El truco que aprovecha un vacío legal para no pagar las multas por radares: es infalible
La DGT es vulnerable ante esta práctica, que, no obstante, puede acarrear graves consecuencias para el infractor

La Dirección General de Tráfico (DGT) recaudó más de 500 millones de euros procedentes de las infracciones de los conductores españoles en el año 2023, un dato que solo había alcanzado antes en una ocasión. A la luz de esta cifra, muchos conductores consideran que estas sanciones son necesarias para mantener la seguridad en las carreteras, mientras que otros opinan que, en ocasiones, resultan excesivas.
Además, hay algunos cazadores especialmente destacados: de los más de 1.000 que dispone la DGT, un reducido grupo de 50 radares formuló el 38% del total de las denuncias que Tráfico formula cada año en las vías de su competencia (1.245.053), según una de las conclusiones del estudio realizado por la organización de defensa de los conductores Automovilistas Europeos Asociados (AEA).
Más de 3 millones de denuncias
El informe detalla que, durante el año 2023, los radares de la DGT formularon 3,35 millones de denuncias por exceso de velocidad. Y, sin bien ello supone una disminución del 9,4% sobre las realizadas en el mismo periodo del año anterior (3,7 millones), ha habido radares que han aumentado su actividad sancionadora en más de un 500%.

A pesar de que algunas personas consideran a los radares máquinas infalibles e inflexibles, existe un vacío legal para no pagar determinadas multas. Y es que, cuando las cámaras de un radar detectan una infracción por exceso de velocidad, la DGT debe obtener documentos gráficos para multar al infractor. Pero, si no logra una fotografía sufientemente nítida, la multa llega al propietario del coche.
'Culpar' a otra persona
Si la fotografía de la DGT no logra identificar claramente al conductor, el propietario puede alegar que no era él quien conducía... y pactar con otra persona (normalmente un familiar o un amigo muy cercano) para que asuma el marrón. Se trata de una triquiñuela efectiva, que realizan sobre todo conductores con problemas (por ejemplo, aquellos que, de sufrir una retirada de puntos, podrían perder temporalmente su carné).
Esta persona acepta la multa y protege al verdadero infractor. Ahora bien, si la DGT identifica la trampa y logra demostrarla, puede acusar al conductor real de haber cometido delito de falsedad documental.