Tomamos un buen café con leche vegetal en el Bar Simal de Tetuán
En una alianza con La Marzocco, la empresa Yosoy defiende la democratización de este producto, que quiere llevar más allá del centro de las grandes ciudades
Diez de la mañana. Interior-día. El establecimiento está poco concurrido, pero quienes acceden o pasan por la puerta se saludan por su nombre. Se encuentra en el barrio madrileño de Tetuán, aunque posee todos los elementos que hacen de él un bar tradicional que podría ubicarse en casi cualquier punto de España: larga barra de acero, suelo de terrazo, un puñado relojes de pared (que publicitan Oquendo, Coca-Cola o Marlboro), máquina recreativa y azulejos en la pared.
Tras la barra, Miguel Simal, perteneciente a la tercera generación que regenta el local, sirve con desenvoltura un café. Es un café normal, pero a la vez no lo es: el cliente lo ha pedido con leche de avena. No es un detalle menor. Mientras en muchos bares de barrio no es común ver alternativas a la leche, aquí sí es posible encontrar bebidas de avena, de soja y de almendras.
‘Café de Barrio’
Aunque no hay bancos de madera, cartas en inglés ni ese minimalismo de aire nórdico que preside las cafeterías de especialidad cada vez más presentes en las grandes ciudades, el café con leche de avena del Bar Simal está realmente bueno. El mérito lo tiene, además de Miguel, la iniciativa de la marca de bebidas vegetales Yosoy, que se ha aliado con La Marzocco (empresa italiana especializada en la fabricación de máquinas profesionales de café de alta gama) en la iniciativa Café de Barrio.

La idea es democratizar el acceso al buen café. “El buen café, con una buena materia prima y una buena bebida vegetal, tiende a estar más presente en los centros de las ciudades, donde hay muchos más turistas, muchos más expats, y se ha dejado un poco de lado al público general español”, explica a este medio Merche Parra, creative & content director de Yosoy.
Un café a la altura de la gastronomía
“Nos dimos cuenta de que en esos barrios quizá algo más alejados del centro, donde hay muchísimos bares de toda la vida, existe la buena gastronomía, pero no el buen café”, prosigue esta experta. Para su campaña, han contado con un icono que de barrio sabe un rato como es José Manuel Parada.
Parra reconoce que, en determinados locales, cuando el cliente pregunta por leche vegetal le miran raro o le ofrecen leche sin lactosa. “Es casi tan irónico como pedirte un vegetal y que te pongan atún”, ríe. “Creemos que, poco a poco, estas cosas se pueden ir cambiando. Tenemos usuarios que a veces, cuando se van de viaje, se llevan briks pequeños, porque temen no poder encontrar el café de bebida vegetal que buscan”, relata.
Pujanza de la bebida vegetal
Según Yosoy, las bebidas vegetales se consumen en más de ocho millones de hogares españoles. De hecho, la categoría de leche y bebidas vegetales sigue siendo la líder indiscutible del mercado del plant-based en España, representando el 66% del valor total del sector, a tenor de los datos de Circana y NielsenIQ.
A pesar de este auge, en ocasiones, con que haya bebida vegetal en un establecimiento, sea del tipo que sea, el cliente se da con un canto en los dientes. La otra opción es pedir el café solo. No obstante, Parra cree que “el siguiente paso” es prestar atención al producto en sí. “Al igual que en cualquier otro producto de alimentación, los ingredientes importan, así que una bebida vegetal puede estar elaborada con malos o buenos ingredientes”, afirma. Al respecto, Yosoy presume de ir a contracorriente y no utilizar estabilizantes ni espesantes.

“Sabe un poco a horchata”
“El café está ciertamente bueno, y la gente lo valora”, dice a este medio Miguel Simal, satisfecho con la iniciativa que ha convertido su local en pionero. Cuesta 1,60 euros, y tiene una óptima presentación y un excelente tamaño. Simal revela que sus clientes que piden bebida vegetal optan más por leche de avena que de soja, aunque a algunos “les sabe un poco a horchata”, sin que eso sea en absoluto negativo.
“Yo la saco del frigorífico y me la bebo sola”, ríe, con naturalidad. En cuanto al perfil que más lo demanda, al bar Simal se acercan a por este producto, sobre todo, “chicas jóvenes de oficina que lo piden para llevar”. No hay que olvidar que está solo a unos 500 metros del Paseo de la Castellana. Pero, más allá de la ubicación, lo relevante es que el buen café sea, precisamente, común.
