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El lujoso hotel de Rafa Nadal que tiene un funicular para bajar a una cala idílica de la Costa Brava

Durante la temporada estival, este emblemático alojamiento ubicado en una de las poblaciones con más encanto del litoral catalán ofrece todo tipo de lujos

Ana Carrasco González

Cala Pola, el rincón idílico donde se encuentra el lujoso hotel / ZEL COSTA BRAVA

La Costa Brava, este tramo mágico del litoral catalán que sedujo a Hollywood con Pandora y el holandés errante en 1951, sigue siendo un imán para celebridades y viajeros en busca de un paraíso mediterráneo. Una estatua a Ava Gardner en Tossa de Mar recuerda esos años dorados, cuando figuras como Frank Sinatra, Truman Capote, Salvador Dalí y Marc Chagall se dejaban ver por sus encantadoras calles y disfrutaban de sus aguas turquesas

En este enclave histórico, a tan solo 5 kilómetros de Tossa de Mar, se alza ahora el ZEL Costa Brava, el segundo establecimiento de la exclusiva marca ZEL, creada por Meliá y el mismísimo Rafa Nadal.

El hotel con funicular para bajar a una cala idílica de la Costa Brava

La montaña que abraza Cala Giverola y Cala Pola, cubierta de pinos y encinas, fue en su día el destino vacacional predilecto para los empleados del servicio postal suizo. De esa herencia quedan hoy unas impresionantes pistas de tenis casi a pie de playa y un funicular que conecta con la zona alta de la montaña, donde se encuentra la recepción del hotel. Este funicular, una rareza en la costa, ofrece un acceso cómodo y pintoresco a las instalaciones.

El funicular del hotel / ZEL COSTA BRAVA

El terreno, que pasó por varias manos desde la llegada de los suizos, fue adquirido y renovado por el grupo de inversión Azora, dando vida al actual ZEL Costa Brava.

Habitaciones con vistas al mar

Con 214 habitaciones distribuidas en las laderas de la cala, ZEL Costa Brava ofrece estancias que van desde suites hasta dúplex, con vistas al mar, a la montaña o al jardín. Las habitaciones, renovadas por el arquitecto Álvaro Sans y su equipo de ASAH, se integran con maestría en el espacio natural, utilizando materiales como madera de roble, iroko y olivo, combinados con mármol y piedra caliza para aportar calidez y textura.

Por un precio desde 166 euros, el complejo cuenta con una impresionante infinity pool, un solárium y el restaurante-chiringuito l’Ona a pie de playa. En la parte superior, accesible por escaleras y el funicular, se encuentran la recepción, un gran spa con piscina climatizada y gimnasio, y un espacio gastronómico con espectaculares vistas a Cala Pola, a la que se puede acceder directamente desde el hotel a través de un tramo del Camí de Ronda.

Un templo del deporte y el relax

ZEL Costa Brava es un paraíso para los amantes del deporte, con hasta 46 opciones diferentes. Desde tenis y fútbol hasta baloncesto, hockey, ping-pong, voleibol de playa y waterpolo, las instalaciones permiten la práctica de una gran variedad de disciplinas. Además, se ofrecen actividades al aire libre como nordic walking, running, ciclismo, trekking y crossfit, así como clases de yoga, pilates, danza y jiu-jitsu. El hotel también dispone de un parking con capacidad para 300 bicicletas, ideal para explorar la zona sobre dos ruedas.

El spa del hotel promueve un estilo de vida saludable y activo, ofreciendo diversos tratamientos, gimnasio y piscina climatizada. Para las familias, el complejo cuenta con un pequeño parque acuático infantil y numerosas facilidades.

Qué comer y qué visitar

La recepción, diseñada como un patio principal, permite un check-in autónomo y ofrece un café de especialidad de Café Finca. El beach club l’Ona rinde homenaje a la gastronomía mediterránea con pescados locales, arroces y carnes a la parrilla, siendo también el epicentro de las verbenas nocturnas con el lema “siesta o fiesta”.

ZEL Costa Brava se posiciona como un punto de partida ideal para sumergirse en la belleza de la Costa Brava, ya sea en bicicleta, recorriendo a pie el Camí de Ronda o en vehículo. A pocos kilómetros, Tossa de Mar espera con su castillo, murallas, villa romana y secretos modernistas. Más al sur, Blanes y Lloret de Mar, junto a un sinfín de calas, invitan a descubrir los primeros kilómetros de esta costa que se extiende hasta Portbou.