¿Cuánto vale restaurar la perfección? Así se blinda la casa alemana de plumas y bolígrafos Montblanc
La compañía ofrece unos plazos que pueden superar los dos meses y se queda con las piezas descartadas

A la altura de 1914, El Heraldo de Madrid incluía en las páginas de sus periódicos un curioso anuncio de Penkala, una marca que comercializaba la llamada “pluma fuente de oro”, que contaba con un “sistema de seguridad irrompible en su debido uso”. “La plumilla de oro, con su punta maciza de IRIDIUM puro, representa lo más fino en este ramo. La marca mundial Penkala es la mejor garantía por alta perfección del artículo”, proclamaban.
Penkala era un empresario e inventor croata que en 1907 había patentado su versión de la pluma estilográfica. Un año antes, el ingeniero berlinés August Eberstein, que a buen seguro poseía destrezas similares, se había asociado con dos empresarios de Hamburgo para crear una línea de artículos de escritura con tecnología anti goteo. Asumirían la perfección como un sello de su compañía. Las creaciones de ambos perduran, si bien, a diferencia de lo que decía el artículo periodístico, no siempre son irrompibles.
Montblanc, el monte más alto
Eberstein y sus socios, que pronto pondrían el foco en la excelencia, llamarían a su empresa de artículos de escritura Montblac, como la más elevada cumbre europea, puesto que aspiraban a alcanzar las cotas de refinamiento más altas.

“Su enfoque pionero cambió el curso de la historia de la escritura. En la actualidad, nuestros artesanos siguen combinando artesanía tradicional, precisión y técnicas de producción modernas para crear colecciones ambiciosas. Se requiere la dedicación de muchas personas con grandes mentes y habilidades artesanas para crear cada modelo, de forma que resulte un compañero para toda la vida y pase de generación en generación”, proclama hoy Montblanc en su página web.
Reparación del bolígrafo
No obstante, no son irrompibles. De cuando en cuando hay averías que obstaculizan que las plumas y bolígrafos pasen de padres a hijos. R. Quijada, por ejemplo, compró hace varios años un artículo de escritura para su mujer que le costó unos 400 euros. Y, hace unas semanas, se vio obligado a llevarlo a una tienda oficial de Motblanc para solicitar un presupuesto para la reparación.

“Lo llevaba en el bolso, y yo creo que lo más probable es que se diera un golpe con otro objeto dentro del bolso o que el bolso chocara contra algo muy duro, como una barra metálica del metro o algo así. El golpe desconchó la parte alta del capuchón, donde se encaja con la pieza de arriba que hace girar la caña inferior para que salga la bola del bolígrafo”, explica a este medio.
Reparación de 100 euros
Lo sorprendente es que el presupuesto que le dieron en la Boutique Montblanc de Barcelona ubicada en el Paseo de Gracia fue de nada más y nada menos que de 100 euros. Además, arguyeron que tardarían unos dos meses en completar la reparación y que, llegado el caso, se quedarían las partes del bolígrafo descartadas. A Quijada, estas exigentes condiciones le chirriaron un tanto.
En concreto, en el presupuesto se explica que para garantizar “un servicio de excelencia”, Montblanc podría aplicar “la remoción por nuestra parte de cualquier componente que se reemplace, los cuales pasarán a ser de nuestra propiedad desde el momento de su sustitución. Aceptando este presupuesto, usted renuncia irrevocablemente a cualquier derecho de recuperar dichas piezas".

Evitar falsificaciones
A este respecto, cabe pensar que los fabricantes de artículos de alta gama como las plumas y bolígrafos Montblanc tienden a quedarse con las piezas reemplazadas para asegurarse de que no acaban en el mercado de segunda mano. Puede que marchite un poco la magia, puesto que la pieza ya no es exactamente la misma, pero si permitieran que las piezas originales (incluso las defectuosas) salieran de su control, se arriesgarían a que fueran utilizadas para fabricar falsificaciones.
Para una marca de lujo, mantener la exclusividad es clave para proteger su prestigio y su rentabilidad. En casos extremos, esto ha llevado a Burberry o Louis Vuitton a destruir algunos artículos no vendidos.
Garantizar los elementos sustituidos
La perspectiva de tener que esperar dos meses después de acceder a pagar un cuarto del valor original del bolígrafo tampoco era muy halagüeña para Quijada. “Me dieron a entender que ese plazo tan largo obedece a que el taller de reparación está lejos de Barcelona, pero que era la forma de garantizar la calidad de la mano de obra y de los elementos sustituidos”, narra.

Para indagar sobre estos largos plazos, este medio ha llamado a dos tiendas oficiales de la prestigiosa compañía haciéndose pasar por un cliente que desea reparar una pluma cuyos gavilanes están ligeramente separados. Muy amablemente, desde la de Granada ofrecen la posibilidad de enviar unas fotografías del artículo vía WhatsApp para evaluar los desperfectos, si bien dejan claro que, para repararlo, “habría que enviarlo a la casa, a Hamburgo”, y el coste rondaría “los 150 euros” por enderezar los gavilanes. “Por cualquier reparación mínima, suele ser eso. Tienen que hacerlo los maestros artesanos”, aseveran.
Servicio a toda Europa
Desde la madrileña boutique de Serrano se expresan en términos similares. “Nosotros lo enviamos al taller y la casa es quien establece los plazos, pero suele ser alrededor de dos meses. Menos no creo, porque tienen que servir a toda Europa”, indican.
Afortunadamente, a Quijada, cuando la redacción de este artículo ya estaba en marcha, Montblanc le envió un mail indicando que su producto ya estaba disponible. “Es decir, que los plazos que marcan para las reparaciones parecen disuasorios, para que los clientes no se pongan pesados”, especula. Ahora solo queda que su bolígrafo siga escribiendo su historia.