Se buscan voluntarios: la Agencia Espacial Europea ofrece 5.000 euros por estar en cama 10 días
¿Estarías dispuesto a pasarte casi dos semanas postrado en una cama a cambio de 5 000 euros? Conoce los requisitos para presentarte como voluntario al nuevo estudio de la Agencia Espacial Europea

El físico y exastronauta de la NASA, Jay Buckey, ha investigado los efectos de la ausencia de gravedad en el organismo humano. En una charla breve organizada por Ted-Ed, una plataforma de divulgación educativa y motivacional, Buckey explicó que el cuerpo humano está diseñado para operar bajo la influencia de la gravedad terrestre. Si nos trasladáramos a un ambiente con una fuerza gravitatoria diferente, como una estación espacial, nuestro cuerpo sufriría transformaciones notables.

Se ha comprobado que los astronautas experimentan pérdida de densidad ósea y reducción de fuerza muscular durante su estancia en el espacio, además de alteraciones en su sentido del equilibrio.
Se buscan voluntarios para un experimento sobre microgravedad
Para profundizar en estos estudios, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha abierto una convocatoria dirigida a voluntarios dispuestos a contribuir a la investigación sobre los efectos de la ingravidez. Esta propuesta ha despertado gran interés, ya que ofrece una compensación de 5.000 euros a quienes acepten permanecer en cama durante 10 días seguidos. Este experimento, denominado Vivaldi III, tiene como propósito simular los impactos de la microgravedad en el cuerpo humano, proporcionando información crucial tanto para futuras misiones espaciales como para el ámbito médico en la Tierra.

El objetivo central del estudio es examinar los cambios fisiológicos derivados de la microgravedad. En el espacio, la falta de gravedad provoca alteraciones en el sistema músculo-esquelético, desequilibrios hormonales y modificaciones en el sistema nervioso. Al recrear estas condiciones en un entorno controlado en la Tierra, los científicos pueden analizar estos efectos con mayor precisión y diseñar estrategias para contrarrestarlos.
Método del estudio: inmersión seca
Los participantes del experimento deberán permanecer acostados sobre un colchón de agua durante 10 días. Este dispositivo está diseñado para imitar la sensación de ingravidez que se experimenta en el espacio. La técnica utilizada, conocida como "inmersión seca", consiste en cubrir a los voluntarios con un material impermeable que los mantiene secos mientras flotan sobre el líquido.

Durante este tiempo, los participantes no podrán ponerse de pie ni cambiar de postura y deberán realizar todas sus actividades, incluyendo la alimentación y funciones fisiológicas, en posición reclinada.
Requisitos para participar
La ESA busca hombres entre 20 y 40 años con un buen estado de salud, no fumadores y con un índice de masa corporal (IMC) entre 20 y 26. Además, deben medir entre 1,65 m y 1,80 m y llevar un estilo de vida físicamente activo. Quienes tengan restricciones dietéticas o padezcan afecciones médicas que requieran tratamiento no podrán ser seleccionados.

Peligros de la ingravidez prolongada: atrofia muscular y osteoporosis
La ingravidez provoca una serie de cambios en el organismo, entre ellos la disminución de la masa muscular, la pérdida de densidad ósea y desequilibrios hormonales. Este estudio no solo medirá estos efectos, sino que también analizará la relación entre los sistemas nervioso y visual, además de examinar la respuesta del sistema inmunológico.
Uno de los efectos más notables de la microgravedad prolongada es la degeneración del tejido muscular y óseo. Sin la fuerza gravitatoria que genera resistencia, los músculos de la espalda y las piernas dejan de soportar peso, lo que provoca su debilitamiento progresivo. En ausencia de ejercicio regular, los astronautas pueden perder hasta un 20% de su masa muscular en un periodo de 5 a 11 días.
Regeneración ósea en ausencia de gravedad
De igual manera, la carencia de presión mecánica sobre los huesos provoca una acelerada pérdida de densidad ósea. En un entorno sin gravedad, la reducción de la masa ósea puede alcanzar un 1,5% en un solo mes, en comparación con el 3% que se pierde a lo largo de una década en la Tierra. Las áreas más afectadas son la parte inferior de la columna vertebral, la articulación de la cadera y el fémur. Esta disminución de la densidad ósea puede hacer que los huesos se vuelvan frágiles y presenten características similares a la osteoporosis.
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El proceso de formación y destrucción ósea también se ve alterado en el espacio. En condiciones normales, el cuerpo equilibra la actividad de las células encargadas de descomponer el hueso y las responsables de su regeneración. No obstante, en ausencia de gravedad, las células destructoras se vuelven más activas, lo que provoca que los huesos se descompongan y liberen minerales que el organismo reabsorbe.
Cambios en el cuerpo tras 16 días en microgravedad
En la Tierra, cada vez que se destruye una porción de tejido óseo, nuevas capas la reemplazan, manteniendo un equilibrio entre estos procesos. Sin embargo, en el espacio, se ha observado que las células encargadas de degradar el hueso aumentan en número, mientras que las células responsables de su regeneración disminuyen. Además, se reduce la presencia de factores de crecimiento, fundamentales para la formación de nuevo tejido óseo. En el siguiente vídeo, el creador de contenido responsable de la cuenta @tufisiotemueve explica algunas de las consecuencias mentales de vivir con este problema, pues va más allá de lo físico.
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Los estudios en ratones han demostrado que, tras 16 días en microgravedad, los niveles de calcio en la sangre aumentan debido a la descomposición ósea. Este exceso de calcio puede derivar en la calcificación de tejidos blandos y un mayor riesgo de formación de cálculos renales.
Recuperación tras la exposición prolongada al espacio
En los astronautas, se ha registrado un incremento en la actividad de las células destructoras de hueso, especialmente en la región pélvica, que en la Tierra soporta la mayor parte del peso corporal. No obstante, a diferencia de los pacientes con osteoporosis, los astronautas que han permanecido en el espacio por tres o cuatro meses logran recuperar su densidad ósea habitual tras un periodo de adaptación de dos a tres años en la Tierra.