Trufa negra parece, pero no lo es
Muchos consumidores caen en la trampa de los productos de supermercado, que prometen estar elaborados con trufa negra aunque, en realidad, se trata de otro ingrediente

La trufa negra es uno de los mayores tesoros gastronómicos. Es tal su éxito que multitud de salsas, patés, quesos o embutidos de supermercado la emplean. Sin embargo, el consumidor acaba pagando a precio de trufa negra, lo que en realidad es otro hongo.
La mayoría de estos productos industriales están elaborados con trufa de verano, china u otras variedades que son de una calidad bastante más baja, tal y como explicó a Consumidor Global, Pedro Marco, investigador del laboratorio de Truficultura del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). Unas variedades mucho más económicas que la trufa negra, cuyo kilo puede llegar a costar 1.400 euros.
Además, las marcas emplean estas variedades en unos porcentajes que no llegan al 1% y, por tanto, no cuentan con el aprobado de los expertos. Marco ya subrayó a este medio que los productos trufados de calidad deben contener entre un 3% y un 5% del hongo. Y, por si fuese poco, algunos de estos alimentos contienen aromas que no tienen nada que ver con el perfil aromático de la trufa negra original. Es el caso, por ejemplo, del bis(metiltio)metano.
La última jugarreta llega con las aceitunas negras. Algunas empresas las usan para que los productos se tiñan de unas virutas oscuras que recuerden a la trufa negra. Un desconocimiento por parte de los consumidores que las marcas aprovechan para dar gato por liebre a sus clientes, quienes pagan a precio de trufa negra lo que es cualquier otra cosa menos el preciado hongo.