El Pozo ha reducido la cantidad de producto en su línea de jamón cocido BienStar. Hasta hace poco, el envase contenía 85 gramos y costaba un euro. Ahora, solo incluye 65 gramos por el mismo precio. El resultado es un incremento del 30,78% en el precio por kilo, que pasa de 11,76 a 15,38 euros.
La modificación ha llamado la atención de los consumidores, que denuncian una práctica cada vez más extendida en los supermercados: ofrecer menos producto al mismo precio. La compañía no ofrece explicaciones sobre el cambio, pero asegura una "nueva imagen" en el envase, aunque lo que realmente ha cambiado es la cantidad.
El Pozo, menos jamón por 1 euro
Un cliente de la marca ha compartido con Consumidor Global su pesar. "La marca El Pozo ha modificado los envases de jamón dulce cocido. Ahora, por 1 euro se compra un sobre de 65 gramos. Solo al abrirlo ya ves que algo ha cambiado".
El caso refleja una tendencia que no pasa desapercibida para los usuarios, cada vez más atentos a la llamada reduflación. Esta es una estrategia que consiste en mantener el precio del envase mientras se reduce la cantidad. En el caso de El Pozo, la reducción se traduce en 20 gramos menos por pack respecto a la versión anterior.
Una práctica que se extiende
"La reduflación es algo que está ocurriendo de manera generalizada en muchos productos", explica a Consumidor Global Javier San Martín, profesor en OBS Business School. "Los consumidores no están normalmente pendientes de la cantidad que aparece en el envase. Eso permite que las marcas mantengan el precio, aunque en realidad se está encareciendo el producto por kilo", detalla.
El experto recuerda que El Pozo lleva tiempo aplicando este tipo de ajustes. "Primero con envases de 125 gramos, luego de 100, después de 85 y ahora de 65 gramos". Es una estrategia que las marcas usan para adaptarse al mercado sin que el consumidor perciba un incremento directo en el precio.
El efecto del 'precio redondo'
Uno de los factores clave detrás de esta estrategia, según San Martín, es el atractivo psicológico del precio cerrado. "Los productos a uno, dos o tres euros, especialmente si están en puntos calientes de la tienda, son un éxito", explica. "Un euro es una llamada estupenda. Aunque el precio del producto esté subiendo, si se etiqueta a un euro, la gente compra más", añade.
Esta táctica tiene raíces en el marketing de precios. Antes funcionaban mejor los finales en 0,99 o 0,95 euros. En la actualidad, el precio redondo de un euro es el que más llama la atención. "Muchas empresas quieren mantener productos a ese precio. Si los costes no les cuadran, buscan cómo hacerlo posible", apunta el experto. Y ahí es donde aparece la reduflación.
Los nuevos hábitos de consumo
Más allá de la estrategia comercial, San Martín señala que las marcas también justifican estas reducciones apelando a los nuevos hábitos de consumo. "Las unidades familiares son más pequeñas y la gente hace bocadillos más pequeños”, comenta. "Si antes se usaban 100 gramos para un bocadillo, ahora quizá bastan 70 o 75".
Sin embargo, aclara que ese razonamiento marketiniano no elimina el impacto económico. "De 85 a 65 gramos es una reducción del 22,5%. Estás bajando la cantidad, pero tu coste no baja en esa proporción. Los gastos de mano de obra, transporte o envasado son los mismos. Solo se reduce el coste de la materia prima".
Un silencio que pesa más que el envase
Consumidor Global se ha puesto en contacto con El Pozo para conocer su versión sobre esta reducción en la línea BienStar. Al término de este reportaje, la compañía guarda silencio.
Mientras tanto, los consumidores toman nota: cuando un producto cambia de imagen, puede que el cambio no esté solo en el diseño del envase. En muchas ocasiones, acabamos pagando más por menos. Y lo que es peor: sin darnos cuenta de ello.