Laía Argüelles, la “espigadora de mercadillo” que expone en ARCO, cuenta cómo empezar a coleccionar
La galería barcelonesa Chiquita Room desembarcará en la feria más importante de España con la obra de una creadora interesada en los materiales encontrados y el potencial de las imágenes

Entre la frondosidad apabullante de ARCO, lleno de especies llamativas (y alguna que otra venenosa), es difícil que germine la atención a los brotes pequeños y a las matas que dan frutos nutritivos y humildes. La galería barcelonesa Chiquita Room llevará los suyos a la feria, que se celebrará del 5 al 9 de marzo en IFEMA Madrid. En concreto, lo hará “con el trabajo conceptual de Isabel Banal Xifré y Laía Argüelles Folch, artistas de estética contenida frente a los excesos visuales actuales”, dicen.
Así, este año Chiquita Room se incorpora por primera vez al Programa General, eje principal de la feria capitalina.
Materiales encontrados
En ella, Argüelles, formada en Bellas Artes, Traducción e Interpretación y Filosofía, presentará obra nueva, que produjo al tiempo que el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo albergaba una exposición suya, que llevaba el machadiano título de Todavía siempre. Una obra nueva que puede atraer a los amantes de lo inesperado, de los vestigios sutiles y modestos e incluso a los que disfrutan series como Los años nuevos.

Se trata de Du und ich (2025) [Tú y yo], un díptico hecho a partir de materiales encontrados como páginas, fotos, tarjetas o naipes. Piezas que algún momento formaron parte de algún puzle de alguna cotidianidad. Fragmentos mínimos de historias amplias. Y, por tanto, posibilidades agrupadas. “Ambos tableros del díptico contienen el mismo número de elementos, de formatos similares, generando así un ejercicio secreto de correspondencia. En definitiva, un diálogo sobre la unión, la separación y todos sus rescoldos”, explica Chiquita Room.
Espigadora de mercadillo
Siguiendo esta lógica, Laía Argüelles confiesa a Consumidor Global que acude con frecuencia a librerías de viejo y se deja llevar “por lo que ya existe para ver dónde está mi interés, en vez de estar más atenta a lo que ocurre ahora mismo”. De hecho, buena parte de las cosas que tiene en su vida, como muebles o algunas prendas, son “de segunda, tercera o cuarta mano”.

Cuando tiene que redactar alguna biografía, se define como ‘espigadora de mercadillo’. Lo hace en alusión a un documental de Agnès Varda (que parte del célebre cuadro de Millet), y también para hacer referencia a su manera de recoger el material. En esta línea, Chiquita Room dice de ella que su práctica, vinculada al potencial de las imágenes y el lenguaje, “se centra en la búsqueda de materiales y fotografías para su posterior activación a través de la intervención y el montaje”.
Temas y técnicas
“En la carrera y durante mucho tiempo después me especialicé en grabado y en técnicas de reproducción gráfica, como la encuadernación. Eso me llevó a centrar mi práctica en el grabado o en el libro de artista, y a pesar de que yo había hecho fotografía antes de hacer Bellas Artes y me había gustado mucho, lo había seguido trabajando de forma más privada. Así que, de algún modo, mis temas ahora vienen ligados a cuestiones que están relacionadas con las técnicas”, argumenta la artista.
En concreto, la fotografía encontrada le atrae por sus reminiscencias o sus ecos. “Hice la carrera y mis estudios posteriores fuera de mi ciudad de origen, Zaragoza, y aunque ahora vivo allí, he dado muchos tumbos. El tema del hábitat y lo doméstico me llevó a interesarme por el material encontrado, especialmente cuando me fui a Alemania, donde estuve un año viviendo”, cuenta.

