¿Tuviste un móvil antes de los 13 años? Así ha perjudicado a tu salud
Un estudio desvela las conexiones de la posesión temprana de un terminal con el desarrollo de una mayor agresividad o con trastornos del sueño

A los 12 años. Esa es la edad media en la que los niños españoles reciben su primer móvil, según el estudio El dilema digital: La infancia en una encrucijada de Qustodio. Lo que antes era un regalo para la adolescencia, ahora se ha convertido en una herramienta para la preadolescencia e incluso la niñez. Kaspersky va más allá: en 2023 publicó una encuesta que reflejaba que, a nivel global, el 61% de los niños recibe su primer dispositivo entre los 8 y los 12 años.
Muchos padres regalan a sus hijos estos dispositivos para tener mayor comodidad y seguridad, puesto que así pueden comunicarse con los niños rápidamente en situaciones de emergencia. Sin embargo, los niños son más susceptibles al ciberbullying y se exponen tanto al contacto con extraños como a la visualización de contenido inapropiado. Un teléfono es, en definitiva, una puerta de entrada a un mundo virtual para el que no siempre están preparados.
Peor salud mental
De hecho, poseer un smartphone antes de los 13 años se asocia con una peor salud mental y bienestar en la edad adulta temprana, según un estudio global realizado a más de 100.000 jóvenes publicado en Journal of Human Development and Capabilities. El patrón se repite en personas que viven en regiones de todo el mundo.

Los datos muestran que este empeoramiento de la salud está en gran parte asociado con el acceso temprano a las redes sociales, algo que además puede generar trastornos del sueño y malas relaciones familiares en la edad adulta (en un 13% de los casos), algo que hasta ahora no se asociaba con la posesión temprana de un móvil. Además, la investigación menciona síntomas de mayor agresividad y desapego de la realidad, e incluso una mayor probabilidad de desarrollar pensamientos suicidas.
Restricciones similares al alcohol o el tabaco
Por ello, los investigadores (que reconocen que la pandemia de COVID-19 pudo haber magnificado estos problemas) instan a las autoridades a prevenir y piden que se implementen restricciones similares a las que hay con el tabaco o el alcohol.
“Desde principios de la década del 2000, los teléfonos inteligentes han transformado la forma en que los jóvenes se conectan, aprenden y conforman sus identidades. Pero junto con estas oportunidades, surge una creciente preocupación por cómo los algoritmos de redes sociales impulsados por IA pueden amplificar el contenido dañino”, publica, al respecto, Medical Xpress.