La fiebre del oro: por qué su precio no deja de subir
Un experto desvela a Consumidor Global cuáles son los tres factores que influyen actualmente en la revalorización del oro, que cotiza en torno a los 3.000 dólares la onza

A medida que la incertidumbre geopolítica se extiende por el planeta, los inversores recurren a un clásico refugio de valor: el oro. Su precio no ha dejado de subir desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022.
En el último año, según estima Jaime Martínez Tascón, profesor de OBS Business School y director de InveretiK, acumula una revalorización cercana al 40%, situándose en torno a los 3.000 dólares por onza en la actualidad. Esta escalada tiene implicaciones directas en diversos sectores, en especial el de la joyería, que lidia con el reto de mantener el precio de sus productos y evitar que el encarecimiento de la materia prima afecte al consumidor. Pero, ¿qué hay detrás de esta tendencia alcista que parece no tener techo?
El oro, activo refugio por excelencia
"Cada vez que hay conflictos bélicos, el oro tiende a revalorizarse", afirma Martínez en declaraciones a Consumidor Global. Es lo que se conoce como activo refugio. Un bien que los inversores buscan en tiempos de alta incertidumbre, cuando los mercados financieros tiemblan. "El mercado odia la incertidumbre. Y el oro es el activo al que recurren los inversores para protegerse de las caídas de las bolsas", detalla el experto.

Desde la invasión rusa de Ucrania hasta el recrudecimiento del conflicto en Oriente Medio, las tensiones globales han alimentado esa búsqueda de seguridad. En este contexto, el oro no solo mantiene su valor, sino que lo incrementa, consolidando su rol histórico como salvavidas financiero en épocas convulsas.
El papel de los bancos centrales
Otro de los grandes motores que empuja el precio del oro al alza es la acumulación masiva por parte de los bancos centrales, especialmente de países del bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Según el experto, países como Rusia recurren a la compra de oro para afrontar las sanciones impuestas por su invasión a Ucrania, entre las que se incluyen la congelación de sus activos financieros en el extranjero. Este fenómeno ha reforzado la cotización del metal en los mercados internacionales.
Tipos de interés e inflación: el tercer factor clave
El entorno macroeconómico también está desempeñando un papel crucial, según Martínez. En concreto, la relación entre los tipos de interés y la inflación en economías como la de Estados Unidos. "Si comparas la inflación con los tipos de interés que se están pagando en EEUU, la rentabilidad real no es tan atractiva. Los inversores empiezan a mirar hacia el oro como una alternativa más estable", subraya.

Y añade: "Las políticas de Trump no van a ayudar a reducir esa inflación, por lo cual los inversores siguen canalizando sus inversiones hacia el oro". Con niveles de inflación elevados y una política monetaria que no logra generar tipos reales positivos (es decir, tipos de interés que superen a la inflación), el oro se vuelve atractivo para quienes buscan preservar el valor de su capital en el medio y largo plazo.
Joyería: el sector más afectado
Entre los sectores más sensibles a esta subida del oro se encuentra el de la joyería. Aunque no se trata de un producto de consumo básico, sí enfrenta el reto de justificar precios cada vez más altos. "El problema está en si pueden o no trasladar ese incremento de costes al cliente final", explica Tascón.
Sin embargo, el experto matiza que el lujo tiene un comportamiento distinto al del consumo masivo. "Este tipo de productos no se ven tan afectados por las crisis económicas. Sus compradores suelen ser menos sensibles a las subidas de precios que, por ejemplo, en sectores como la alimentación", aclara.

¿Un aumento sin fin?
La gran pregunta sigue siendo hasta cuándo se mantendrá esta escalada. "Si existiera una base científica para saber cuándo empieza y termina una tendencia alcista, todos seríamos ricos", bromea Tascón.
Mientras persistan las tensiones geopolíticas, las compras de oro por parte de los bancos centrales y la inflación, el oro seguirá cotizando al alza. La incertidumbre global ha colocado este metal, una vez más, en el centro del tablero económico. Y, por ahora, su tendencia creciente no parece tener fin.