El desconocido puerto de Menorca que esconde ruinas romanas, búnkeres y un precioso faro

Los turistas suelen pasar de largo, camino del cabo de Cavallería, ignorando este rincón mágico donde se fundó una de las principales ciudades de la isla antes de Cristo

El puerto de Sanitja, en Menorca / REDDIT
El puerto de Sanitja, en Menorca / REDDIT

La señal son los restos arqueológicos que se aprecian a ambos lados de la estrecha carretera que conduce al faro. La inercia, y la dificultad para estacionar el coche, hacen que los turistas pasen de largo. Pero, si uno disminuye la velocidad, un poco más adelante, a mano izquierda, la tierra se abre camino entre los arbustos y posibilita el aparcamiento. Al descender por el sendero, se llega a una pedregosa cala sin nombre donde se esconde un diminuto puerto refugiado de mareas, vientos y gente. Al fondo, sobre las rocas, una torre vigía y el faro de Cavallería, el más alto de la isla de Menorca, controlan la entrada de mar. El mar es un plato. 

Es aquí. Este es el lugar. Sanitja es uno de los puertos más pequeños y desconocidos de Menorca. Un rincón de postal que fue campamento militar, para defender la costa norte de los piratas, y una de las principales ciudades de la isla a. de C.

La historia

“Como poblaciones tiene Iamo, Sanisera y Mago”, escribió Plinio el Viejo en su libro Naturalis Historia III, que data del año 77-78 d. C., sobre las principales ciudades de Menorca en aquella época: Ciudadela, Sanitja y Mahón.

El puerto de Sanitja, en el norte de Menorca / FACEBOOK TURISMO DE MENORCA
El puerto de Sanitja, en el norte de Menorca / FACEBOOK TURISMO DE MENORCA

Los yacimientos arqueológicos, tanto terrestres como acuáticos, pues se han encontrado numerosas ánforas fechables entre los siglos I y IV d. C., dan buena prueba de la importancia de Sanisera, ciudad fundada en el siglo II a. de C., y de su puerto, zona de tránsito y refugio marítimo. También se han encontrado los cimientos de una basílica paleocristiana y de una minúscula mezquita rural, la única que se conoce en Menorca. Unos restos que aportan un toque mágico a este rincón.  

Un puerto para enmarcar

En la actualidad, los muelles son finos trozos de madera sin pulir solo aptos para equilibristas. Las pequeñas barcas también son de madera, como lo es el caballete que un hombre ha instalado junto a una casa de piedra semiderruida. A través de ella, pinta el mar y la atalaya construida por los británicos en el siglo XVIII.

Vista aérea de la zona / BONNIN SANSO
Vista aérea de la zona / BONNIN SANSO

Bordeando la orilla en dirección al faro, se llega a Cala Viola de Ponent, un conjunto de tres calas con vistas privilegiadas para ver como el sol se mete en el mar sin salir del agua.

El faro y los búnkeres

Construido en lo alto de un acantilado de 79 metros, el faro de Cavallería es el más alto de la isla y es un lugar estratégico desde el que se domina gran parte de la costa norte de Menorca.

A sus pies hay un bar, que suele estar abierto de mayo a octubre, donde se puede tomar un refresco acompañado del típico queso de Mahón y unas aceitunas. En los silenciosos alrededores, se esconden numerosos búnkeres de la Guerra Civil española que despiertan evocaciones de tiempos pasados y la senda que nunca se ha de volver a pisar.

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