El aceite de oliva, uno de los pilares de la dieta mediterránea, también ha tenido representación en la feria Alimentaria.
La guerra de Ucrania ha sacudido varios sectores de la cadena de producción. Y, más allá del aceite de girasol, el de oliva también se ha visto afectado por la inflación bélica. De media, el aceite de oliva cuesta un 10 % más que hace dos semanas y un 32 % más que el año pasado por esta fecha. Sin embargo, fuentes del sector rechazan un efecto rebote en el consumidor ante la escasez del de girasol.
Más caro, pero mismas ventas
La alarma social generada en torno al aceite de girasol después de que se haya dejado de importar desde Ucrania, ha disparado, sobre todo, el precio de las variedades de menor calidad. "El precio se ha incrementado, pero las ventas no, la gente que compraba antes aceite de girasol ahora compra de nabina o de soja, pero no de oliva", explica un portavoz de la empresa oleica Coosur.
A su juicio, no hay más ventas, pero sí que han incrementado los precios de manera paulatina durante el último año. "Llegó a costar 80 céntimos más, pero ahora está a unos 30 céntimos por encima del coste habitual", infieren desde la empresa.
Sobre la polémica de los aceites de semillas
Hace escasos días, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), organismo dependiente del Ministerio de Consumo, emitió una alerta tras detectar la comercialización de aceite que se considera no seguro para el consumo por proceder de operadores clandestinos y carecer de garantías sobre su proceso de elaboración.
Sobre esto, desde Coosur han sido claros y han señalado que "cada año y medio o dos nos encontramos con una situación parecida, no es ninguna novedad, hay muchos piratas en el sector".