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¿Quién se queda con la custodia de Netflix, Spotify o Cabify tras una ruptura sentimental?

El fin de una relación afecta también a las cuentas comunes en servicios como las plataformas de movilidad, de 'streaming' o de 'delivery'

Una usuaria accede a su cuenta de Netflix / PIXABAY
Una usuaria accede a su cuenta de Netflix / PIXABAY

Muchas parejas comparten usuario para ver series en Netflix, se mueven con el mismo perfil en Cabify y unifican los envíos de comida a través de Glovo. Esta situación, a priori, tan coherente, teniendo en cuenta que una relación implica compartir gastos, puede salir muy cara. De hecho, tras la separación, hay usuarios que se olvidan de anular las cuentas comunes o de cambiar las contraseñas. 

Este contratiempo se ha convertido en otro reto de las rupturas. Y más si tenemos en cuenta que el 26% de los jóvenes proporciona su contraseña a su entorno más cercano, según un estudio de Synamedia. Ante esta situación, “la persona que asume los cargos si un perfil se queda activo tras la ruptura es el titular de la cuenta bancaria que esté asociada al perfil que se haya creado en la plataforma”, explica Fátima Galisteo, abogada responsable del área de derecho civil y de familia del bufete Galisteo Abogados.

Usar la cuenta del ex tras la separación 

“Si quieres compartir tu usuario con otras personas, puedes añadir varios usuarios a través de la plataforma web. Es una función muy útil si usas Cabify con tu familia o con tu pareja”, explican desde la empresa de movilidad. En principio, darse de baja con efecto inmediato es igual de fácil, a no ser que se haya firmado un contrato de permanencia, en cuyo caso habrá que cumplirlo o asumir la penalización. “Lo más recomendable es eliminar el método de pago que tengamos asociado a nuestro perfil y, a continuación, solicitar la baja. Esta opción debe estar disponible y visible en el perfil de la cuenta de la plataforma en cuestión, conforme a lo dispuesto en el artículo 20 de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios”, apunta Galisteo.

No obstante, las casos de parejas que siguen usando las cuentas de sus ex son múltiples. Entre los más comunes están los usuarios que usan el perfil de Netflix o Spotify del otro hasta que estos se dan cuenta, pero también están los que tienen el mismo perfil de Glovo o Cabify en su app móvil y hacen cargos a la cuenta bancaria de su expareja. Un buen ejemplo de ello es la conversación publicada por @solpandini hace tres años que se viralizó en Twitter. Tras un año separados, ella cerró la cuenta de Netflix y él se atrevió a pedirle de nuevo la contraseña para poder terminar de ver una película.

¿Quién asume los pagos tras la desunión?

En la mayoría de los casos estas plataformas requieren de un único titular, vinculado a un correo electrónico y a un medio de pago personal, que es el responsable de la cuenta, independientemente de que algunas plataformas permitan crear varios perfiles dentro de las mismas. El titular de la cuenta es el único que tiene facultades para realizar cambios como modificar la contraseña, dar de baja a usuarios, etcétera. Por tanto, corresponde a esta persona hacer los trámites necesarios para regularizar la situación.

Sin embargo, a veces esto se complica. En ocasiones, el perfil está dado de alta con el email de uno, pero asociado a la tarjeta bancaria del otro o a la cuenta conjunta. “Si es una cuenta bancaria con dos titulares, lo habitual en una separación es dar de baja la misma, por lo que habría que acordar quién se queda el perfil que se comparte y modificar los datos bancarios para que los asuma la parte acordada”, aclara Galisteo.

Los cargos indebidos se pueden reclamar

En caso de que una de las dos partes haya asumido un cargo que no le corresponde, es posible reclamar. “Los trámites son los mismos, sean pareja ante la ley o no, pues la titularidad de la cuenta es de una persona, con independencia del vínculo legal que tenga la pareja. En el caso de que la cuenta no se haya dado de baja y uno de los dos esté haciendo uso del servicio con un medio de pago que corresponde al segundo, se puede reclamar a la otra parte el gasto realizado”, indica la abogada Galisteo.

Lo más importante en estos casos es dar de baja inmediatamente a la persona no autorizada para la utilización del servicio y evitar que genere gasto. Antes de iniciar ninguna reclamación contenciosa es conveniente el requerimiento personal y, si éste no tiene efecto inmediato, acudir a un abogado para que inicie los trámites judiciales que correspondan según la cuantía a reclamar. Para ello, “habrá que tratar de conseguir todas las pruebas que acrediten que esas deudas las ha generado otra persona que no era el titular del servicio, y así poder iniciar la reclamación correspondiente”, añade María José Solano, responsable del Departamento de Sucesiones, Patrimonio y Familia de dPG Legal.

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El fin de las cuentas compartidas

Compartir las contraseñas no solo es una actividad fraudulenta, sino que, además, se vuelve un inconveniente para las plataformas, ya que su crecimiento se ralentiza. El consumo comunitario les hace perder nuevos usuarios y, por consiguiente, ingresos. De hecho, se proyecta que la industria de televisión de pago y servicios a la carta deje de ingresar 9.000 millones de euros en 2024 por esta cuestión, según un estudio realizado por Park Associates.

Por ello, las empresas empiezan a tomarse en serio la prohibición de usar cuentas conjuntas. Así, algunas, como Netflix, están buscando la fórmula para evitar  esta situación, mientras que  otras, como Uber, ya lo han prohibido. “El uso compartido de la cuenta no está permitido, a menos que se autorice expresamente en nuestras directrices, condiciones u otras políticas. Para utilizar las apps de Uber, se debe registrar  y mantener una cuenta activa propia. No se deben compartir los  datos personales, como el nombre del usuario, la contraseña o los datos biométricos. Y la cuenta bancaria que esté vinculada también debe estar al nombre del propietario”, subraya la política de Uber.

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