Estamos en pleno verano, pero se acerca el invierno. No porque HBO Max vaya a estrenar una precuela de Juego de Tronos, sino porque la expectativa de que Rusia recorte sus ventas de gas hace tiritar a Europa. Así, mientras el nudo de la inflación ahoga a los consumidores, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sorprende al poner el foco en el nudo de la corbata. “No llevo corbata, eso significa que todos podemos ahorrar desde el punto de vista energético; y he pedido a los ministros y también al sector privado, si aún no lo han hecho, que cuando no sea necesario no utilicen la corbata”, declaró el líder del Ejecutivo. Sin embargo, este comentario –que muchos siguen sin entender– enerva a los vendedores de corbatas.
De hecho, la recomendación o prescripción de Sánchez ha sido recibida con más sorna que enfado, aunque algunas empresas que se dedican a la venta o fabricación de este complemento sí están molestas. Algunas apelan a la unión de la ética con la estética, mientras otras prefieren no meterse en camisa de once varas.
La propuesta de quitarse la corbata de Sánchez es “absurda y ridícula”
Lester es una marca de moda masculina que ha fabricado corbatas durante 30 años, y Carlos Satrústegui, su director general, habla de las mismas con una pasión que parece trascender las modas y las declaraciones puntuales. Satrústegui indica a Consumidor Global que, bajo su punto de vista, las declaraciones de Sánchez “resultan impropias de un presidente del Gobierno”. La propuesta le parece “ridícula y absurda”, pero este experto no invierte mucho tiempo en juzgarla, sino en hacer un alegato de la corbata. “Es un elemento distintivo de elegancia en el hombre. Me parece una pena que se pierda, porque es cierto que ya no se ven tantas como antes”, admite. Además, agrega que el momento es delicado, con una pandemia y un auge del teletrabajo que permite trabajar en chanclas.
No obstante, Satrústegui cree que, si fuese otra época del año, la propuesta del Gobierno habría tenido un efecto rebote y se habrían visto más corbatas por la calle. El verano limita su presencia, pero el directivo trata de ver el lado positivo: “En Italia, algunos colegas han detectado que ha subido un poco la venta de tejidos para la fabricación de corbatas, esperemos que sea un signo de recuperación”, indica. Además, a pesar de la amenaza del cambio climático, Satrústegui considera que a la gente le gusta ir arreglada (“en cuanto a corbatas, más en el sur que en el norte, sobre todo en eventos como las ferias”), y eso no cambiará.
La propuesta del presidente del Gobierno vs. el sector
En Corbatasonline.com, una empresa de Yecla (Murcia) que comercializa estos complementos, se pueden encontrar corbatas a partir de 19 euros. Desde esta empresa, Francisco H. resalta que no le parece “ético” que un presidente del Gobierno hable así de un sector. “Nos toman por tontos”, opina. Termina su declaración con risas, pero son risas un tanto amargas, que dejan ver cierto malestar. Con todo, y a pesar de la polémica declaración, este empresario no cree que las palabras del líder socialista vayan a perjudicar en demasía al sector, porque son unas aseveraciones “absurdas”.
“Hemos comentado el tema con algunos clientes, y muchos se lo han tomado a cachondeo. Hay ciertos eventos, como las bodas, en los que da igual que haya 40 o 45 grados: se seguirá llevando corbata”, señala el responsable de la firma. ¿Cuál es la alternativa? ¿Quitar la americana para poder subir unos grados el aire acondicionado en la oficina? Tampoco le parece plausible. “Sí, y en bermudas. Hay que tomarse más en serio las cosas”, apostilla.
La patronal carga contra la medida
Desde Balbino Bernal, una célebre corbatería sevillana, se remiten a sus palabras en las redes sociales. “Gracias Pedro Sánchez, eres un crack. Existen comercios que viven de la corbata, así que no deberías animar a los españoles a NO hacer uso de ella”, publicaron en Twitter. En la misma línea, pero en un tono mucho más sosegado, la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex) ha cargado contra la medida y ha argumentado que “no se pueden admitir recomendaciones de un presidente del Gobierno que pueden provocar el cierre de negocios y la pérdida de puestos de trabajo".
Rufino Rivas trabaja en Salinero, una firma cuyas corbatas aportan distinción y elegancia desde 1946. Ya va por la tercera generación, cuenta. “Que se diga ahora que no se utilice la corbata en la empresa privada resulta un poco absurdo y revela cierto desconocimiento. Antes, en la banca privada y en grandes empresas, cualquier cargo medio con cierta responsabilidad estaba obligado a llevarla, y ahora ya no es así. Nosotros lo hemos notado”, señala Rivas. “De manera que, si el presidente no va a ayudar, al menos que no ponga palos en las ruedas”, agrega Rivas.
“Es muy difícil que la corbata desaparezca”
Al igual que sus colegas, Rivas tampoco se viste de pesimismo. Para él, la corbata está viva y presente. “Nosotros hacemos corbatas corporativas, para las empresas que quieren tener un detalle o un regalo con sus clientes. Se siguen llevando, pero ahora son más desenfadadas. Antes primaban los colores grises u oscuros, serios; y ahora vemos una evolución hacia tonos más llamativos, como el verde o el amarillo”, expone.
“A la hora de vestirse, la mujer puede recurrir a la fantasía en sus complementos, como el bolso o los pendientes, pero el único recurso que el hombre tiene para mostrar esa fantasía es la corbata. Por eso, creo que es muy difícil que desaparezca”, remacha Rivas.