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Emilio Ruiz Barrachina: "Hemos puesto nombre y cara a los culpables del asesinato de Lorca"

El escritor y director de teatro revela en su versión de ‘La Comedia sin Título’, a partir de documentos inéditos, que en el fusilamiento del poeta hubo miembros de su propia familia

Ana Carrasco González

El escritor, cineasta y director de teatro Emilio Ruiz Barrachina / CEDIDA

El escritor, cineasta y director de teatro Emilio Ruiz Barrachina (Madrid, 1963) atiende a Consumidor Global con la serenidad de quien ha dedicado años a una causa que va más allá del arte: la búsqueda de la verdad.

Barrachina, conocido por películas como Golpe a Golpe (2024) y La venta del paraíso o documentales como Morente, entre múltiples obras de diversa índole, regresa al universo lorquiano con La Comedia sin Título, una obra que no busca finalizar la pieza inacabada de Federico García Lorca, sino reconstruir sus últimas y fatídicas horas. Basada en la rigurosa investigación del historiador Miguel Caballero, la pieza teatral desvela con pruebas documentales la implicación de familiares del poeta en su fusilamiento, arrojando una nueva y terrible luz sobre una de las páginas más oscuras de la historia de España.

--Usted ya había investigado el asesinato de Federico García Lorca en su documental ‘Lorca, el mar deja de moverse’. ¿Qué nuevos hallazgos le impulsaron a revisitar las últimas horas del poeta granadino, esta vez sobre el escenario?

--Desde el documental de 2005 hasta hoy han aparecido nuevos documentos, sobre todo los aportados por Miguel Caballero. En este tiempo, Miguel logró encontrar las hojas de servicio de todos los militares y policías que estuvieron en Víznar la noche que asesinaron a Lorca. Eso ha sido, más que revelador, esclarecedor. Nos ha permitido poner nombre y cara a los culpables reales, porque hasta ahora la versión canónica era la de Ian Gibson, que a su vez bebe de la investigación de Agustín Penón. 

--Retoca la historia que conocemos…

--Lo que ha encontrado Caballero son documentos oficiales, escritos, que ajustan las culpas. Se ha demostrado que el gobernador civil, el comandante Valdés, no estaba en Granada ese día y que Ramón Ruiz Alonso, el supuesto instigador, en realidad iba a por los hermanos Rosales por disputas internas de Falange. Lorca le daba igual. Quienes estaban al mando eran otros, íntimamente ligados a la familia del poeta.

--La investigación de Caballero, por tanto, se basa en un método muy riguroso de archivo. ¿Cómo fue el proceso de acceder a esas fuentes que habían permanecido ocultas tanto tiempo?

--Muchos de esos archivos aparecieron cuando se cerró el antiguo Museo del Ejército de Madrid. Una parte, la de armamento, se fue al Alcázar de Toledo, pero los archivos documentales se trasladaron al de Segovia y, posteriormente, al Archivo General de Salamanca. Fue allí donde Miguel Caballero, con una tenacidad admirable, empezó a localizar estos documentos. 

Lorca (Juanma Díez Diego) y Antonio Benavides (César Lucendo) en 'La Comedia sin Título' / CEDIDA

--Unos documentos muy bien escondidos... 

--Unos le fueron llevando a otros hasta que consiguió reunir las fichas de todos los componentes del pelotón de ejecución. Han sido documentos que han estado muy guardados y protegidos. La prueba es que un investigador de la talla de Ian Gibson nunca dio con ellos.

--El hallazgo más impactante es la participación de Antonio Benavides, primo de Lorca, en el pelotón de fusilamiento. Se le atribuye la tristemente célebre frase de haberle “pegado dos tiros en el culo por maricón”. ¿Cuál fue su reflexión al decidir incluir una verdad tan cruda y dolorosa en ‘La Comedia sin Título’?

--Para mí, es fundamental. Se suman las rencillas familiares a las dos causas que siempre se han esgrimido: sus ideas políticas y su homosexualidad. El hecho de que se dirimieran litigios familiares que venían de 50 años atrás con el padre de Lorca, lo convierte en un símbolo aún mayor de la barbarie que fue la Guerra Civil. Demuestra cómo al comienzo de la contienda, en ambos bandos, se utilizaron las armas para ajustar cuentas personales por celos, dinero o cualquier otra rencilla, cometiendo verdaderas atrocidades en cada pueblo de España.

--¿Considera que esta revelación puede resultar incómoda? ¿Por qué la muerte de Lorca sigue siendo un tema que levanta ampollas?

--Sí, sigue siendo muy incómodo. Políticamente, porque mancha el mito inmaculado de Lorca que se creó en la Transición. No interesa admitir que la derecha de la época, a través de estos familiares que pertenecían a sus partidos, tuvo una implicación tan directa. Y luego está la propia familia, que por sus respetables razones no está de acuerdo en que se busquen los restos. Pero hay mucha gente que sí quiere saber qué ocurrió. El problema es que en España todavía no hemos pasado página con la Guerra Civil y este tema sigue abriendo heridas.

