Adiós a Solmanía: las cabinas de rayos UVA triplican el riesgo de melanoma
La Organización Mundial de la Salud considera que las camas solares tienen el mismo nivel cancerígeno que el tabaco
La industria del bronceado artificial es peligrosa, y no siempre ha sido clara al respecto. A pesar de que España es un país bendecido con una luz solar envidiable, existe una cultura del bronceado arraigada que todavía empuja a miles de personas a buscar ese tono dorado durante todo el año, especialmente en las grandes ciudades del interior donde el mar queda lejos y el invierno es largo. La lista de empresas es larga, y uno de los nombres más reconocidos es Solmanía.
El corazón del problema se halla en la naturaleza misma de las cabinas, máquinas diseñadas para proyectar radiación ultravioleta con una intensidad que a menudo triplica o quintuplica la fuerza del sol más inclemente. Esta descarga de rayos UVA penetra en las capas más profundas de la dermis y la debilita.
Aumento del riesgo de melanoma
De hecho, el uso de camas de rayos UVA o cabinas de bronceado está vinculado a un aumento de casi tres veces en el riesgo de melanoma. Por ello, asociaciones como la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) insisten en que la normativa actual es insuficiente. Consideran que informar sobre el riesgo de forma genérica no basta cuando se trata de una práctica que dispara las probabilidades de padecer un melanoma antes de los 40 años.

Ahora, por primera vez, los científicos han demostrado cómo estos dispositivos causan daños en el ADN vinculados al melanoma en casi toda la superficie de la piel. Así lo refleja un estudio dirigido por Northwestern Medicine y la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos).
El peligro de la industria del bronceado artificial
El melanoma, el cáncer de piel más mortal, mata a unas 11.000 personas al año en Estados Unidos, tal y como recuerda el estudio, cuyos hallazgos se han publicado en Science Advances.
"Incluso en piel normal de pacientes que se broncean en interiores, en zonas sin lunares, encontramos cambios en el ADN que son mutaciones precursoras que predisponen al melanoma", ha declarado Pedram Gerami, primer autor del estudio y profesor en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern. "Esto nunca se había demostrado antes", ha valorado.
Comparación de historiales médicos
Para el estudio, los investigadores compararon los historiales médicos de aproximadamente 3.000 usuarios con los de 3.000 personas de la misma edad sin antecedentes de bronceado artificial.

El equipo descubrió que se diagnosticó melanoma al 5,1% de las personas que habían recibido sesiones de rayos UVA, frente al 2,1% de quienes no las usaban. Tras ajustar por edad, sexo, antecedentes de quemaduras solares y antecedentes familiares, el uso de camas solares se mantuvo asociado con un aumento de 2,85 veces en el riesgo de melanoma.
Más propensión a desarrollar melanoma
Además, el estudio sugiere que los usuarios de rayos UVA también son más propensos a desarrollar melanoma en zonas del cuerpo protegidas del sol, como la zona lumbar y los glúteos. Estos hallazgos respaldaron la idea de que las cabinas solares pueden causar lesiones en el ADN más graves que la exposición al sol.
"Con la exposición al sol al aire libre, quizás el 20% de la piel sufre el mayor daño", ha indicado Gerami. "En usuarios de cabinas de rayos, observamos esas mismas mutaciones peligrosas en casi toda la superficie de la piel". Consecuentemente, la piel de las personas que recurren con frecuencia a este tipo de servicios “parece décadas más vieja a nivel genético”.
Cambios de legislación
En este sentido, Gerami también destaca que las cabinas de rayos deberían tener advertencias similares a las de los cigarrillos. "La Organización Mundial de la Salud ha considerado que las camas solares tienen el mismo nivel de carcinógeno que el tabaco y el asbesto. Es un carcinógeno de clase uno", resalta.

Además, Gerami opina que cualquier persona que se haya bronceado con cierta frecuencia a lo largo de su vida debería someterse a un examen dermatológico de todo el cuerpo. "No podemos revertir una mutación una vez que se produce, por lo que es esencial limitar la acumulación de mutaciones desde el principio", explica uno de los expertos.


