¿El agua embotellada caduca?
Con el paso del tiempo, algunos envases de plástico se pueden degradar y liberar determinados compuestos químicos

El agua del grifo está suficientemente controlada y es segura en la mayoría de regiones españolas, pero, según un estudio de la Asociación de Consumidores y Usuarios (OCU), el 41% de los españoles bebe habitualmente agua mineral envasada en su casa. Muchos lo hacen, sobre todo, por el sabor.
Quienes más beben agua embotellada son los residentes en la Comunidad Valenciana, donde un 70% de los encuestados por la OCU la consume de forma habitual. Les siguen los catalanes (66%), gallegos (49%) y castellanomanchegos (44%). En algún momento, es posible que a alguno de estos consumidores se le haya pasado por la cabeza la duda de si esta bebida caduca.
Consumo preferente
La respuesta no es tan rápida como en el caso de los alimentos no perecederos, aquellos que tardan bastante tiempo en echarse a perder. Sin embargo, la mayoría de las empresas fabricantes recomiendan tomar el agua embotellada, como tarde, 1 o 2 años después de comprarla. Con todo, esta bebida no caduca, y la fecha que aparece en el envase está indicando el consumo preferente.

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido en un informe que beber agua embotellada después de su fecha de consumo preferente no entraña riesgos para la salud, siempre y cuando el envasado y el almacenamiento (en un lugar limpio, fresco y seco) se hayan llevado a cabo en condiciones óptimas.
Liberación de tóxicos
No obstante, con el paso del tiempo, ciertos químicos pueden desprenderse del plástico, que se degrada y puede llegar a liberar tóxicos al agua. Pero los consumidores deben estar tranquilos, puesto que la mayoría de estudios científicos coinciden en que estas cantidades de tóxicos son muy pequeñas y no suponen un riesgo para la salud humana.
Por otra parte, también depende de los compuestos que haya incluido cada fabricante. Así, si la botella de plástico contiene bisfenol A (BPA), su degradación puede ser más problemática. Por ello, en los últimos años muchas empresas han eliminado esta sustancia de sus botellas.
Tipos de agua embotellada
Tal y como establece la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), en España existen tres tipos de aguas embotelladas: aguas minerales naturales (AMN), aguas de manantial (AM) y aguas potables preparadas (APP).

Las dos primeras se caracterizan por su origen subterráneo y por su contenido en minerales, oligoelementos y otros componentes, así como por su pureza original. Por su parte, las APP son de menor calidad: pueden tener cualquier tipo de procedencia y se someten a los tratamientos fisicoquímicos necesarios para que reúnan las características de potabilidad establecidas.
El negocio del agua embotellada
En España hay muchas empresas que comercializan agua embotellada, un sector caracterizado por el uso masivo del plástico y la explotación de las aguas subterráneas, a pesar de que la sequía atenaza a muchas regiones. De hecho, según publicó El Periódico de España, España es el cuarto productor de aguas minerales de la Unión Europea (UE) y el sector facturó 1.274 millones de euros en el año 2022.
“OCU insiste en priorizar el agua del grifo, salvo que el sabor sea desagradable, en cuyo caso aconseja comprar aguas minerales de manantiales situados en la misma región del consumidor: tanto por el menor impacto medioambiental que genera su transporte, como porque suelen ser más baratas. Y si es posible, en garrafa de cinco u ocho litros, aún más económica. Luego, en casa, el agua mineral debe conservarse en un ambiente fresco y seco, protegido de la luz solar. Y una vez abierta debe beberse en dos o tres días”, dice la entidad.