--Con una investigación tan potente y reveladora, ¿por qué optó por el formato teatral y no por hacer una película?

--Me interesaba la dramaturgia, dar vida real a Lorca sobre el escenario. Una película hubiera sido económicamente muy costosa y, desafortunadamente, estos temas de memoria histórica cada vez interesan menos a las productoras y plataformas, que apuestan mayoritariamente por la comedia. El teatro era el camino más directo. 

--Por una cuestión económica, ¿no?

--También tenía el convencimiento de que Lorca estaba escribiendo La Comedia sin Título justo en el momento de su detención. En esa obra ya hablaba de la guerra, de su propia muerte. Me pareció lógico y un homenaje maravilloso al teatro tomarla como punto de partida. Todo sucede en el mismo día: la ficción que él escribe y la realidad que acaba con su vida.

--Es curioso cómo, en su propia obra, el poeta parece intuir su final. En la representación se recita un verso de ‘Poeta en Nueva York’: "Entonces entendí que me habían asesinado". ¿Cree que era consciente de lo que iba a sucederle?

--No creo que pensase que lo iban a matar, pero era un hombre muy intuitivo y tenía mucho miedo. El tema de la muerte siempre le atrajo y le causó terror a partes iguales. Ya había escrito sobre su propio asesinato en varios poemas. Yo creo que era pura intuición, una forma involuntaria de contar lo que, trágicamente, estaba por venir.

El joven Aurioles (Dani Neck) y García Lorca (Juanma Díez Diego) en 'La Comedia sin Título' / CEDIDA

--¿Considera que el mito de su muerte ha eclipsado en parte la comprensión profunda de su obra? ¿Conocemos a Lorca por su final o por su arte?

--Es posible, pero eso es un problema general de la educación. Ocurre lo mismo con Miguel de Cervantes; todos hablan de Don Quijote de la Mancha, pero pocos lo han leído. La obra más accesible de Lorca, como el Romancero Gitano o La casa de Bernarda Alba, llega a través del colegio, pero su figura se hizo inmensamente popular a nivel internacional a raíz de su asesinato. 

--A nivel internacional, sí; pero en España, hasta la llegada de la democracia, nadie quería hablar de Lorca. 

--Desgraciadamente, su figura no toma el peso que tenía que haber tomado. Mientras en España estaba silenciado por el franquismo, fue Latinoamérica, especialmente Argentina, quien mantuvo viva su llama. Lo que es innegable es que, cuando sales al extranjero, los dos nombres que te mencionan como estandartes de la cultura española son Cervantes y Lorca.

--Tras su paso por el Gran Teatro Pavón de Madrid, se puede decir que la obra ha sido un éxito de crítica y público. La próxima parada es Granada, el 10 de mayo, en el Teatro Isabel la Católica. ¿Siente una responsabilidad especial al llevar esta versión de la historia al corazón de la tierra del poeta?

--Mucho respeto y mucha responsabilidad. He rodado siete películas en Granada y sé lo que significa. Allí, Lorca es más que un mito: Lorca es Granada y Granada es Lorca. Es meterse en las entrañas de todo este asunto. Supongo que habrá división de opiniones, como siempre, pero más por la cuestión política que por la obra en sí. En este país tenemos la costumbre de meter la política por delante del arte y la cultura.

--Para finalizar, hablemos del presente del teatro. Han surgido plataformas que ofrecen entradas a precios muy reducidos. ¿Cómo afecta esto a la sostenibilidad de las compañías? ¿Qué mensaje le gustaría lanzar al público?

--Es un tema complejo. Estas plataformas cumplen una función, que es acercar el teatro a gente que quizá no podría permitírselo. El problema surge cuando se invierte el modelo y se venden más entradas por estas vías que por la taquilla tradicional, porque la gente ya sabe qué teatros las ofrecen y espera. Para compañías grandes como la nuestra, con doce actores y sus correspondientes gastos de seguridad social, es complicado sostenerse. Es muy difícil pedirle al público que pague 15 euros por algo que puede conseguir por 5. Creo que es un problema que necesita una regulación.

--A pesar de estas dificultades, ¿cuál cree que es el futuro del teatro?

--Sea como sea, lo importante es que la gente, sobre todo los jóvenes, siga yendo al teatro. Ese es el público que nos falta por ganar. Y creo que el teatro va a salir fortalecido de la era de la inteligencia artificial. El cine o la música van a sufrir su impacto, pero es imposible reemplazar la emoción de los actores vivos sobre un escenario. Es la palabra directa, la emoción sin filtros. Por eso necesitamos al público joven, para que le dé vida.