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El aviso de James Hamblin, experto en salud, sobre las duchas: "Es lo que dicta la norma social"

¿Dejar de ducharse mejora tu salud? El controvertido método de un médico y lo que opinan los expertos al respecto

Rocío Antón

El aviso de James Hamblin, experto en salud, sobre las duchas: "Es lo que dicta la norma social"/ Montaje CG

La ducha es uno de los hábitos diarios más comunes para millones de personas en todo el mundo. Para muchos, representa un momento de relajación, higiene y renovación. Pero… ¿Alguna vez te has detenido a pensar en cuánta agua consumes realmente cada vez que abres el grifo? ¿O si, tal vez, nos estamos excediendo con los productos que aplicamos en nuestra piel sin necesidad real?

¿Te imaginas pasar 8 años sin lavarte el pelo? ¡Madre mía, con este calor! Parece que te escucho decir… ¿Y dejar de enjabonarte durante casi una década las axilas? Una decisión que para muchos de nosotros sonará radical… ¿Pues quién entiende que alguien pueda literalmente dejar de ducharse? Esta es la decisión que un conferencista y doctor tomó hace más de ocho años.

Una nueva visión científica sobre la higiene personal

James Hamblin, médico especializado en salud pública y profesor de la Universidad de Yale, sorprendió al mundo con una afirmación radical: lleva más de ocho años sin ducharse en el sentido convencional. Nada de champú, ni geles, ni desodorantes industriales. En su libro Clean: The New Science of Skin, Hamblin explora cómo la obsesión por la limpieza podría estar perjudicando la salud más de lo que ayuda.

Su decisión de prescindir de jabones, geles y champús responde a una preocupación científica sobre el efecto de estos productos en el microbioma cutáneo, ese ecosistema invisible de bacterias beneficiosas que protege nuestra piel. Según el doctor, el uso excesivo de productos de higiene destruye esta barrera natural, haciendo a la piel más vulnerable a irritaciones, sequedad e incluso infecciones.

¿Qué dice la ciencia de dejar de ducharse?

"Existe una armonía entre los aceites y las sustancias químicas que la piel segrega de forma natural y el microbioma que vive en ella. Cuando nos duchamos con agua caliente y utilizamos jabón, alteramos temporalmente el microbioma. Pero también estás alterando esencialmente el suelo en el que viven esos microbios, al resecar tu piel y eliminar todos los aceites", explica a la CNN.

“Nos lavamos por costumbre, porque es una norma social, no porque sea estrictamente necesario desde el punto de vista médico", sostiene Hamblin, quien recalca que su intención no es fomentar la falta de higiene, sino invitar a una reflexión profunda sobre nuestras rutinas de aseo con respecto al jabón y los cosméticos químicos.

Esta es su peculiar rutina de higiene: agua y conciencia

Tras abandonar los productos de higiene, Hamblin atravesó un periodo de adaptación donde su cuerpo tuvo que reajustarse. Durante esos meses, reconoce que su olor corporal era más intenso, pero asegura que con el tiempo, el cuerpo encontró su equilibrio natural. Actualmente, su ritual diario de limpieza se reduce a usar únicamente agua.

 “También los microbios de la piel forman parte de nuestra defensa”, explica. Y aunque su propuesta no es aplicable a todo el mundo —especialmente a quienes tienen problemas dermatológicos—, cada vez más especialistas coinciden en que ducharse demasiado a menudo puede ser contraproducente para la salud de la piel.

¿Cuánta agua gastamos realmente al ducharnos?

El consumo de agua en una ducha depende de varios factores: tipo de ducha, duración y caudal del grifo. Una ducha promedio de cinco minutos consume entre 50 y 100 litros de agua. Si nos duchamos durante diez minutos, esa cifra puede duplicarse fácilmente, alcanzando los 200 litros.

Una persona se ducha / FREEPIK

Si extrapolamos este dato, una persona que se ducha diariamente durante diez minutos estaría utilizando cerca de 5.600 litros al mes, lo que supone más de 67.000 litros de agua al año. Este dato es especialmente relevante en un contexto global donde el acceso al agua potable sigue siendo un problema para millones de personas.

¿Ducharse a diario es realmente necesario?

La frecuencia ideal para ducharse sigue siendo tema de debate. Aunque muchas personas lo hacen a diario o incluso más de una vez al día, algunos expertos recomiendan limitar las duchas a lo realmente necesario, sobre todo si no se ha realizado actividad física intensa o si se vive en climas templados.

Recipiente de jabón de manos / CANVA

El problema no es la ducha en sí, sino cómo se realiza: duchas largas con agua muy caliente y uso de jabones agresivos pueden dañar la barrera natural de la piel, provocando sequedad, picazón y mayor sensibilidad.

Cómo cuidar tu piel sin renunciar a la higiene

Para mantener una higiene corporal adecuada sin comprometer la salud de la piel, puedes seguir estos consejos de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) para ducharte de forma segura:

  1. Prioriza las zonas clave: Las axilas, los pies y la zona íntima requieren mayor atención, ya que concentran glándulas sudoríparas. No es necesario enjabonarse todo el cuerpo a diario si estas áreas se limpian adecuadamente.

  2. Controla la temperatura del agua: Evita ducharte con agua muy caliente. Lo ideal es una temperatura templada entre 35ºC y 38ºC para no eliminar los aceites naturales de la piel.

  3. Elige productos suaves: Opta por jabones y geles sin fragancias artificiales ni ingredientes agresivos. Los productos con pH neutro o adaptado a la piel ayudan a conservar su equilibrio natural.

  4. Sécate con delicadeza: Después de la ducha, no frotes tu piel en exceso con la toalla. Hazlo suavemente, dando pequeños toques.

  5. Hidrata tu piel a diario: Tras la ducha, aplica una crema o loción hidratante. Según la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), es importante hacerlo porque durante la ducha la piel pierde hasta un 25% de su hidratación natural.

Repensando nuestros hábitos por salud y sostenibilidad

La experiencia de James Hamblin no es una invitación literal a dejar de ducharse, pero sí un llamado de atención. Nos obliga a reconsiderar cuánto es suficiente cuando se trata de limpieza personal. Con pequeños ajustes, podemos mantener una higiene saludable, proteger nuestra piel y, además, ser más responsables con el uso del agua.

En tiempos de creciente conciencia ambiental y problemas de salud relacionados con el exceso de productos químicos, reducir nuestras duchas o repensar la forma en que las hacemos puede ser un paso sencillo pero poderoso. La clave está en encontrar el equilibrio: cuidar de nuestro cuerpo sin dañarlo… ni al planeta.