Una forma de acceso
“El acceso a ese tipo de objetos me daba la sensación de que, ante mi desarraigo, podía adentrarme en algo que había sido antes de otros en ese lugar, pero que ya nadie reclamaba”, analiza Argüelles.
“Sentía que yo podía, no reclamarlo como mío (porque no es una cuestión de propiedad, sino más bien de préstamo, de algo que pasa de una mano a otra), pero sí utilizarlo como forma de estar más en ese sitio y entenderlo mejor”, agrega.
Empezar a coleccionar
Hasta ahora, esta artista visual y escritora solo había participado en ARCO en la sección ArtsLibris, un espacio de la feria que juzga idóneo para los que quieran iniciarse en el coleccionismo. “Creo que el grabado y el libro de artista constituyen maneras mucho menos arriesgadas y más accesibles de empezar a coleccionar. Al ser ediciones, el precio suele ser menor y cualquiera que tenga cierto interés o sensibilidad se lo puede plantear”, asegura.

Partiendo de esta base, cree que es posible empezar a coleccionar arte con poco presupuesto, si bien “no es una cosa que cualquiera pueda plantearse de un día para otro o de manera espontánea”. Recomienda, por tanto, tener “precaución”, y asegura que ella no es coleccionista, si bien tiene la “suerte” de poder intercambiarse obras con otros artistas amigos de vez en cuando.
SOFT collectors
Otra opción es apostar por el programa SOFT collectors, un interesante plan de Chiquita Room que la galería describe como “un excelente punto de entrada en el mundo del coleccionismo de arte, de manera asequible y accesible”. El cliente (¿comprador? ¿aficionado? ¿devoto?) paga una cuota anual de 150 euros a cambio de tres ejemplares de obra gráfica o edición de artista a lo largo del año.
Estas piezas se entregan la denominada Noche de Reinas (5 de enero), el día de Sant Jordi (23 de abril) y durante la celebración del Barcelona Gallery Weekend (a mediados de septiembre). Las piezas de la suscripción están cuidadosamente seleccionadas y algunas son exclusivas de la membresía. Además, si desea obras de mayor entidad, el connoisseur en ciernes cuenta con descuentos especiales y asesoramiento personalizado, además de “facilidades de pago adaptadas a tu situación”.
Mezcla de impresiones
Frente a esta cercanía cálida, no niega Argüelles que ARCO sea “una mezcla de impresiones” que en ocasiones “desborda”. En cualquier caso, recomienda a las personas que tengan interés o sensibilidad por el arte acercarse a esta o a otras de las ferias que se celebran durante las mismas fechas en Madrid (algunas de ellas gratuitas), así como a las galerías, abiertas durante todo el año.

“Con naturalidad y curiosidad, sin sentir reparos por intuir que ‘no saben del tema’, porque realmente no hay nada concreto que saber. No es una ciencia exacta. Y si tienes curiosidad, algo te moverá y poco a poco empezarás a encontrar tu manera de aproximarte al arte”, considera.
Cizalla para cortar fotos
Preguntada por qué es lo más curioso que ha encontrado en rastros o mercadillo, la voz de Argüelles se alegra al recordar “una pequeña cizalla para papel” que encontró en Lepizig.
“Era para cortar fotos antiguas, de estas que no tienen los bordes rectos, sino dentados. Desde entonces, meter papelitos y cortarlos ahí ha sido un vicio siempre. Ese objeto es muy peculiar porque habla de la relación con los entresijos de la fotografía”, afirma.

Obra viva
También aparece en la conversación Félix González-Torres (Cuba, 1957 - Miami, 1996). “Hablando de poder adquirir arte contemporáneo, creo que viene al caso porque él realizaba obras con un número idealmente determinado de copias, pero que siempre se podían reponer”.
Montones de caramelos, por ejemplo, que el visitante podía llevarse de la galería o del museo donde estuvieran expuestos, pero disponibles. “La obra estaba viva, y luego se iba reponiendo en el centro. Creo que tiene que ver con la generosidad de pensar las obras desde un espacio muy particular: que la obra se diseminara. De este modo, es un canto a la permanencia y a la posibilidad de seguir presente”.