La casa de María Pombo en Cantabria: lujosa, con estética rústica y muy familiar
Descubrimos la encantadora casa de María Pombo en su lugar de veraneo cada año y que ha sido el gran proyecto de sus sueños que ha podido cumplir recientemente

Hay lugares que nos marcan desde pequeños. Para la influencer y empresaria María Pombo, Cantabria siempre ha sido un lugar especial. Su "tierruca", como ella la llama con cariño, donde por cierto conoció a su marido y padre de sus hijos, Pablo Castellano, es el escenario de sus recuerdos más felices de infancia: juegos entre los prados, tardes eternas en la playa y escapadas en familia.
Una familia que para ella es pilar y leiv motiv de su vida, tal y como hemos podido observar en su documental. Hoy, años después, ha regresado a ese rincón del norte para construir lo que ha bautizado como Casavaca: una vivienda que es mucho más que una casa de verano, es su hogar emocional donde se refugia cada vez que puede escaparse del ajetreado día a día de mujer de éxito.
Casavaca: el refugio campestre de María Pombo en Cantabria
Junto a su marido, Pablo Castellano, y sus dos hijos, María ha levantado una propiedad —en menos de dos años— que combina el diseño contemporáneo con la esencia de las casonas tradicionales del norte en tonos blancos y con ventanales verdes. Un proyecto deco que se ha ido gestando a lo largo del último año y que sus seguidores han podido descubrir paso a paso a través de su cuenta de Instagram.
Puro encanto rural chic
Casavaca es, ante todo, un proyecto familiar. El terreno donde se ubica no solo alberga la casa de María y Pablo, sino también las futuras viviendas de sus hermanas y sus padres. Un verdadero enclave familiar donde disfrutar de veranos compartidos, celebraciones y tardes eternas alrededor de una mesa.
La vivienda principal está diseñada para acoger a grandes grupos: cuenta con varias habitaciones de invitados con capacidad de hasta 8 personas—incluyendo una con cuatro literas pensada para los primos—, un salón amplio y luminoso, zonas de descanso y un exterior impresionante que invita a perder la noción del tiempo.
Arquitectura que respira paisaje
Inspirada en la arquitectura típica cántabra, la casa combina una estética sobria con detalles llenos de carácter. La fachada blanca contrasta con carpintería en verde oliva —un guiño a las tradicionales contraventanas norteñas— y está rematada por un encantador porche con pérgola, ideal para las largas sobremesas veraniegas. En el jardín, una gran piscina se funde con el horizonte rural, donde a menudo se ven vacas pastando. De ahí, con un toque de humor y ternura, el nombre Casavaca.
Interiores que conectan tradición y modernidad
Los interiores respiran esa mezcla equilibrada entre lo rústico y lo sofisticado. Los suelos, realizados en barro cocido por la firma Maora Ceramic, son una auténtica joya artesanal y recorren la casa de principio a fin. Desde la cocina hasta el salón, este material aporta calidez, textura y una estética que se siente profundamente auténtica.
En la cocina, el aire retro se hace protagonista: muebles de obra en blanco, una campana pintada en verde a juego con las ventanas, muebles de mimbre, electrodomésticos vintage en crema y una gran mesa central que actúa como corazón del hogar. Las sillas en estampado Vichy blanco y negro añaden un punto encantador, muy country-chic.
El comedor, alma social del hogar pensado para la familia al completo
Bajo una imponente lámpara de fibras naturales y techos altos, el comedor se convierte en punto de encuentro y conversación. La mesa de madera natural, robusta y acogedora, se rodea de sillas de estructura tubular negra con tapizados en cuadros, que recuerdan a las casas de antaño pero con un twist contemporáneo.
Espacios para el descanso diseñados con mimo
Cada dormitorio de Casavaca ha sido pensado con una personalidad propia. Papeles pintados con aires vintage —en tonos verdes, amarillos y muros ataviados con papel de estampados florales— adornan paredes, acompañados por cabeceros tapizados y molduras en tonos pastel.
Un salón que abraza la calma
La zona de estar es cálida y serena. Los ventanales de suelo a techo conectan el interior con el campo abierto y bañan de luz natural todo el espacio. Una chimenea discreta se alza como protagonista en los meses fríos, mientras que un sofá verde agua, con estampado botánico, invita a tardes de lectura y descanso.
Una lámpara de pie en forja con pantalla de tela aporta una luz suave y envolvente, ideal para crear atmósfera al caer la tarde. Cada rincón de este salón está pensado para el bienestar.
Un proyecto con alma y raíces del norte
Más que una casa, Casavaca es un sueño cumplido. Un espacio que destila amor por la tierra, por los detalles hechos con calma y por el valor de lo compartido. Con su fusión entre tradición y modernidad, entre lo funcional y lo emocional, esta casa se convierte en un verdadero ejemplo de cómo el diseño puede ser también refugio.
Y tú... ¿Te atreverías a construir tu propio paraíso familiar?