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Reservar una mesa en un restaurante y no acudir puede ser delito

Los hosteleros se cubren las espaldas para minimizar las pérdidas que provocan las reservas fantasma

Varias mesas de un restaurante que cobra a los comensales por reservar y no acudir / BESO
Varias mesas de un restaurante que cobra a los comensales por reservar y no acudir / BESO

Reservar una mesa en un restaurante y no presentarse está dejando de ser un problema para los hosteleros, pues cada vez son más los propietarios de locales de restauración que cobran por adelantado a los clientes, al tiempo que les advierten sobre la penalización económica que conlleva no acudir, un desplante que incluso puede ser delito.

Algunos hosteleros, como Miguel Grande, propietario del Beach Club Atenea en Chiclana (Cádiz), acumulan pérdidas de miles de euros debido a los denominados no shows, motivo por el cuál han decidido ponerse estrictos.

Cobrar por adelantado

En restaurantes de cierto nivel de Madrid, Barcelona y zonas turísticas, cada vez es más habitual que el local cobre por adelantado a los clientes que reservan una mesa para seis o más comensales. De este modo, cobrando una parte de la cuenta de antemano, compensan y minimizan las pérdidas que puedan suponer los clientes que no acuden al local, ya sea por un olvido o intencionadamente.

La mesa junto al mar de un restaurante en el que han aumentado las reservas / UNSPLASH
La mesa junto al mar de un restaurante en el que han aumentado las reservas / UNSPLASH

De hecho, la página de reservas El Tenedor estima que la mala costumbre de las reservas fantasma ha bajado tres puntos en 2023, respecto al año anterior, hasta el 3,7%.

No acudir puede ser delito

Algunos restaurantes, incluso, han instalado un sistema de reservas capaz de detectar a los clientes que no se han presentado anteriormente para vetarlos.

Y es que, la justicia, en algunos casos, ha dado la razón a los chefs que han cobrado multas de hasta 510 euros a los comensales que no cancelan sus reservas, como es el caso del cocinero Paulo Airaudo, director de los fogones del restaurante Amelia en Donosti. Así es, si se demuestra que detrás una reserva fantasma hay intención de hacer daño, el cliente podría estar incurriendo en un delito.

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