Un Mini Cooper S, modelo John Cooper Works (JCW), impacta frontalmente contra la parte trasera de un vehículo en la incorporación a la M-30. Afortunadamente, no hay heridos de consideración.
Dentro del vehículo viajan Manuel Soriano y su hermano, este último con una leve quemadura en la muñeca por el airbag. Nada grave. Sin embargo, Génesis, la compañía de seguros perteneciente al Grupo Generali, ha hecho que la colisión fortuita esté siendo realmente traumática.
La promesa implícita del “a todo riesgo” y la letra pequeña
El accidente tuvo lugar el 23 de febrero y la culpa la tiene Soriano. No obstante, este cliente había depositado su confianza –y su dinero– en Génesis, al contratar un seguro a todo riesgo. Cuando adquirió su Mini Cooper (de 2005) en 2024, renovó la póliza con ellos. La lógica era clara; en caso de accidente, el seguro debía encargarse de todo. Esa era la promesa implícita del “a todo riesgo”.
No obstante, la compañía de seguros declaró el coche como siniestro total y envió un finiquito, sin posibilidad de negociación, con dos cantidades: 1.245,45 euros si el cliente se encargaba de la reparación o 2.535,45 euros si entregaba el coche para su desguace, cobrando un valor residual de 1.290 euros.
Una reparación que vale más que el valor de mercado del coche
“Cuando lo leí, no sabía si era una broma. El coche no estaba para desguace. Y ni siquiera habían comprobado su funcionamiento interno. El perito lo miró por fuera y ya”, cuenta Soriano a Consumidor Global. Según le confirmó el propio mecánico del taller donde fue trasladado el vehículo, la evaluación fue superficial. La luna delantera estaba rota –por el disparo del airbag–, la chapa hundida y los faros destrozados.
“El vehículo es perfectamente reparable. De hecho, se está reparando. No es tan grave el impacto”, declara el cliente. “Pero si la reparación vale 2.000 euros y el valor venal real es de 1.710 euros, se desentienden. Esto, a mi forma de ver, y dado el bajo coste de la reparación, me parece execrable”, añade. El valor venal de un coche es el precio estimado que tendría en el mercado de segunda mano en el momento inmediatamente anterior a un siniestro.
Sin posibilidad de una segunda peritación
Pese a ello, Génesis calificó el vehículo como siniestro total, amparándose en que el coste de reparación superaba el valor venal. Soriano pidió una segunda peritación, amparándose en el artículo 38 de la Ley de Contrato de Seguro (LCS 50/1980). Fue denegada.
La cifra de la indemnización (1.245 o 2.535 euros) suena a sarcasmo al tener en cuenta que el valor de del vehículo nuevo, con el equipamiento instalado, asciende a 39.418 euros, tal y como consta en la documentación oficial de km77.com. Lo que más indigna al asegurado no es solo la cifra. Es la actitud. “Te venden una póliza a todo riesgo y cuando llega el momento de actuar, lo que recibes es bloqueo y desprecio”, afirma Soriano.
Aceptación bajo protesta
Tras cuatro meses de comunicaciones frustradas, llamadas colgadas, correos electrónicos sin respuesta y nula flexibilidad, Manuel aceptó el finiquito. Pero lo hizo “bajo protesta y con reserva de derechos”, un recurso legal que le permitirá seguir reclamando judicialmente.
El documento, al que este medio ha tenido acceso, detalla punto por punto las vulneraciones que Manuel atribuye a la aseguradora: desde la infracción del artículo 8 de la Ley del Contrato de Seguro (por ignorar el valor real de mercado), hasta el artículo 20 (por impago de intereses legales), pasando por un peritaje “defectuoso” y la imposibilidad de solicitar una tasación independiente.
Consumidor Global se ha puesto en contacto con Génesis, sin embargo, al término de este reportaje, no se ha obtenido respuesta alguna por parte de la aseguradora.