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Los grandes mitos sobre la alimentación durante el embarazo

Cuatro nutricionistas identifican cuáles son las creencias populares más extendidas y erróneas que existen alrededor de la alimentación durante la gestación

Teo Camino

Una mujer embarazada con una manzana PEXELS

La desinformación está en todas partes --especialmente en las redes sociales y en infinidad de páginas web--. Pero también en las creencias populares más arraigadas. Por ello, a la hora de informarse sobre la alimentación durante el embarazo, ser autodidacta no alcanza, y ponerse en manos de profesionales es más que una mera recomendación.

Una mujer con un bol de comida / PEXELS

A continuación, cuatro nutricionistas especializadas en esa etapa tan especial de nueve meses en los que la mujer da forma y vida a un bebé, desmontan los grandes mitos sobre la alimentación durante el embarazo que todavía perduran y pueden poner en riesgo la salud de las futuras madres y de sus retoños.

Hidratos de carbono no, que engordan

“No se deben comer hidratos de carbono porque se sube de peso es un mito bastante extendido”, expone la dietista y miembro de Doctoralia, Karen de Isidro, quien recuerda que a partir del segundo trimestre la dieta de las embarazadas suele aumentar en unas 300-500 kilocalorías, como máximo.

De hecho, los hidratos son capitales durante el embarazo, pues proporcionan la energía necesaria tanto a la madre como al feto para su correcto desarrollo. La falta de carbohidratos durante el proceso de gestación suele asociarse a niñas y niños con bajo peso al nacer. Son recomendables los hidratos presentes en las legumbres, en pastas, arroces y cereales integrales, y evitar los simples (azúcar).

Comer por dos

Clásico entre los clásicos. “El principal es el de comer por dos cuando se está embarazada. No es cierto. Una cosa es el pequeño aumento de kilocalorías del segundo y tercer trimestre, y otra muy distinta, lo de comer por dos”, advierte la nutricionista miembro de la junta directiva del Colegio General de Nutricionistas de Valencia, Lis Zamora.

Una pareja prepara la comida / PEXELS

Esta creencia popular puede llevar a “una ingesta desmesurada, a sobrepeso y obesidad, y poner así en riesgo la salud de la embarazada”, añade la experta sobre la ganancia de peso en exceso en el embarazo, que no está recomendada. Y eso incluye otro mito como el de subir un kilo al mes, que “tampoco es cierto”, apunta la dietista y directora del centro que lleva su nombre en Barcelona, Júlia Farré.

Beber alcohol a partir del tercer mes

Lo de que se puede tomar alcohol a partir del tercer mes “también es falso”, expone la especialista en nutrición y dietética en el Centro Médico Multiconsulta de Zaragoza y miembro de Top Doctors, Mónica Herrero Martínez. “Hay suficientes estudios científicos para saber que hay que evitar el alcohol a lo largo de todo el embarazado”, añade la experta.

Aunque a veces se da permiso para una copa de vino, “es un error y no se debería tomar”, hace hincapié De Isidro, quien explica que el alcohol está totalmente desaconsejado porque pasa a través de la placenta y puede provocar abortos, bajo peso al nacer o malformaciones.

Antojos, pecas y manchas

Durante los nueve meses del embarazo puede cambiar la apetencia o rechazo de determinados alimentos. Los altos en grasas, en especial, suelen apetecer más. Como también los salados. A estos cambios de gusto provocados por el olor, la consistencia o el sabor, la gente los suele denominar antojos.

Tradicionalmente, se ha dicho que, “si la embarazada no satisface los antojos que tiene, al niño le saldrán pecas o manchas que adoptarán la forma del alimento deseado. “Por supuesto, es un mito”, apunta Farré, por si a alguien le quedaba alguna duda.

Si ya era sedentaria antes, ahora también

No tiene nada que ver con la alimentación, pero también está bastante extendido y hay que desmentirlo. Que la mujer que era sedentaria antes del embarazo no puede hacer ejercicio durante el periodo de gestación, obviamente, “también es totalmente falso”, apunta Herrero.

Algunas personas, incluso, creen que, si no se ha practicado antes, hacer ejercicio durante el embarazo puede aumentar el riesgo de aborto natural. Si se diferencia entre los embarazos de curso normal y aquellos que tienen alguna patología y requieren recomendaciones concretas, “hacer ejercicio moderado todos los días es una recomendación importante”, sentencia la nutricionista del Centro Médico Multiconsulta de Zaragoza.