Hace un mes que la Policía Nacional colocó el sello de "precinto judicial" en la puerta del centro estético Clínica Olavide, en Sevilla Este. Era el punto y seguido de una investigación que la comisaría local y un juzgado de instrucción habían llamado, en privado y luego en los comunicados, 'Operación Clínic': una investigación abierta tras una oleada de denuncias por tratamientos pagados y nunca realizados.
Lo que empezó como unas decenas de quejas acabó concentrando a centenares de personas que, a día de hoy, contabilizan pérdida de tiempo, esfuerzo y dinero. La mayoría de quienes pagaron por adelantado tratamientos que nunca llegaron a recibir se han resignado ya a una realidad amarga, convencidos de que intentar recuperar su dinero podría costarles más en tiempo, energía y trámites que asumirlo como una pérdida definitiva.
La acumulación de denuncias
Este caso se suma a una lista creciente de franquicias médicas y estéticas que colapsan dejando a los clientes en la estacada. Consumidor Global fue, de hecho, uno de los primeros en destapar el fraude de 360Clinics. Y, en los últimos años, los escándalos de Dentix, Idental, Dorsia, Centros Ideal y Lasderm han mostrado el mismo patrón: promociones agresivas en redes sociales, bonos y “packs” que se vendían por adelantado y citas que se aplazaban una y otra vez hasta desaparecer.
Cuando la acumulación de denuncias llamó la atención de la Policía, el Juzgado de Instrucción número 12 ordenó la clausura provisional de la Clínica Olavide, ubicada en la Avenida de las Ciencias de Sevilla. La empresa responsable, Clínica Olavide S.L., es una sociedad limitada de carácter local. Según distintos recuentos, podrían estar afectados más de 260 clientes, con pagos que, según las denuncias, van desde cantidades modestas de 90 a 200 euros hasta importes más elevados que alcanzan los 2.500 euros.
La vida de las afectadas
"Diciembre y seguimos esperando… Hace un año pagué el tratamiento y hace nueve meses solicité la devolución. No creo que sean conscientes del esfuerzo económico que supone para muchas personas. No entiendo la demora en devolver el dinero y no voy a dejar de enviar correos ni publicar reseñas hasta que se me devuelva, tal como también se me ha prometido". Estas son las palabras de Eva Fernández, quien ha decidido ir hasta el final, aunque los meses pasen en el calendario.
No obstante, la gran derrota es que muchas de las afectadas han decidido dejarlo pasar. De hecho, hay una cuenta de Instagram llamada 'Afectadxs Clínica Olavide' que lo deja bien claro: "La clínica está en procedimiento penal. No van a reabrir, ni devolver dinero, ni reubicar nada".
Empezaron cancelando citas sin avisar
Elisa Sánchez, cliente habitual desde 2021, cuenta a Consumidor Global que al principio "iba más o menos bien", después llegaron las cancelaciones sin aviso y las citas que no se reponen. "A finales de 2024, me empezaron a cancelar algunas sin avisar. Me presentaba allí y me decían que no me habían dado cita. Y yo, con dos criaturas pequeñas, habiéndome organizado el día para ir", lamenta. "Un mes después de que saliera a la luz todo esto, no voy a denunciar porque me voy a gastar más en la pelea que en lo que me deben", dice, resignada.
Desde junio, Elisa no ha recibido respuesta a sus reclamaciones por los tratamientos corporales y faciales pendientes. "He perdido unos 430 euros, pero no quiero meterme en un lío judicial", concluye. De esa cantidad, 180 euros correspondían a un regalo para su hermana Gloria: un tratamiento de ácido hialurónico para aumentar el volumen de los labios.
Las ofertas agresivas de Clínica Olavide
Gloria Sánchez empezó a tratarse en la clínica en 2020 y llegó a recomendarla. La ex clienta recuerda la dinámica promocional que enganchó a muchas: ofertas 2x1, reservas pagadas íntegramente por adelantado y la publicidad constante en redes. "Nos obligaban a pagar el tratamiento completo por adelantado y solo después te daban la cita… pero pronto comenzaron a instaurar la dinámica de no asignar las citas", comenta. La combinación de "oferta atractiva más pago por adelantado" resulta hoy, a la vista de las denuncias, el punto esencial donde se produjo el daño.
Algo similar le ocurrió a Rocío Serrano. "Compré un bono de bótox completo por 189 euros y una limpieza facial 'Cutis cuatro pasos' por 39 euros. Luego, sin avisar, me cancelaron la cita", comenta la afectada a este medio. "Me enviaron un correo preguntando si quería nueva cita o reembolso; pedí el reembolso y me solicitaron enviar una foto del comprobante de pago y la fecha de la transacción. Tras enviarlo todo, no volví a recibir ninguna contestación", subraya.
Cuándo empezó la investigación
Los agentes que han trabajado en la investigación han descrito un patrón: captación por redes con precios por debajo del mercado; pago anticipado (en ocasiones por Bizum, menos rastreable para reclamaciones bancarias); promesas de citas próximas y sucesivas excusas para postergar hasta que el servicio no se presta.
"En la sala de espera me encontré en varias ocasiones con clientes despotricando. Incluso hubo días en que algunas personas llegaron acompañadas por la policía. Recuerdo que a finales de 2024, dos mujeres se presentaron con agentes, que procedieron a inspeccionar la clínica y a solicitar documentos. Supongo que sería parte del inicio de la investigación", evoca Elisa. Según los medios locales, la investigación arrancó a principios de 2025 y terminó con el precinto este pasado noviembre.
La guía para reclamar
Organizaciones de consumidores, como Facua, ya han publicado guías prácticas para las personas afectadas: reclamar ante la propia empresa por escrito, presentar denuncia ante la Policía Nacional o la Guardia Civil y, según el caso, plantear reclamaciones patrimoniales colectivas. La organización también recuerda que los usuarios tienen derecho a paralizar cuotas de contratos de financiación si no reciben el servicio contratado.
Es cierto que cuando las cantidades son "pequeñas" –como reconocen varias de las afectadas a Consumidor Global– el coste emocional y económico de una demanda individual puede superar la cantidad reclamada, y por eso proliferan las denuncias colectivas. "Podrían haber hecho las cosas bien y haber sido una clínica estética magnífica, yo estaba encantada. Pero, al final, tienen lo que se merecen por hacer las cosas mal", dice Elisa, con una mezcla de alivio y de hartazgo.
¿Qué esperan ahora las perjudicadas?
Un mes después del precinto, las puertas de la Clínica Olavide siguen cerradas. A corto plazo, las afectadas esperan dos cosas: que la investigación identifique responsabilidades penales y que, de algún modo, se pueda recuperar el dinero adelantado.
Las autoridades judiciales mantienen el procedimiento abierto; la Policía dirige la investigación y el Juzgado que ordenó el precinto (el número 12 de Sevilla, según los comunicados) instruye diligencias previas para comprobar la extensión del supuesto fraude. Mientras, las asociaciones de consumidores intentan agrupar a los denunciantes para facilitar acciones colectivas y asesorar sobre reclamaciones administrativas y civiles.