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Implika, a juicio por vender un curso de formación “inútil” de 2.000 euros: "Trataron de engañarnos"

Este centro educativo acumula centenares de críticas de alumnos que denuncian ausencia de prácticas, contenidos desactualizados y promesas falsas

Oficinas de Implika Formación / EP
Oficinas de Implika Formación / EP

En la primavera de 2020, cuando la pandemia obligó a miles de personas a permanecer encerradas en casa, muchas buscaron una manera de aprovechar todo el tiempo del que disponían. Luis García y su mujer sondearon la posibilidad de contratar algún curso de formación con el que ella pudiera acceder a un puesto de trabajo. Dieron con unos de Implika, un centro de formación con sedes por toda España que ofrece multitud de cursos, desde de hostelería y turismo a sanidad o salud, además de pruebas de acceso a formación profesional.

“Fundado en 2009, es referente nacional en formación dirigida a la inserción laboral y la capacitación profesional”, proclaman en su web. No obstante, cientos de alumnos se han sentido decepcionados por la educación que reciben en estos centros y algunos han llegado a denunciar a la entidad, tal y como recogió Consumidor Global el pasado mes de septiembre. García fue un paso más allá y llevó a la empresa a juicio.

Promesa de encontrar empleo

“Llamé, y un asesor me aconsejó, me explicó todo… Me dijo que el curso era muy bueno, con prácticas en buenas empresas y la posibilidad de encontrar un puesto de trabajo. Según nos dijeron entonces, un 70 % de las personas que contrataban el curso conseguían trabajo”, explica García. Las prácticas, reconoce, eran lo que más le atraía, puesto que su mujer ya estaba graduada en Farmacia “en una de las mejores universidades de Venezuela”, argumenta, y lo que quería era encontrar una oportunidad de trabajar en España.

Así, se decidieron a comenzar con el curso de Técnico en Farmacia y Parafarmacia, cuyo precio ascendía a 2.900 euros. “Al empezar el curso, ella vio que era muy básico. El libro tenía nociones muy elementales, incluso errores ortográficos, lo que nos sorprendió bastante”, indica García. Al poco, ambos se llevaron otro chasco al comprobar que no habría clases presenciales, algo que no les habían especificado cuando su mujer se apuntó. García afirma que Implika justificó este cambio por la pandemia

Una persona estudia la normativa / PEXELS
Una persona toma apuntes / PEXELS

Sin noticia de las prácticas

En cierto momento, reconoce García, tuvo problemas económicos para pagar el curso. Fue solo un mes, afirma, pero todo se solventó: lograron llegar a un acuerdo con Implika, que les permitió fraccionar el pago de dicho mes en tres tramos.  No obstante, pasados unos 11 meses, su mujer terminó la parte teórica, y no había noticia alguna de las prácticas.

García ya había pagado 1.900 euros, y se sintió frustrado al comprobar que Implika mareaba la perdiz: “Nos decían ‘Llame dentro de una semana’, ‘llame la semana que viene’… Nos daban largas”, resume. Así, decidió dejar de pagar, porque habían contratado un curso que a su esposa no le aportaba nada. Además, considera extraño que, en un momento en el que España vivía una emergencia sanitaria y se demandaban muchas profesiones médicas, Implika no lograse encontrar las prácticas prometidas.

Centenares de afectados

El caso de García no es infrecuente. Existe un grupo de Facebook, Me siento engañado por Implika. Todos, Denunciemos a Implika, donde más de 500 miembros han denunciado situaciones similares. El asunto también ha llegado a organizaciones de consumidores. Asimismo, cuando este medio publicó su primer artículo sobre Implika el pasado septiembre, varios afectados (que prefirieron no dar su nombre) reconocieron que habían estado a punto de llegar a juicio, pero alcanzaron acuerdos económicos confidenciales. “Nos callan la boca”, argumentaron.

Un consumidor enfadado habla por teléfono / FREEPIK
Un consumidor enfadado habla por teléfono / FREEPIK

“Es una presunta estafa. Que no os engañe la publicidad que hacen en radio y TV, no son cursos profesionales, es imposible que una empresa te contrate después de hacer estos cursos. Ni hay clases presenciales, ni profesores profesionales, te dan un libro y ya está. Si tu intención es invertir en formación para conseguir una buena salida laboral, olvida esta opción. Os pagué por un curso y lo único que he recibido fue un libro desactualizado”, clama otro consumidor en una reseña de Google.

“Trataron de engañarnos”

En la misma línea, García habría preferido que Implika fuese más transparente. “Si nos hubieran dicho que no habría acceso a prácticas, no habríamos contratado el curso”, argumenta. “Ella no aprendió nada, se sintió decepcionada. En cierto sentido, trataron de engañarnos porque no era lo que prometían”, afirma. En un primer momento, García intentó solucionar el conflicto por la vía extrajudicial, a través del arbitraje de consumo.

“Pero ellos no quisieron llegar a un acuerdo a través de esa vía”, relata. Así, puso una denuncia y, bajo la amenaza de ir a juicio, Implika sí les ofreció unas prácticas. “Pero a nosotros ya no nos interesaba tener nada con esta empresa, no confiamos en absoluto en ellos”, explica García.  Además, el comportamiento de la empresa fue muy errático: le enviaron a su mujer un título… de un curso de Atención Sociosanitaria, algo que ella ni siquiera había cursado.

Una chica estudia / FREEPIK
Una chica estudia / FREEPIK

La empresa, a juicio

En su larga comunicación con la empresa, recuerda García, Implika alegó en cierto momento que no le habían ofrecido prácticas a su mujer porque no habían pagado la totalidad del curso. García explicó entonces que este argumento era falso, puesto que, al terminar la parte teórica, Implika no cumplió lo prometido y no le envío ninguna propuesta laboral.  

Así las cosas, el asunto terminó en un juicio que se celebró el 20 de julio. “Las personas citadas, que son las que me vendieron a mí el curso, ni se presentaron”, afirma García. Su resumen es taxativo: “Hemos pagado por un libro con errores. Un libro que no enseñó nada. Además, mi esposa ha perdido ilusión, porque quería incorporarse al mercado laboral, y mucho tiempo. Y el tiempo es lo único que no se puede recuperar”, razona. Tras la celebración del juicio, el juez tiene 10 días para dictar sentencia.

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