Ramón Ugarte (Cegasa) a los políticos: “Ha llegado el momento del almacenamiento energético”
El directivo de la compañía advierte de que la alta penetración de renovables pone en riesgo la estabilidad de la red y exige una transición bien gestionada hacia un modelo 100% renovable

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ya ha puesto cifra al coste económico de “un día sin luz”: 1.600 millones de euros. Pero más allá del impacto inmediato, el episodio ha encendido las alarmas sobre la estabilidad del sistema ante una red cada vez más alimentada por fuentes intermitentes como la solar y la eólica.
Porque una cosa es apostar por las renovables, y otra muy distinta es estar preparados para gestionarlas con seguridad y continuidad.
El almacenamiento energético
En este contexto, las soluciones de almacenamiento energético, especialmente las basadas en litio, emergen como piezas clave para sostener esa transición. Una de las voces más autorizadas en este campo es Cegasa Energía, referente europeo en almacenamiento energético, con décadas de experiencia en el desarrollo de sistemas capaces de responder en milisegundos a las alteraciones de red.
En Consumidor Global hablamos con Ramón Ugarte, director comercial de Cegasa, para entender qué papel juegan las baterías en la nueva arquitectura eléctrica, qué margen de maniobra tienen las industrias frente a nuevos apagones, y si realmente estamos –o no– preparados para una España 100% renovable. La compañía vasca defiende que sin almacenamiento no hay transición real. La conversación lo deja claro. El futuro no consiste únicamente en generar energía limpia, sino en saber almacenarla y gestionarla con inteligencia.
--Según la CEOE, las pérdidas económicas derivadas del apagón que hubo el 28 de abril ascienden a unos 1.600 millones de euros, un 0,1% del PIB. Desde Cegasa, ¿qué parte de esas pérdidas cree que se podrían haber evitado si más industrias contaran con sistemas de almacenamiento energético?
--El almacenamiento energético no solo garantiza seguridad ante cortes, sino que también optimiza el autoconsumo y reduce costes. Si las industrias hubieran contado con estas soluciones, parte de las pérdidas por parálisis productiva se habrían mitigado. No todo el impacto, claro, pero sí una porción significativa. Además, estas baterías permiten amortizar su inversión rápidamente al combinar funciones de respaldo con estrategias de eficiencia energética.

--¿Cuáles son los principales riesgos que enfrenta hoy España en materia de infraestructura energética?
--El reto más importante es gestionar la alta penetración de renovables, un problema que no es sólo exclusivo de España. Aunque es una gran oportunidad, también representa un desafío en cuanto a la gestión, ya que estas fuentes no son estables. La generación depende del sol o del viento, y eso introduce intermitencia. Aquí es donde entra el almacenamiento, que permite estabilizar la red al inyectar energía cuando realmente se necesita.
--Para quien aún no lo tenga claro, ¿cómo puede el almacenamiento energético mejorar la estabilidad de la red?
--Uno de los parámetros clave para el control de la red es la frecuencia. En España, la red debe mantenerse estable en 50 Hz. Tradicionalmente esto lo hacen fuentes como la nuclear o la hidroeléctrica. Pero la energía solar no puede hacerlo, porque no es síncrona. Las baterías, en cambio, sí pueden comportarse como un sistema de generación convencional y ayudar a mantener esa frecuencia. Le dan estabilidad a la red.
--¿Cómo funciona exactamente una solución de almacenamiento de litio en un entorno industrial? ¿Qué pasa cuando “todo se apaga”?
--La tecnología más extendida es la de ion litio. Funciona como una pila muy grande, que almacena energía y la libera cuando se necesita. Pero no es solo la batería; va acompañada de una electrónica que se encarga de cargarla y descargarla. Esa electrónica es el cerebro del sistema y permite funcionalidades como el backup (mantener el suministro dentro de la planta cuando falla la red), o la optimización del autoconsumo, almacenando el excedente fotovoltaico y liberándolo cuando la planta necesita más energía o cuando la electricidad es más cara.
--¿Estamos hablando de baterías gigantes? ¿Qué tamaño tienen y dónde se instalan?
--Sí, en entornos industriales hablamos de baterías desde 15 o 20 kWh hasta sistemas multimegavatios. Tenemos instalaciones de hasta 20 MWh en industrias electrointensivas como plantas químicas. La tecnología está muy madura, lo que permite llegar a procesos complejos con consumos elevados.
--¿Son seguras?
--Sí, pero hay que entender que no todas las baterías de litio son iguales. En movilidad se prioriza la densidad energética, el peso, y eso a veces implica renunciar a algo de seguridad. Pero en baterías estacionarias, como las nuestras, se emplean químicas diferentes, centradas en la seguridad y la durabilidad (ciclabilidad). Lo importante es quién está detrás del desarrollo y qué garantías ofrece el fabricante.
--¿La implementación de estas soluciones podría evitar futuros apagones como el del lunes 28 de abril?
--Lo primero es que no conocemos aún las causas reales del apagón. Hay muchas hipótesis, incluso se han puesto sobre la mesa elementos como la ciberseguridad. Pero lo que sí está claro es que el almacenamiento energético ayuda a mitigar estas problemáticas relacionadas con la estabilidad de la red. No es que la generación renovable sea el problema, sino que necesita herramientas adicionales. El almacenamiento es una de ellas.

