Todos los productos de higiene de Carrefour que se fabrican en Israel

Cuando las calles se llenan de protestas, también los supermercados se convierten en trincheras. Dejar de comprar artículos producidos en Israel es un acto de presión contra una economía sostenida, en parte, en territorios ocupados ilegalmente

Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, en un supermercado de Carrefour / X
Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, en un supermercado de Carrefour / X

El mundo se sacude. A veces, literalmente. Otras, como un murmullo que escala hasta convertirse en grito global. Lo hemos visto con la Flotilla rumbo a Gaza, que ha sido interceptada en aguas internacionales por Israel cuando transportaba ayuda humanitaria para una población que se muere de hambre bajo las bombas y los disparos indiscriminados. 

Las imágenes de los soldados abordando los barcos, las voces de los detenidos, las protestas en Barcelona, Atenas, Estambul, Buenos Aires, Madrid, Ciudad de México, Italia... Cada plaza se ha convertido en un eco del mismo reclamo: basta de impunidad, basta de silencio.

Otra forma de protesta

Los ciudadanos se manifiestan contra el genocidio en las calles, pero otras pequeñas revoluciones empiezan en los pasillos de un supermercado. Porque otra forma de protesta es elegir qué metemos en el carrito.

Los manifestantes propalestina en Barcelona   Luis Miguel Añón
Los manifestantes propalestina en Barcelona / Luis Miguel Añón

El movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) sitúa a Carrefour como objetivo prioritario. Desde 2022, la cadena francesa mantiene un acuerdo con Electra Consumer Products y su filial Yenot Bitan, ambas implicadas en asentamientos ilegales en Palestina y vinculadas al grupo Elco, citado por la ONU entre las empresas que operan en Cisjordania ocupada, según BDS. 

La vinculación de Carrefour con Israel 

La relatora de Naciones Unidas Francesca Albanese llegó a mencionar a Carrefour en su informe De la economía de la ocupación a la economía del genocidio, acusando a la cadena de supermercados francesa de “sostener la economía de las colonias” y de participar en un sistema discriminatorio. A ello se suman informes de oenegés como Oxfam Intermón, que denuncian que sus alianzas comerciales “apoyan directamente la economía de los asentamientos”.

Las polémicas crecieron cuando Carrefour fue señalada por donar comida y packs a soldados israelíes durante la invasión de Gaza, un gesto publicado en su cuenta de Instagram local y posteriormente modificado, según reveló Libération. Además, el mismo Benjamín Netanyahu visitó uno de sus centros y el ministro de Economía, Nir Barkat, elogió públicamente a la empresa. Incluso sus campañas han sido cuestionadas por mostrar mapas de Israel que incluyen territorios palestinos ocupados, proyectando la imagen de una compañía que no es neutral, sino parte del engranaje económico de la ocupación.

Todos los productos de higiene de Carrefour fabricados en Israel

En este contexto, ha ganado notoriedad una lista publicada por la organización Boicot, Desinversiones, Sanciones a Israel (Rescop), que identifica a numerosas marcas por sus presuntas relaciones con Israel. El foco de atención se ha puesto recientemente sobre la marca propia de Carrefour, señalando varios de sus productos de higiene.

Según el listado de Rescop, una amplia gama de toallitas de la marca Carrefour son fabricadas en Israel. La organización apunta a que estos productos son distribuidos por la empresa belga con filial en Israel, BVBA EPI International, localizada en Petach Tikva, cerca de Tel Aviv.

Los productos específicos mencionados en la lista son:

  • Toallitas desmaquilladoras Carrefour Discount
Toallitas desmaquilladoras Carrefour Discount
Toallitas desmaquilladoras Carrefour Discount
  • Toallitas guante limpiadoras Carrefour
Toallitas guante limpiadoras Carrefour
Toallitas guante limpiadoras Carrefour
  • Toallitas calmantes Carrefour
Toallitas calmantes  Carrefour
Toallitas calmantes Carrefour
  • Toallitas íntimas Carrefour
Toallitas íntimas Carrefour
Toallitas íntimas Carrefour
  • Toallitas Carrefour Baby “sensitive” y “milk”
Toallitas Carrefour Baby “sensitive” y “milk”
Toallitas Carrefour Baby “sensitive” y “milk”
  • Tampones marca Teen de Carrefour
Tampones marca Teen de Carrefour
Tampones marca Teen de Carrefour
  • Toallitas de Les Cosmetiques Design Paris, marca exclusiva de Carrefour, en sus gamas “Hydra Science”, “Age Science” y “Clean”. Todas las toallitas son fabricadas en Israel. 
Toallitas de “Les Cosmetiques Design Paris”
Toallitas de Les Cosmetiques Design Paris

Un boicot que se extiende a otras secciones del supermercado

Además de los productos de higiene mencionados, Carrefour comercializa otros artículos fabricados en Israel o con distribución israelí. Entre ellos destacan los dátiles Medjoul, uno de los productos agrícolas más exportados por el país genocida, así como pipas tostadas envasadas por Ferrer Segarra y algunos frutos secos de marcas españolas que comercializan con dátiles israelíes del Jordan River, como Frit Ravich, según los datos publicados por Rescop.

Las campañas de boicot también señalan a otras marcas multinacionales presentes en grandes superficies -entre ellas gigantes de las bebidas como Coca-Cola y Schweppes, cosméticos como Ahava, o los equipos Sodastream- por sus vínculos empresariales con plantas de producción en Israel o en los Altos del Golán.

¿Qué implica dejar de comprar estos productos?

¿Qué pasa cuando un carrito vacío pesa más que uno lleno? Cuando alguien decide no comprar una toallita, una crema o un refresco, no solo está rechazando un producto, está cuestionando una estructura entera. Boicotear artículos con vínculos con Israel –sobre todo aquellos fabricados en los territorios ocupados que denuncia Rescop– es un gesto pequeño en apariencia, pero que abre grietas en un muro mucho más grande.

El primer efecto es la conciencia: hablarlo en redes, comentarlo en la mesa, forzar a las empresas a decir con claridad de dónde viene lo que venden. Luego llega la presión: si el gesto se multiplica, los supermercados se ven obligados a revisar proveedores, contratos y etiquetas. Y, más allá del consumo, el boicot se convierte en un argumento político y legal, porque conecta con resoluciones de la ONU, con la letra seca de los derechos humanos. Claro, no es fácil. Las etiquetas confunden. Las multinacionales se disfrazan con mil nombres y los orígenes se pierden entre fronteras. Pero incluso esa dificultad es parte del relato; cada elección, cada “no” en la caja registradora, es un modo de recordar que no somos consumidores ciegos, sino ciudadanos que votan también con el bolsillo.

Consumidor Global se ha puesto en contacto con Carrefour para preguntar a la compañía por estos productos, pero, al término de este reportaje, no ha recibido respuesta.