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Timos a través de Instagram

Ante la abundancia de estafas, hay que desconfiar de las ofertas en cuentas de redes sociales que no están respaldadas por una empresa conocida

El videoblog de Alejandro Tercero, sobre los timos a través de Bizum / CG
El videoblog de Alejandro Tercero, sobre los timos a través de Bizum / CG

Se acerca el cumpleaños de tu hijo pequeño. Este año se ha portado bien, y le haría ilusión unas deportivas. En concreto, unas Nike Jordan 4 University. En fin, unas bambas –sneakers, como dicen ahora– que superan ampliamente los 100 euros. Demasiado para tu presupuesto actual. Y más, con los precios por las nubes; con la luz, el gas y el agua disparados, y cuando llenar la nevera cuesta una fortuna.

 

Hablando de esto con un familiar, te dice que un amigo suyo consigue buenos chollos a través de Instagram. Y te recomienda una cuenta de esa red social en la que ofrecen buenos productos a muy buenos precios. Supones que lo conseguirán directamente de fábrica y que, al saltarse intermediarios –tiendas, distribuidores, etcétera– pueden reducir los costes.

La cuenta se llama Zapas Siroko, y tiene buena pinta. Fotos bonitas de todo tipo de ropa y calzado deportivo. Sobre todo de Nike, pero también de otras marcas como Lacoste, Adidas o Gucci.

Así que, mandas un mensaje directo, como indican, y enseguida te responden. “Hola, ¿tenéis unas Jordan 4 University azules del número 37?”. “Sí. Están a 65 euros. Te las enviamos en 48 horas contra reembolso”. Tú, encantado, piensas: ¡Bien! Es un precio buenísimo. Además, no puede ser un timo porque solo las pago cuando me lleguen.

Rápidamente confirmas el pedido y, efectivamente, a los dos días te llega el paquete. Pero la decepción no puede ser mayor cuando al abrirlo descubres que dentro hay un par de deportivas cutres que en un mercadillo no cuestan más de 4 ó 5 euros.

De inmediato, mandas un mensaje a la cuenta de Instagram con una foto de las alpargatas que te han llegado. “Hola. Pedí unas Nike Jordan y me ha llegado esto. Debe de ser un error, ¿no?”. Pero ahora ya nadie responde. Da igual lo mucho que insistas. Y un escalofrío te recorre el cuerpo. A medida que pasan las horas, se confirma: me han timado 65 euros. No hay dirección a la que reclamar. Y se te queda cara de tonto. ¿Cómo he podido picar?, te preguntas. Pero son muchos los que caen en estas trampas.

La estafa de Zapas Siroko solo es un caso más de los innumerables que hay en las redes sociales. Cuentas piratas que se abren cuando otras son cerradas. Y así sucesivamente.

Por eso, insistimos, tengan cuidado ahí fuera.

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