Por qué el euro digital en el que insiste Bruselas no convence a los consumidores

El "excesivo" control sobre el gasto que tendrían las instituciones y la potencial inseguridad ante fraudes levantan suspicacias

Un consumidor al que no convence el euro digital mira su móvil / PEXELS
Un consumidor al que no convence el euro digital mira su móvil / PEXELS

En un contexto global marcado por la creciente fragmentación y la incertidumbre (y atravesado por los conflictos en Ucrania y en Oriente Medio), el Banco Central Europeo ha indicado que se debe acelerar el desarrollo del euro digital. De hecho, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha afirmado que se trata de "una prioridad estratégica" para reforzar la autonomía europea.

En la actualidad, el BCE está estudiando junto con los bancos centrales nacionales de la zona euro la posibilidad de emitir un euro digital, pero parece que la decisión ya está tomada. “Sería una moneda digital de banco central: un equivalente electrónico al efectivo. Ofrecería una opción adicional para realizar pagos que complementaría a los billetes y a las monedas”, se explica en la página del BCE, que utiliza el condicional.

Monedero electrónico

La idea es que el euro digital se almacene en una suerte de monedero electrónico creado por cada banco o por un intermediario público, lo que permitiría a los usuarios realizar todos los pagos electrónicos cotidianos —tanto en tiendas físicas como en electrónicas— con sus teléfonos o tarjetas, con y sin conexión a internet.

Una persona hace un pago con su tarjeta
Una persona hace un pago con su tarjeta

“Su diseño proporcionaría un nivel de privacidad superior al que ofrecen por lo general otros métodos de pago digitales. El Eurosistema no identificaría a las personas por sus pagos. Además, solo el ordenante y el beneficiario conocerían los datos personales de los pagos offline con euros digitales”, indica el BCE, consciente de que este punto genera muchas suspicacias.

El efectivo no desaparecería

Además, asegura que sería un complemento del efectivo, no un sustituto. “El euro digital existiría en paralelo al efectivo en respuesta a la creciente preferencia de los consumidores por pagar digitalmente, de manera rápida y segura. El efectivo seguiría estando disponible en la zona del euro, al igual que otros medios de pago electrónicos privados que se utilizan actualmente”, detalla la institución presidida por Lagarde.

A juicio de la economista francesa, si bien por el momento los riesgos para la estabilidad financiera de la eurozona derivados de los criptoactivos parecen limitados, el rápido ritmo de los desarrollos, sumado a la falta de datos que pueden crear puntos ciegos, requiere una vigilancia más estrecha.

Una persona guarda billetes en un monedero
Una persona guarda billetes en un monedero

Correcciones bruscas de precios

"A medida que aumentan las tenencias y las valoraciones de los criptoactivos, el riesgo para los inversores de correcciones bruscas de precios aumenta y podría repercutir en todo el sistema financiero", ha avisado.

Por otro lado, la presidenta del BCE ha señalado que, en la actualidad, el 99% de las monedas estables ('stablecoins') están denominadas en dólares al tiempo que se emiten de forma privada y plantean riesgos considerables para la política monetaria y la estabilidad financiera. Este enfoque, considera, puede dar lugar a nuevos riesgos y vulnerabilidades sistémicas.

“Salvaguardar el sistema financiero y monetario”

Así, la presidenta del BCE ha defendido que el euro digital, además de abordar algunos de los riesgos que plantean las monedas estables, "ayudaría a salvaguardar el sistema financiero y monetario europeo, basado en la banca", puesto que, no solo fortalecería la autonomía estratégica de Europa, sino que también garantizaría un sistema europeo de pagos minoristas innovador y resiliente.

Una persona hace un pago online
Una persona hace un pago online

No obstante, el euro digital no convence a los consumidores españoles. Así lo reflejó el pasado mes de marzo la Asociación Española de Consumidores, que realizó una encuesta entre 3.000 ciudadanos que evidenció que el 70% estaba en contra de su implantación.

Excesivo control

Entre los motivos aducidos para justificar el rechazo figuran el excesivo control sobre el gasto que tendrían las instituciones (54%), la inseguridad ante fraudes (30%) o los problemas tecnológicos para su uso (15%).

En esta línea, un estudio del Banco de España reveló que solo el 22% de los españoles usaría el euro digital como medio de pago complementario a los medios de pago existentes en la actualidad. Este porcentaje llega al 40% en el caso de los españoles con una edad comprendida entre los 18 y los 24 años, mientras que desciende al 11% entre los mayores de 65 años.