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Un día dentro de la fábrica de Font Vella

En su 150 aniversario, la marca de agua propiedad de Danone abre las puertas de su planta para mostrar la fusión entre origen e innovación

Ana Carrasco González

La fábrica de Font Vella / SIMÓN SÁNCHEZ (CONSUMIDOR GLOBAL)

Cuando los veraneantes adinerados llegaban, allá por 1898, a Sant Hilari Sacalm (Girona) buscando aire puro y aguas medicinales, un hombre menudo y tenaz, Jaumet del Flabiol, recorría el pueblo con un carro y un flautín repartiendo agua del manantial que brotaba, pura y helada, de las entrañas del macizo de Les Guilleries. Aún no tenía nombre comercial, pero lo que vendía Jaumet era, en realidad, una botella de Font Vella

Quizá el hilariense no podía imaginar que su pequeña ruta de reparto acabaría marcando el inicio de una de las marcas más emblemáticas de agua mineral del país. Ciento cincuenta años después, este pueblo de postal incrustado entre los bosques del Parque Natural del Montseny-Guilleries sigue siendo la cuna de Font Vella. Y es aquí, en una discreta planta a las afueras del municipio, donde cada día comienza el desfile de millones de botellas que acabarán en estanterías, barras de bar y frigoríficos de toda la península.

Dentro de la fábrica de Font Vella

Font Vella ha abierto las puertas de su centro neurálgico por su 150 aniversario. A simple vista, la entrada a la fábrica no anuncia espectáculo alguno. Pero, en su interior, uno asiste a una coreografía hipnótica de acero, plástico reciclado y precisión robótica. Todo está limpio, brillante, casi quirúrgico. Y todo se mueve. 

La fábrica de Font Vella / SIMÓN SÁNCHEZ (CONSUMIDOR GLOBAL)

En el primer tramo de la visita, se accede a una galería acristalada desde la cual puede observarse el área de embotellado. Allí desfilan las botellas como un ejército perfectamente sincronizado. Son miles, tal vez millones. Van en fila india, relucientes, avanzando por cintas mecánicas sin pausa ni error. Las botellas nacen en un extremo de la planta a partir de pequeñas preformas de plástico que se inflan con aire caliente. Son de nueva generación, hechas al 100% con plástico reciclado (rPET), una estrategia que forma parte del compromiso de sostenibilidad de Danone, propietaria de Font Vella.

Origen e innovación

Cada envase pasa por un escáner que comprueba que no hay ni una mota de impureza. Después, se llenan, se sellan, se etiquetan. El sonido metálico y constante de las máquinas es hipnótico. La atmósfera, sin embargo, no es opresiva, pues los operarios trabajan con calma, las luces son suaves y el ambiente, aunque industrial, respira pulcritud.

La fábrica de Font Vella / SIMÓN SÁNCHEZ (CONSUMIDOR GLOBAL)

El etiquetado es casi ceremonial. La nueva imagen apuesta por una botella de un litro y medio que destaca por su elegancia y sobriedad, reflejando un diseño renovado que, en palabras de Soledad Camacho, vicepresidenta de marketing de Danone, “busca capturar la fusión entre nuestro origen y nuestra innovación”.

Agua con gas y vidrio retornable

Uno de los puntos destacados del recorrido es el área destinada a la producción de agua con gas, pensada exclusivamente para hostelería y restauración. Aquí no hay plástico; se embotella en vidrio retornable, una decisión estratégica que duplica la tasa de retornabilidad del envase y se alinea con la creciente demanda de sostenibilidad en el canal Horeca.

El agua con gas de Font Vella / SIMÓN SÁNCHEZ (CG)

Además de presentar el agua con gas en envase de vidrio y una botella renovada, Font Vella ha ampliado su portfolio con varias novedades que refuerzan su liderazgo en hidratación saludable. Entre ellas, destacan tres nuevas gamas de agua mineral natural saborizada: con zumo de frutas, con toque de frutas y con extracto de té. Estas ocho nuevas referencias, elaboradas exclusivamente con ingredientes de origen natural, buscan ofrecer una alternativa refrescante que responda a las tendencias actuales del consumidor. Sin embargo, durante la visita a la fábrica, la compañía mostró cierta discreción a la hora de revelar detalles específicos sobre los procesos de producción y envasado de estas novedades.

François Lacombe: “No podemos hacerlo solos”

Durante el acto institucional celebrado en la misma planta, François Lacombe, director general de Danone Iberia, resume el nuevo rumbo de Font Vella con una frase clara: “Muy pocas marcas en el mundo tienen el honor de sumar tantos años de historia, pero el liderazgo del pasado no garantiza el del futuro. Solo lo lograremos si trabajamos juntos. Desde Danone no podemos hacerlo solos”. 

François Lacombe, director general de Danone Iberia / SIMÓN SÁNCHEZ (CG)

La marca, según sus datos, está presente en más de 66.000 puntos de venta en España. “El consumo fuera del hogar ya supone la mitad de nuestro negocio”, expone. Por eso, buena parte de la inversión -40 millones de euros en cinco años entre esta planta y la de Sigüenza- se ha destinado a adaptarse a nuevas formas de consumo: envases más sostenibles, sabores naturales con base de agua mineral, y alianzas con la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria para fomentar una hidratación saludable.

El pueblo de las cien fuentes

Más allá de la fábrica, Sant Hilari sigue siendo un rincón que parece haberse quedado en otro tiempo. Conocido como el “pueblo de las cien fuentes”, alberga más de un centenar de manantiales que salpican sus calles y prados. Aquí, el agua trasciende su condición de recurso o producto para convertirse en un elemento definitorio de la identidad local.

La fábrica de Font Vella / SIMÓN SÁNCHEZ (CG)

A cada paso, uno se cruza con placas que indican nombres de manantiales: la Font del Pic, la de la Formiga, la de la Llagosta. El pueblo ha vivido al ritmo del agua durante generaciones. De hecho, muchos de los operarios de la planta actual son descendientes de aquellas primeras familias que trabajaban en la recolección y distribución del agua mineral.

Un pedazo de pureza

La fábrica de Font Vella trasciende su función como planta de embotellado; es un nodo donde convergen la industria, el entorno natural y la memoria colectiva. El agua que aquí se procesa no es solo un recurso, sino un legado que mira hacia el futuro. En un mercado que demanda transparencia y compromiso genuino, pocas marcas pueden ofrecer ambos atributos con coherencia en cada litro.

Si Jaumet del Flabiol viera hoy esas filas interminables de botellas desfilar por la fábrica, podría reconocer en ellas el mismo propósito: llevar un pedazo de pureza a cada hogar.