Gonzalo Bernardos, economista: "El precio del jamón es bastante difícil que baje"
El especialista advierte de que solo un shock comercial o una caída masiva de la demanda podría abaratar este embutido en Navidades
El brote de Peste Porcina Africana (PPA) detectado en la sierra de Collserola ya deja 50 jabalíes muertos y un operativo sanitario sin precedentes en Cataluña. Se trata del primer episodio de este virus en España desde 1994 y, aunque de momento no ha alcanzado a ninguna granja, su impacto económico empieza a preocupar seriamente a productores, distribuidores y exportadores.
La Generalitat, apoyada por la Unidad Militar de Emergencias (UME), la Guardia Civil y los Agentes Rurales, mantiene un perímetro de seis kilómetros alrededor de la zona cero, donde se rastrean cadáveres y se desinfectan rutas forestales para evitar que el virus salte a animales domésticos. La alerta es máxima porque Cataluña concentra buena parte del músculo porcino español.
Un golpe a las exportaciones en el peor momento
El sector ya ha empezado a sentir el impacto: se ha bloqueado un tercio de los certificados de exportación hacia países extracomunitarios, según datos del Ministerio de Agricultura. China, Japón o Reino Unido han suspendido temporalmente importaciones procedentes de zonas afectadas, lo que amenaza a una industria que ronda los 8.800 millones de euros anuales.
En plena campaña navideña, la pregunta inevitable es qué pasará con el precio del jamón. Y aquí entra en juego Gonzalo Bernardos, uno de los economistas más mediáticos del país, que ha analizado el asunto con su estilo directo habitual.
“El precio del jamón es bastante difícil que baje”
Bernardos considera que, si el brote se contiene en Collserola y no entra en granjas, lo lógico es que el mercado aguante sin desplomes. “El precio del jamón es bastante difícil que baje”, afirma. Según él, solo podría hacerlo si coincidieran tres factores muy improbables.
El primero sería una caída masiva de la demanda por miedo, algo que descarta de forma rotunda: “Que la población deje de comer jamón por miedo: descartado totalmente.”
El segundo sería una maniobra comercial agresiva: “Solo podría bajar si un supermercado potente decidiera hacer del jamón un producto estrella y tirara el precio estas Navidades.”
Y el tercero —el más delicado— está ocurriendo parcialmente: el cierre de exportaciones. Bernardos apunta que “lo más probable es que solo se cierren los mercados de exportación de jamones producidos en Barcelona”, un escenario que ya se está materializando en distintos mercados internacionales.