--El término Utility Scale puede sonar lejano. ¿Nos lo puede explicar en un lenguaje más llano?
--El mercado se divide normalmente en tres segmentos. Por un lado, está el residencial; por otro, el mercado comercial e industrial; y por último estaría el mercado de Utility scale. Este se refiere a plantas de generación, fotovoltaicas o eólicas, que incorporan sistemas de almacenamiento para apoyar a la red eléctrica. Son proyectos a gran escala que prestan servicios tanto a operadores como a propietarios de plantas.
--Muchas empresas aún no invierten en almacenamiento. ¿A qué se debe? ¿Falta de información o de presupuesto?
--Sí, es por desconocimiento. Como pasó en su día con la fotovoltaica. Falta educación, falta que los fabricantes, las ingenierías, los instaladores, comuniquen mejor el valor de estas soluciones. Hay todavía mucho trabajo divulgativo que hacer, especialmente hacia el cliente final. Pero estamos convencidos de que es una inversión rentable.
--¿Puede una pyme acceder a estas soluciones? ¿O siguen siendo solo para grandes industrias?
--Sí, también es accesible para pymes. Lo importante es analizar cada caso, estudiar bien las necesidades y dimensionar correctamente el sistema. Empresas como Cegasa Energía hacen ese asesoramiento caso por caso.
--Dado que aún queda mucho por invertir en herramientas que estabilicen la red frente a la creciente penetración de renovables, como el almacenamiento energético, ¿cree que España está realmente preparada para alcanzar un sistema 100% renovable, tal como defienden desde Cegasa?
--Vamos por buen camino. Ya ha habido momentos en que se ha cubierto casi toda la demanda con energías renovables. Es un reto ambicioso, pero cuanto más cerca estemos, mejores serán los beneficios, no solo descarbonización, también energía más barata. Eso sí, para garantizar un suministro constante, habrá que combinar renovables con otras fuentes como la hidráulica. El reto está en garantizar la estabilidad de la red.
--Para terminar, ¿qué mensaje le enviaría a los responsables políticos después del apagón?
--Que ha llegado el momento de considerar el almacenamiento como herramienta clave en la transición energética. Países como Alemania y Reino Unido, o estados como California, ya lo han hecho. En España tenemos la tecnología y el conocimiento. Solo falta dar el paso político y normativo. El apagón puede ser ese punto de inflexión.
--¿Y al ciudadano de a pie, al que solo le importa que no se le apague la nevera o su negocio?
--Que hay soluciones que garantizan esa seguridad. Desde Cegasa trabajamos para desarrollar sistemas que combinan energías renovables con almacenamiento, que permiten a hogares y empresas ser más autónomos, más eficientes y estar protegidos ante imprevistos, como el apagón. Ojalá no vuelvan a pasar, pero si vuelven, queremos estar preparados.