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Inscribirse en la Lista Robinson: ¿merece la pena?
La inscripción en este fichero libra a los usuarios, en teoría, de recibir publicidad de empresas a las que no se les ha dado un consentimiento expreso para ello
Recibir una llamada para cambiar de tarifa telefónica o disfrutar de una oferta para un seguro de vida es algo bastante común y, muchas veces, inoportuno. A menudo, estos mensajes provienen de empresas de las que no hemos sido clientes y a las que no hemos solicitado información ni dado consentimiento alguno para que contacten con nosotros.
Se trata de la llamada publicidad no deseada y hace referencia a todas aquellas comunicaciones molestas por invadir el ámbito privado.
¿Cómo se puede evitar?
Los consumidores tienen a su disposición un servicio gratuito de exclusión publicitaria bautizado como la Lista Robinson. “Este fichero, que se creó hace casi 27 años en España, permite a los ciudadanos expresar su derecho de oposición, es decir, que no utilicen sus datos personales para envíos publicitarios indeseados”, explica José Luis Zimmermann, director general de la Asociación Española de Economía Digital (Adigital) que gestiona este servicio.
A través de la inscripción, se evita publicidad no deseada de empresas o se revoca el permiso para llamadas comerciales de compañías a las que sí se ha dado permiso en el pasado. “Este fichero existe en muchos países y con el mismo nombre --guiño al famoso personaje Robinson Crusoe, aislado en una isla sin ningún contacto--”, cuenta el experto.
¿A qué están obligadas las empresas?
“Cuando un ciudadano forma parte de este fichero se opone a que utilicen sus datos personales sin consentimiento y las empresas deben de respetar el ejercicio de ese derecho”, advierte Zimmermann.
Así lo establece también la normativa vigente. La actual ley de Protección de Datos obliga a las empresas que deseen enviar publicidad personalizada a consultar previamente este fichero para evitar el tratamiento de datos de ciudadanos que han manifestado su postura al respecto.
Su eficacia, a debate
Una crítica generalizada a este sistema apunta a la paradoja de que, en teoría, las empresas accedan a los datos de contacto de personas que no quieren ser contactadas. “El sistema de consulta es vía API, es decir, la lista nunca se entrega. Se encripta el fichero de la empresa con el de la Lista Robinson, el sistema busca coincidencias entre ambas y alerta a la compañía”, defiende el director de Adigital.
Además, para valorar si la Lista Robinson es eficaz o no, hay que tener en cuenta dos aspectos. El primero es que sólo es efectiva para evitar la publicidad de empresas con las que no se haya tenido contacto previo --no haber sido cliente, por ejemplo-- ni se haya dado consentimiento expreso. El segundo es que la inscripción tarda hasta dos meses en ser plenamente efectiva, aspecto que se advierte a los usuarios. “Las compañías necesitan ese margen por posibles campañas que ya estén en marcha y, durante ese tiempo, podrían ser contactados”, explica el director de Adigital.
Sanciones
En el supuesto de que un ciudadano sea contactado cuando han pasado dos meses desde la inscripción y sin tener relación previa, “la empresa está vulnerando un derecho y, por tanto, cometiendo una ilegalidad por lo que hay que acudir a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) para denunciar”, según Zimmermann,
En ese caso, se presentarán pruebas ante la AEPD, por lo que es importante guardar los correos o mensajes recibidos. “Dependiendo de la gravedad, las sanciones pueden alcanzar los 600.000 euros”, añaden desde Adigital.
Mecanismo complejo
Entre 2019 y 2020 se impusieron una docena de sanciones por incumplir la Lista Robinson, según datosw de la AEPD. De hecho, una empresa aseguradora fue multada con 40.000 euros por llamar a un cliente inscrito en el fichero de inclusión.
Pero, en general, “se sanciona muy poco porque se denuncia muy poco, ya que no existe un mecanismo sencillo para ello”, afirma Samuel Parra, especialista en protección de datos y privacidad. En su opinión, la falta de denuncia responde al esfuerzo que supone, frente al beneficio que se obtiene por ello. “Contratar a un abogado para que presente la denuncia sería antieconómico para el denunciante, cuya recompensa será, en el mejor de los casos, que cesen las llamadas”, asegura este experto.
Más de 1,2 millones de usuarios inscritos
“Con la llegada de internet, los canales comerciales se han incrementado. Hoy en día, la Lista Robinson se aplica a cuatro: las llamadas telefónicas, el correo postal, el correo electrónico y los SMS”, detalla Zimmermann.
Según la última memoria anual de Adigital, el número de ciudadanos inscritos en este registro se sitúa en torno a 1,2 millones de españoles. La distribución por canales es de más de 900.000 usuarios en las llamadas, medio millón en el caso del correo electrónico, 455.000 para SMS y 270.000 inscritos en la lista del correo postal, ya que hay ciudadanos que están apuntados en varias. “La gran cantidad de suscritos en la lista de llamadas responde a que el canal telefónico es especialmente sensible. Además, se ha hecho un abuso grande por parte de algunas empresas que ha provocado que el ciudadano alcance un cierto nivel de hartazgo”, concluye el director de esta asociación.
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