Esta mañana, mientras la electricidad desaparecía de hogares, calles y oficinas a lo largo de toda España, una escena insólita ha empezado a repetirse en muchos barrios de norte a sur. Ciudadanos de todas las edades han salido a la calle en busca de un artefacto casi olvidado, una reliquia de otros tiempos; la radio de pilas.
Hoy, el país ha revivido su propio “día de los transistores”, como un eco involuntario de épocas en las que las noticias solo viajaban a través de las ondas de radio.
La necesidad de saber qué ocurre
El apagón, que ha empezado a media mañana, afecta a todo el país debido a un fallo masivo en la infraestructura eléctrica, según han comunicado fuentes oficiales.
¿Queda alguna radio de pilas?
En este contexto, he decidido salir a buscar una radio de pilas, acompañada de mi sobrina, con una mezcla de curiosidad periodística y espíritu de supervivencia. El barrio de Sarrià, en Barcelona, ha sido nuestro escenario.
Primera parada: una tienda de electrónica de las de toda la vida. El dueño, acostumbrado a vender routers y auriculares con bluetooth, nos ha recibido con una sonrisa apurada:
–Lo siento, se han agotado esta misma mañana. Nunca había visto algo igual.
Segunda tienda: aquí también se ha producido el pequeño éxodo de transistores.
–¿Queda alguna radio a pilas?
–Nada, han volado antes de la hora de comer. Tampoco nos quedan velas—contesta el dependiente, encogiéndose de hombros.
El último disponible
Nuestra última esperanza nos ha llevado a una tienda en la esquina de la calle Mayor. Llegamos justo a tiempo para ver cómo un hombre se lleva el último aparato disponible.
Dentro, el dueño y su empleado –rebuscando entre las estanterías– buscan las pilas adecuadas, mientras los clientes, en una cola improvisada, comparten anécdotas y frustraciones.
La necesidad de información
Lo sucedido este 28 de abril es un recordatorio de nuestra fragilidad tecnológica. Han bastado unas horas sin electricidad para que una generación entera, acostumbrada a la conectividad instantánea, haya descubierto la importancia de un aparato analógico como el transistor.
No hemos conseguido una radio, pero sí se reafirma la certeza de que, en tiempos de incertidumbre, la necesidad de información sigue latiendo con la misma fuerza de siempre.