Cristina Riera, librería Sant Jordi: "La ciudadanía está harta de la pérdida de comercios con alma"

Entrevistamos a la actual responsable de una de las librerías más emblemáticas de Barcelona, que bajará la persiana a mediados de febrero

La librería Sant Jordi a rebosar y una tienda de souvenirs vacía / GALA ESPÍN
La librería Sant Jordi a rebosar y una tienda de souvenirs vacía / GALA ESPÍN

Hay tiempo todavía. Hay tiempo de luchar por aquello que nos define y nos hace mejores. La ciudadanía lo ha hecho siempre. Lo ha hecho ahora, con el anuncio del cierre de la librería Sant Jordi, ese faro ante tormentas y tempestades de la calle Ferran de Barcelona. Ese oasis decimonónico que invita al diálogo, a la lectura, a la reflexión pausada, al conocimiento compartido. Ese refugio ante la estupidez de estos tiempos apantallados. Todavía podemos salvarla, en defensa de la cultura. Aún estamos a tiempo de salvarnos. Mañana podría ser demasiado tarde.

Hablamos con su actual responsable, Cristina Riera, que está moviendo cielo y tierra para que la Sant Jordi se mantenga como la casa de libros que es, aunque ella ceda su sitio a quien se anime a tomar el relevo.

--Desde que corrió la noticia del cierre, ha habido aglomeraciones de lectores, otros curiosos y amigos en su librería…

--La verdad es que ha sido una locura maravillosa. Algo muy emocionante. Realmente, nosotros no hicimos nada. Unas amigas, en un momento personal tremendamente delicado, prepararon unos packs de libros a modo de apoyo, para que se hablara de ellos como regalo de Navidad. Empezaron a difundirlo y hubo un sentimiento generalizado por parte de la ciudad. Y está siendo una preciosa locura. De repente, me encuentro con colas de gente que espera durante horas para poder entrar. Es casi como una especie de homenaje en el momento del funeral: las personas se acercan con actitud cariñosa, una sonrisa e historias maravillosas que contar.

Numerosos clientes en la librería Sant Jordi de la calle Ferran de Barcelona / GALA ESPÍN
Numerosos clientes en la librería Sant Jordi de la calle Ferran de Barcelona / GALA ESPÍN

--La ciudadanía ha hablado…

--Así es. Se ha convertido en un caso muy simbólico por varios motivos. Sobre todo, por el cansancio ciudadano hacia la pérdida de espacio de proximidad en el barrio. La ciudadanía está harta de perder comercios con alma, que aportan belleza a la ciudad y la hacen especial. El cierre de la Sant Jordi se ha convertido en un fenómeno viral porque es una librería atractiva para los turistas y para la ciudadanía. Era un lugar de referencia para los vecinos en contraposición con los lugares que rotan continuamente, y la gente se siente enajenada respecto a la pérdida de estos lugares de acogida.

--¿Por qué era tan querido en el barrio el antiguo dueño de la librería, Josep Morales?

--Creo que era una persona que sabía escuchar y tenía curiosidad por lo que le explicaban. A mi me sucedió así. Yo le conocí en la librería. Era un lugar amable donde se paraba el tiempo. Donde había un interés real por la persona que entraba por la puerta. Era una persona que no tenía dobleces. Era muy claro, muy franco, muy honesto. Era una persona con tal diversidad de intereses que podías hablar de cualquier tema. Y la gente valoraba todo eso. Tenían incluso un taburete para los clientes que venían a hacer tertulia. Y había celos entre los clientes que querían estar en el taburete. Al final, tuvieron que quitarlo porque no se podía pasar. Hablaban de la vida y de cualquier tema. Un hombre que ahora está jubilado y se dedica a hacer viajes con un youtuber venía a contarnos sus viajes. El otro día vino y me dijo que no había podido explicarle el último viaje y que le iba a hacer falta hacerlo. Josep siempre decía que no necesitaba salir al mundo porque el mundo venía a él.

Un cliente hojea un libro en la librería Sant Jordi / GALA ESPÍN
Un cliente hojea un libro en la librería Sant Jordi / GALA ESPÍN

--El mundo de Josep Morales también incluía una colección apasionante de libros que confeccionó junto a su padre, ¿qué joyas se pueden encontrar estos días en la Sant Jordi?

