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Así es el nuevo Onlyfans: con pornografía de proximidad y sin líneas rojas

El anuncio de la popular red social de prohibir el contenido de sexo explícito ha provocado una fuga masiva de creadores y usuarios a plataformas alternativas con menos restricciones

Amouranth tiene más de 400.000 seguidores en Fansly, el nuevo Onlyfans / FANSLY
Amouranth tiene más de 400.000 seguidores en Fansly, el nuevo Onlyfans / FANSLY

“Es curioso que los colores del mundo real solo parecen verdaderos cuando los ves en una pantalla”, decía Alex DeLarge, el protagonista de la película La naranja mecánica (1971), dirigida por Stanley Kubrick. Cincuenta años después, la confusión entre fantasía y realidad afecta a numerosos adolescentes cuya puerta de entrada a la sexualidad es el porno violento de páginas como Pornhub, que en los tiempos del Covid se ha convertido en la web más valiosa y visitada del mundo.

Otra tendencia en auge que también preocupa a sexólogos y psicoanalistas es el contenido sexual personalizado que se vende en Onlyfans, donde se cuelan menores --uno de cada tres usuarios no alcanza la mayoría de edad, según una investigación de la BBC--. Sin embargo, desde que el pasado mes de agosto la popular red social anunciara que en octubre prohibiría los vídeos de sexo explícito (decisión de la que se retractó), se ha producido una fuga masiva de creadores e internautas a Fansly.

Contenido sin restricciones

Hay chicas disponibles las 24 horas. Basta con seguir un perfil, darle a suscribir y pagar una mensualidad de entre 5 y 15 dólares para poder videar escenas sexuales. Amouranth, una popular streamer de curvas exuberantes, tiene más de 400.000 seguidores y ver su contenido cuesta 15 dólares al mes. También ofrece una suscripción VIP que permite acceder a vídeos exclusivos de juegos con vibrador, cumplay y otras exhibiciones. Eso sí, previo pago de 200 dólares.

No, no se trata de Onlyfans, sino de Fansly, que se creó hace menos de un año, ya supera los 2 millones de usuarios y funciona de forma casi idéntica, pero con menos restricciones. Naked Bakers, por ejemplo, roza los 100.000 followers gracias a sus escenas en las que hornea desnuda y orina. Aquí, a diferencia de Onlyfans, los creadores pueden subir lo que les plazca, con la única excepción de material que muestre abuso sexual infantil, prostitución o tráfico sexual, según se puede leer en los Términos de servicio de la plataforma.

Fotograma de la serie Euphoria, en la que la protagonista gana dinero vendiendo vídeos por internet
Fotograma de la serie Euphoria, en la que la protagonista gana dinero vendiendo vídeos por internet

El salto de Onlyfans a Fansly

“La fidelidad a las redes no existe”, expone a Consumidor Global José Ramón Ubieto, psicoanalista y autor del libro El mundo pos-Covid, quien explica que si Onlyfans tenía una clientela que buscaba sexo explícito, y lo deja de ofrecer, el usuario se marcha y lo busca en otra plataforma. “Existe la fidelidad a la satisfacción que ofrece una red, pero nada más”, añade.

Chaturbate, IsMyGirl, FanCentro, Membershyp y SkyPrivate también cuentan con modelos y actrices de cine para adultos que ofrecen contenido erótico a sus suscriptores, pero nunca han alcanzado los 4.000 registros diarios de Fansly durante los últimos meses.

Los menores, a sus anchas

Intentar que los menores no entren en páginas como Fansly u Onlyfans “es como ponerle puertas al campo”, apunta el doctor Jesús Eugenio Rodríguez, que dirige el Instituto Sexológico Murciano. “Al final, los menores son nativos digitales y pueden colarse en cualquier página en dos clics”, añade.

En la misma línea, la sexóloga de la clínica Psicopartner Alicia Ridao explica que “en portales como Chaturbate te pedían la foto del DNI, pero eso se falsifica. Es un riesgo para los adolescentes porque introducen la contraseña de la cuenta corriente y algunos han llegado a arruinar a sus padres”.

Fantasía vs. realidad

Muchos de los creadores de este tipo de plataformas “tienen cuerpos increíbles y operados que producen una ruptura con la realidad y generan unas expectativas inalcanzables”, apunta Ridao. Al mismo tiempo, Pornhub muestra una pornografía “violenta y sádica” que pretende hacer pasar la “asfixia y el coito anal como cosas que son propias de las prácticas sexuales, y eso es muy peligroso”, advierte Ubieto, quien explica que muchos jóvenes se crean una idea completamente irreal de la sexualidad y, al pasar al acto y ver que nada coincide, padecen disfunción eréctil. Al mismo tiempo, hay informes que plasman un aumento de los desgarros anales.

Lo más preocupante es que el porno sea “una de las maneras de iniciarse en la sexualidad porque promueve una mala educación sexual”, insiste Ridao. La cuestión es que sepan que “igual que el Fortnite es fantasía y no vas buscando gente por la calle para pegarle un tiro, el porno nada tiene que ver con la realidad, y el contenido de plataformas como Onlyfans o Fansly no difiere tanto de la pornografía habitual”, apunta Rodríguez. “La falta de preparación de la persona es lo que hace que el contenido sea peligroso porque puede hacer que se convierta en un contenido a imitar”, añade.

¿Qué fue de la educación sexual?

En países anglosajones como Canadá, Australia y Estados Unidos hace años que ofrecen formaciones en escuelas e institutos para instruir a los adolescentes sobre pornografía y sexualidad, pero en España “hace tiempo que la educación sexual pasó a ser un arma política que se aplica de un modo distinto en cada comunidad”, crítica Rodríguez.

“A mí lo que más me perturba es el tema de las ETS. Es raro que en un vídeo porno se pongan un preservativo. No hay ningún tipo de educación ni salud sexual”, denuncia Ridao.

La única solución

Todos los expertos coinciden en que una mayor formación y educación sexual, además de unas leyes estatales que rijan el uso de las nuevas tecnologías de manera más estricta, es imprescindible para que los menores que se cuelan en páginas pornográficas, del tipo que sean, tengan herramientas y criterio para decidir y saber lo que ven.

Seguramente, la industria pornográfica “sea la que más ha aprovechado la era de internet, porque no para de evolucionar y a nivel tecnológico siempre va por delante”, sentencia Rodríguez, quien opina que al igual que el virus, la pornografía va a seguir circulando, y “la única solución es poner la vacuna”.

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