Encontrar pequeños trucos que nos ayuden a vivir mejor siempre es una buena noticia. Con tantas horas repartidas entre trabajo, familia, compromisos sociales y cuidados personales, mantener la energía y la concentración se convierte en todo un reto. Y lo curioso es que la clave no siempre está en complejas rutinas de bienestar ni en técnicas de productividad imposibles de sostener, sino en algo mucho más sencillo: mantener el orden en los espacios donde pasamos la mayor parte del día.
Diversas investigaciones han mostrado que el desorden no solo afecta a la estética del hogar o de la oficina, sino que tiene un impacto directo en el estado de ánimo, los niveles de estrés y hasta en la forma en que tomamos decisiones.
El hábito cotidiano que mejora el ánimo y multiplica la productividad
Un estudio publicado en Nature Human Behavior por la Universidad de Columbia Británica advierte que no existen fórmulas mágicas para ser feliz, pero sí hábitos sencillos que marcan la diferencia. Uno de los más efectivos es rodearse de entornos organizados.
La explicación es clara: los espacios caóticos pueden elevar el cortisol (la hormona del estrés), provocar una sensación de sobrecarga y disminuir nuestra capacidad de concentración. En cambio, un hogar o escritorio ordenado actúa como un respiro mental que facilita la calma y, de paso, nos hace más productivos.
Esto cobra especial relevancia para quienes teletrabajan. Un escritorio lleno de papeles, cables y objetos innecesarios se traduce en distracciones constantes y en minutos perdidos buscando algo tan básico como un documento. Según la Harvard Business Review: “Cuando nuestro espacio es un caos, nosotros también lo somos”.
El poder del orden en casa y en el escritorio
El Instituto de Neurociencia de Princeton utilizó técnicas de resonancia magnética para comprobarlo: Nuestro cerebro prefiere el orden. Ver constantemente recordatorios visuales de desorganización consume recursos cognitivos y nos resta energía mental. Por el contrario, cuando los participantes del estudio despejaban su espacio de trabajo, su capacidad de concentración y procesamiento de información mejoraba de manera notable.
Otros estudios también relacionan el desorden con conductas poco saludables: Procrastinación, elección de comidas menos nutritivas e incluso mayor consumo de televisión o comida ultraprocesada como vía de escape.
Bienestar en el hogar: más allá de la limpieza
Un informe elaborado por el Consejo General de Psicología, la Psicofundación e IKEA, titulado Hogares con Psicología, refuerza esta idea. Concluye que algo tan simple como recoger la cocina a diario, ordenar la casa o hacer la cama puede incrementar la sensación de seguridad y bienestar mental, pues reduce la ansiedad de "tener tareas pendientes".
En cambio, acumular objetos innecesarios crea lo que los investigadores llaman el “lado oscuro del hogar”: espacios saturados que dificultan actividades básicas como cocinar o moverse con tranquilidad, generando malestar emocional y reduciendo la sensación de felicidad. En palabras de los autores, cuando las posesiones superan cierto límite, el hogar deja de ser un refugio para convertirse en un lugar que consume energía.
Una pauta sencilla para
Tener la casa y el espacio de trabajo ordenados no es solo cuestión estética: es un hábito de bienestar. Favorece la calma, reduce la ansiedad, potencia la productividad y hasta nos ayuda a tomar mejores decisiones. En definitiva, un entorno despejado se convierte en un aliado silencioso de nuestra salud mental y emocional.
Así que, aunque suene a consejo de madre, quizá tenga razón: dedicar unos minutos al orden puede ser una de las formas más fáciles de cuidarnos en el día a día.