial que den este tipo de oportunidades a los artistas que empezamos, aunque en Flecha también haya obra de Antonio López o Canogar”, celebra.

Proceso de compra

Las creaciones de Marzo tienen algo de relatos densos contados al atardecer. Lo figurativo aparece como soñado a través de pinceladas sueltas, y se pueden reconocer paisajes más o menos convencionales y fondos más sugestivos, muy matizados. Si hablamos de números, se pueden adquirir por unos 800 euros.

Y, de producirse el flechazo, la artista explica que el proceso es sencillo: “Hay un expositor de Flecha, el visitante le dice el cuadro que le ha interesado, lo comentan y entonces los organizadores se comunican con el artista. Todo está muy estructurado a través de la web, es muy fácil”, asegura.

Cómo empezar una colección de arte

Puede parecer fácil, pero nunca lo es del todo. Ayuda quitarle un poco de solemnidad. Marzo apunta que el hecho de que Flecha esté donde está y la visita sea más o menos orgánica “anima a empezar la colección” a todo el que lo desee. No hay cubos blancos intimidantes ni demasiado aderezo.

Visitantes en una exposición de arte / FREEPIK
Visitantes en una exposición de arte / FREEPIK

“Si una persona que no está habituada a comprar arte quisiera empezar, pero ve que a priori no puede pagar la obra de un artista que le gusta, una posibilidad sería contactar con él”, propone. “Hay veces que tenemos obra que no subimos porque no consideramos que encaje con la galería en cuestión, pero quizá sí con un determinado comprador; o bien prints, que son una manera de empezar a adquirir pequeñas cosas y así, poco a poco, ampliar una colección”.

Visibilidad accesible

Inés Rubio también considera que el concepto de Flecha es diferencial: “El centro comercial de Arturo Soria es grande, pero no gigantesco, así que la feria tiene un tamaño perfecto, porque la puedes ver perfectamente, pero tampoco te agota. Vas a ARCO y es una sobredosis de arte, te tienes que tirar el día entero, tienes que comprar entrada…”, enumera.

Aquí, en cambio, “tienes muchísima visibilidad”, pero la gente puede darse de bruces con los cuadros (¿al salir de Zara? Sí, al salir de Zara) o acudir adrede, pero sin pagar, y además dura más tiempo. “Lo bueno de Flecha es que es arte emergente, asequible, aunque haya un rango muy variado de precios, pero sí, hay de todo”, dice Rubio.

Una chica en una galería de arte / UNSPLASH
Una chica en una galería de arte / UNSPLASH

Ver mucho arte antes de comprar

Para iniciarse, Rubio recomienda “ver mucho arte”: “Ir a todos los eventos posibles: subastas, exposiciones… Ahora en Madrid está habiendo un boom de arte brutal, están abriendo un montón de servicios… Y hay que ver de todo. Siempre he pensado que no hay arte bueno y arte malo, el arte te gusta o no te gusta. Y si hay algo que de repente te enamora, aunque no entiendas muy bien por qué, te gusta y punto”, zanja.

Esta joven tiene un sentido de la estética complejo y matizado, ya que viene de arquitectura. “Empecé por la vía segura, entre comillas, de arquitecto, estuve trabajando en un estudio, pero llegaba a casa todos los días a las siete de la tarde, diciendo ‘quiero pintar, pero estoy agotada’. Al final me lancé a la piscina y llevo siendo artista freelance un par de años”, relata.

Inspiración e inversión

En Flecha, sus trabajos rondan los 1.600 euros. En algunos hay una nota de surrealismo muy evidente, pero no libidinoso ni de orejas descontextualizadas, sino festiva, como si Magritte saliera de ver una película afable de Woody Allen. Rubio, cuenta, se inspira en multitud de elementos: sus experiencias, sus viajes, recuerdos o la obra de otros artistas. “Salgo a la calle y si hay algo que me llame la atención, lo anoto. También apunto los sueños al levantarme”, reconoce Rubio.

Una chica observa cuadros en una exposición / FREEPIK - @bearfotos
Una chica observa cuadros en una exposición / FREEPIK - @bearfotos

También habla del negocio sin andarse con rodeos. “Creo que hay retomar esa perspectiva que siempre ha habido en el sector que es la del arte como inversión: cuando compras una obra de arte a un artista emergente, estás confiando en él, en que va a tener una trayectoria y una progresión a largo plazo. El arte no se devalúa, a no ser que sea arte comercial que sea un churro. En general, solo puede revalorizarse”, defiende.

Menchu Uroz: feminidad y paisaje

Menchu Uroz, al contrario que Rubio y Marzo, lleva unos cuantos años en el mundillo. Sus obras tienen un aire más íntimo, y la naturaleza y la figura femenina aparecen como motivos fundamentales. En Flecha es posible adquirir piezas suyas de pequeño formato que mezclan el collage con la pintura por unos 300 euros, u otras más grandes, complejas y reflexivas, sobre tableros de madera reciclados, que superan los 3.500.

“El director, aparte organizar Flecha, es artista también, así que tiene un criterio”, señala, como valor diferencial del evento. “Flecha es una feria que lleva muchos años, ha trabajado mucho por defender a sus artistas, pero quizá este año haya sido un poco más flojo, al menos en mi caso. En las épocas que han sido de mayor bonanza, la gente compraba más alegremente, y ahora va más lento”, reconoce.

Trayectoria y emoción

Con todo, destaca que “en Fecha hay mucha variedad, acoge tanto a artistas emergentes (te dan una oportunidad que no te dan en otros sitios) como consagrados (han tenido, por ejemplo, obra gráfica de Antonio López); y también acuden coleccionistas. Cuando en Flecha eligen a un artista ya es porque le ven algo especial y creen que va a tener una trayectoria, así que si adquieres algo, vas sobre seguro o casi sobre seguro”, opina.

“Para comprar arte e invertir hay que comprar piezas que te emocionen, pensar en la durabilidad de ese primer impulso, investigar después de ese flechazo quién es el artista y arriesgarse pensando tanto en el presente como en disfrutar de ello”, describe Uroz. Ahora bien, una cosa es recibir un flechazo y otra causarse una herida fatal. “Yo no me planteo entrar a una tienda y comprarme algo a lo que no puedo acceder”, indica.

Varias personas en una galería de arte similar a las que participan en Apertura Gallery Weekend / UNSPLASH
Varias personas en una galería de arte  / UNSPLASH

Montaña rusa

Si la valoración de un artista fluctúa, su vida no lo hace menos. “La vida del artista es como una montaña rusa, con muchos picos, vas arriba y abajo constantemente”, indica Inés Rubio. Su momento de mayor satisfacción profesional, al menos en los últimos tiempos, fue el mes pasado, cuando se inauguró su primera exposición individual. “Hasta ahora había hecho todo colectivo y fue un chute de energía hacer la primera sola, porque vino mucha gente y tuvo muchísimo éxito”, revela.

Otro éxito, este a nivel social, es el peso que ha ganado la mujer en el mundo del arte. “Está cambiando estos últimos años. Dar valor a tu obra es muy complejo, y si ves que la gente no compra tanta obra femenina, quizá bajes tus precios, pero creo que estos últimos años estamos intentando romper el techo de cristal. Este año he visto que hay mucha obra de mujeres y, poco a poco, las diferencias que aún existen se van a ir solventando”, afirma Inés Marzo.

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