En 2019, la atleta gallega Ana Peleteiro fue muy criticada tras afirmar en un programa de televisión, en un ambiente distendido, que tomar una cervecita “para recuperar” era positivo para los músculos. Lo hizo, conviene precisar, entre risas, pero las declaraciones de la campeona de Europa de triple salto reflejaban la existencia de un mito: el de que esa cañita post entreno es inocua o incluso positiva.
La cerveza contiene alcohol, que es un diurético, así que contribuye a deshidratar el cuerpo, y además puede ejercer cierta inflamación temporal del sistema inmunológico. Una y otra vez, los expertos han señalado que el alcohol es un tóxico perjudicial, siempre y en cualquier cantidad.
Cervezas isotónicas
Hace unos años, algunas marcas, conscientes de que existía un nicho, trataron de popularizar las cervezas isotónicas. Sin embargo, en 2016, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (Cgcom) y la Sociedad Española de Medicina del Deporte (Semed) emitieron un comunicado en el que advertían de que “la cerveza que se presenta como bebida para deportistas no cumple con los criterios y garantías necesarios para ser recomendada ni en el deporte ni en la actividad física”.
La última vuelta de tuerca ha llegado de la mano del auge de los productos proteicos, una tendencia vinculada con el interés en las dietas y en el ejercicio físico. El consultor dietista-nutricionista Juan Revenga criticó esta moda en un artículo reciente publicado en Consumidor Global.
Cantidad de proteína
“Las cantidades diarias recomendadas de ingesta de proteínas según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) son, de media, 54 gramos para los hombres y de 41 para las mujeres. Sin embargo, los españoles, en aquella encuesta, consumían de media tantos como 109 gramos/día y, en el caso de las mujeres, 88 gramos/día”, alertaba Revenga.
El apogeo es aún más palpable en Estados Unidos: The Atlantic publicó un reportaje el 20 de junio titulado The Protein Madness Is Just Getting Started. El subtítulo era aún más revelador: “Americans are taking their obsession with supplements to new extremes”, y en el texto se dice que nada está a salvo del “pandemónium” proteico, ni siquiera la cerveza, alejada del campo de la salud y feliz en su esfera de disfrute y despreocupación.
Cerveza Thrive
En este sentido, Decathlon comercializa una muy particular, específicamente destinada a deportistas por su “gran potencial de recuperación postejercicio”. Es una sin alcohol llamada Thrive, y aporta “10 gramos de proteínas y los carbohidratos que necesitas en una bebida deliciosa que quita la sed”.
“Nuestra cerveza proteica Thrive Peak sin alcohol sólo contiene ingredientes naturales: agua, malta, lúpulo, levadura + proteínas de lactosuero. Estos son sus valores nutricionales por cada 100 ml:
- · Energía (Kcal/Kj): 29/122
- · Materias grasas (g):
- · Carbohidratos (g): 4,1, de los cuales azúcares (g) 2,8
- · Proteínas (g): 3
- · Sal (g):
“Opción perfecta para recuperarse de un esfuerzo físico”
“Thrive Peak es la opción perfecta para recuperarse de un esfuerzo físico, mientras que Thrive Play, baja en calorías y rica en vitaminas B y D, es ‘la cerveza más sana del mundo’”, dicen sobre esta bebida en la web de Alimentaria, la feria internacional de alimentación, bebidas y food service que se celebra en Barcelona cada dos años.
Este medio la ha probado tras comprarla en Dectahlon (un pack de 4 latas cuesta 8,99 euros), y lo cierto es que sabe a una sin más densa y pesada.
Ingredientes naturales
“Todos los ingredientes utilizados en su elaboración son naturales: agua, cebada, lúpulo y levadura, y no contiene azúcares añadidos, edulcorantes, aromas, conservantes ni colorantes. Tampoco alcohol, pues utilizan una levadura patentada libre de los azúcares que produce la cebada durante la fermentación”, añaden.
Además, se recomienda consumirlas “entre una y dos horas después del ejercicio, cuando el organismo pide las proteínas y carbohidratos necesarios para recuperarse”. Se elabora, indican, en Flandes, en una fábrica vanguardista que lleva años produciendo cervezas sin alcohol.
“Sobre el papel no está mal”
“Podría ser peor, sobre el papel no está mal”, valora a preguntas de este medio Paloma Quintana, nutricionista deportiva y tecnóloga de alimentos y complementos. “No lleva azúcares (si bien es verdad que la propia malta ya tiene sus propios hidratos de carbono naturales), contiene un añadido de proteína… Aunque, si se analiza al completo, considero que la mezcla no tiene demasiado sentido”, arguye.
Esta experta agrega que la valoración del producto también depende del enfoque que tenga el consumidor. Si va a elegir eso pensando que está tomando una decisión súper saludable, se equivocará.
“Una cosa rara”
“Creo que se queda a medias entre el que quiera disfrutar de una cerveza de verdad -hay cervezas artesanas ecológicas sin alcohol que podrían estar bien- y el complemento. Si lo que quiere es añadir proteína, el consumidor debe, en primer lugar, revisar su alimentación. Y, si no sabe cómo hacerlo, debería buscar un nutricionista que le enseñará a incluirla. Si necesita complementos, lo mejor sería un complemento de proteína de suero en polvo que es más económico, sostenible…”, argumenta.
En definitiva, Quintana considera que no puede denostar esta bebida por sus ingredientes, pero sí que es “una cosa rara”.