Camino de Santiago por mar: así es la ruta histórica de Muros-Noia reconocida por la Iglesia

Una ruta de tres días en velero por la Ría de Muros-Noia y las Rías Baixas, seguida de una caminata de 12 kilómetros hasta el Apóstol

Camino de Santiago por mar / SAILWAY
Camino de Santiago por mar / SAILWAY

Antes de que el despertador imponga su tiranía, en Muros, las gaviotas rompen la noche y el aire huele a salitre. En esta villa gallega comienza un camino distinto, que se abre paso entre olas y faros. 

Cuando se habla del Camino de Santiago, la mente tiende a dibujar senderos de tierra, mochilas pesadas y botas polvorientas. Pero hay otra forma, menos conocida y mucho más singular, de llegar a la tumba del Apóstol por mar. Es el Camino Marítimo de la Ría de Muros-Noia, una experiencia que se remonta al siglo XII, inspirada en la travesía de los cruzados que llegaban por barco a Galicia para luego continuar su peregrinación a pie.

La primera etapa del Camino de Santiago por mar

La travesía, organizada por la empresa gallega Sailway, comienza en el puerto de Baiona. Desde allí, durante tres días, los peregrinos surcan 90 millas náuticas en un velero para llegar a Santiago.

Camino Marítimo de la Ría de Muros Noia   EP
Camino Marítimo de la Ría de Muros Noia / EP

La travesía comienza en las Islas Cíes, un paraíso natural enclavado en el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia. Sus playas de arena blanca y aguas cristalinas anuncian el inicio de un viaje que promete ser inolvidable. La primera noche transcurre en puerto, brindando la oportunidad de descubrir Baiona, una villa cargada de historia, célebre por haber sido el primer puerto europeo en recibir la noticia del descubrimiento de América.

Segunda y última etapa

El segundo día, la ruta pone rumbo a Ribeira, bordeando la costa y pasando por Pedras Negras, con vistas impresionantes de las rías gallegas y los pueblos marineros que las salpican. A lo largo de la travesía, los peregrinos van sellando su credencial en distintos puntos, sumando autenticidad y simbolismo a la experiencia.

El tercer día culmina con la llegada a Portosín, tras cruzar la Ría de Muros e Noia, la última de las Rías Baixas. Desde este punto, la travesía cambia de ritmo y los peregrinos completan a pie los últimos 12 kilómetros hasta Santiago de Compostela, un tramo final que invita a la introspección y al encuentro con la verdadera esencia del Camino.

Gastronomía y camarotes

Lejos de las aglomeraciones del Camino Francés, esta ruta por mar es íntima, pues solo son ocho peregrinos por travesía, más el patrón. El alojamiento es en camarotes compartidos, con posibilidad de reservar espacios más privados. La gastronomía a bordo celebra el producto local, y las noches en puerto abren la puerta a tabernas donde el marisco es el plato estrella.

Además, para quienes buscan una experiencia aún más personalizada, existen opciones como alquilar el velero en exclusiva (con titulación náutica) o contratar guías, traslados desde el aeropuerto y otros servicios a medida.

Más que un viaje

Este Camino Marítimo no es solo una alternativa turística ni un mero crucero con ínfulas de peregrinación. Es una vivencia de introspección y reencuentro. Porque el mar tiene un lenguaje propio.

El regalo más valioso de esta ruta no es solo la compostela, ni siquiera la vista de las torres de la Catedral tras el último esfuerzo. Es la huella que deja en quienes la recorren: un silencio distinto, una mirada más abierta, una paz que solo se encuentra después de haber seguido la estela de quienes, siglos atrás, llegaron hasta aquí movidos por la fe y la esperanza.