Suazilandia, oficialmente conocida como Esuatini desde su renombramiento en 2018, es un pequeño país del sur de África, enclavado entre Sudáfrica y Mozambique. Sin salida al mar y con apenas 17.000 kilómetros cuadrados de superficie, su territorio está formado por montañas, sabanas y valles.
A pesar de su tamaño, Esuatini mantiene una peculiaridad que lo distingue del resto del continente. Es la última monarquía absoluta de África. Su jefe de Estado, el rey Mswati III, ostenta un poder casi sin contrapesos y es conocido tanto por su estilo de vida opulento como por sus decisiones controvertidas.
La Conferencia Internacional de la ONU
Esta semana, el monarca ha estado en el centro de la atención durante su visita a Sevilla, donde participó en la IV Conferencia Internacional de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo junto a otros 200 líderes mundiales. Como parte del protocolo oficial, fue recibido por los reyes Felipe y Letizia en el Real Alcázar, donde compartieron una cena de gala.
No obstante, lo que más ha llamado la atención no han sido sus intervenciones diplomáticas, sino las excentricidades que acompañaron su paso por la ciudad.
¿Un trono? ¿Una fotografía de cuerpo entero?
Según ha informado el diario ABC, el equipo del rey solicitó expresamente que se le proporcionara un trono en el hotel de lujo donde se alojó. La petición, inusual incluso para altos dignatarios, fue solo una de las varias exigencias del monarca africano.
Poco después, miembros de su séquito acudieron a una copistería sevillana para imprimir una fotografía de cuerpo entero del rey, en alta resolución y a gran escala. La imagen, que debía estar lista ese mismo día, fue posteriormente enmarcada en dorado en una marquetería cercana. Esta práctica no es anecdótica; en Esuatini es común que la figura del rey esté presente en todos los espacios públicos y privados del país, desde oficinas hasta hoteles.
16 esposas y 35 hijos
La excentricidad de Mswati III no se limita a sus viajes. Su reinado ha estado marcado por el lujo personal mientras su pueblo sufre una profunda crisis económica. Con una fortuna personal estimada por Forbes en más de 200 millones de dólares, el rey es propietario de una extensa colección de coches de lujo, incluidos Rolls-Royce y BMW de alta gama, y en 2004 adquirió un jet privado valorado en 50 millones de dólares, una decisión que levantó fuertes críticas internacionales dada la pobreza estructural de su país, donde más del 60% de la población vive con menos de dos dólares al día.
Mswati III es el último monarca absoluto de África. Accedió al trono tras la muerte de su padre, Sobhuza II, quien tuvo cerca de 200 hijos con 70 mujeres. Mswati, el hijo número 67, fue elegido por su linaje materno y hoy es conocido por mantener viva la tradición polígama de la realeza suazi: tiene al menos 16 esposas y entre 30 y 35 hijos. En esta ocasión, viajó solo con la reina Nontsetelo Magongo, su novena esposa, con quien contrajo matrimonio en 2002 cuando ella alcanzó la mayoría de edad.
Carácter patriarcal y cosificador
Cada año, el rey preside el controvertido festival del Umhlanga, también conocido como la danza de las cañas, en el que miles de jóvenes bailan en honor a la reina madre. Este evento, donde el monarca ha elegido en el pasado a varias de sus esposas, ha sido duramente criticado por organizaciones de derechos humanos por su carácter patriarcal y cosificador.
Mientras tanto, Esuatini enfrenta serios desafíos: el país tiene una de las tasas de VIH más altas del mundo, con una prevalencia superior al 25% entre la población adulta. Un contraste extremo con la opulencia que rodea al monarca, cuyas excentricidades, como se ha evidenciado en su paso por Sevilla, no parecen tener límites.