--Desde libros de arte y curiosidades de Barcelona, hasta libros sobre cómo hacer papiroflexia. Combinamos la oferta de la librería, que estaba especializada en arte, fotografía, diseño, ilustración y arquitectura, con material que va apareciendo en el fondo del almacén, que son antigüedades y curiosidades.

--Me dijo una amiga en común que estos días ofrecéis descuentos en algunos libros… 

--Estamos facilitando descuentos de un 50% en muchos libros, pero también ponemos en relación obras que tienen cosas en común para que, por el precio de uno, te lleves dos. 

Varias clientas en la librería Sant Jordi de Barcelona / GALA ESPÍN
Varias clientas en la librería Sant Jordi de Barcelona / GALA ESPÍN

--Supongo que usted se quedará con algunos ejemplares a los que guarde cariño…

--La verdad es que sí… Me di cuenta de que si no espabilaba, volarían. He guardado desde joyas que existían en la librería hasta carteles de Joan Miró, que estamos vendiendo muchos. He seleccionado y guardado algunos para tener en casa. Libros de artistas muy especiales, otros que me arrancan una sonrisa, o volúmenes de portadas maravillosas. Es una selección bastante ecléctica. Libros antiguos, como una Divina Comedia ilustrada por Gustave Doré, que tiene el lomo estropeado y no la puedo poner a la venta. Joyas que voy encontrando en el almacén.

Un cliente con un buen puñado de libros bajo el brazo / GALA ESPÍN
Un cliente con un buen puñado de libros bajo el brazo / GALA ESPÍN

--La verdad es que su marido regentaba un comercio con alma…

--La Sant Jordi es uno de esos espacios donde te acogen, te atienden, te escuchan. Ayer me comentaba una mujer: ‘¡Qué falta nos hace la belleza en nuestra vida y que fácil es perderla!’. La Sant Jordi nos hace la vida más amable. La gente se ha sentido cuidada por la librería en una de esas ciudades que cada vez están más faltas de alma, más despersonalizadas. Cuando empezamos a desprendernos de los comercios de proximidad para potenciar el online, nos aislamos todavía más. Son cosas de las que no sé si somos suficientemente conscientes. 

--La Inexplicable (Sants), la Pròleg (Ciutat Vella), la Librería Medios (Raval)... ¡Y ahora la Sant Jordi! Ya no quedan librerías en el centro de la ciudad…

--Las librerías tienen un margen de beneficio limitado. Por eso han desaparecido todas o casi todas las librerías del Gótico de Barcelona. Apenas quedan dos o tres. Su supervivencia es inviable si no se toman varias medidas. 

--¿Qué medidas deberían tomarse?

--Habría que proteger los espacios catalogados como emblemáticos y revisar el plan de usos comerciales en lugares como Ciutat Vella para evitar que se plague de tiendas de souvenirs, carcasas de móviles y cannabis

--¿Qué será de la librería Sant Jordi?

--La librería Sant Jordi desaparecerá si no surge nadie que tome el relevo. 

--¿No hay vuelta atrás?

--Vence el alquiler y no podré seguir al frente de la librería. Estamos estudiando que pueda haber un plan de protección por parte del Ayuntamiento, porque está catalogada como comercio emblemático.

--¿Cuál es la última hora?

--Durante las últimas semanas se ha abierto un diálogo entre la propiedad, el Ayuntamiento, el Gremi de Llibreters y nosotros. La propiedad desea que siga habiendo una librería y están dispuestos a proponer un alquiler que lo posibilite. Por otra parte, Barcelona en Comú presentó una proposición en la Comisión de Cultura municipal que fue aprobada por todos los partidos, excepto Vox, para que hubiera un compromiso municipal para proteger la librería (sin medidas concretas). Así que ahora empezamos la búsqueda de personas interesadas en tomar el relevo, pero solo tenemos hasta mediados de febrero para encontrarlo y/o liquidar el fondo.

--Si el Ayuntamiento de Barcelona no responde, ¿existe alguna otra vía para salvar el negocio actual?

--Otra vía podría ser que un inversor privado llegue a un acuerdo con la propiedad. Este sería mi deseo. Aunque, siendo un establecimiento en principio protegido, debería de haber una protección por parte de las instituciones. Conservarlo como librería es inasumible por los precios de mercado actuales, que están marcados por la especulación. 

--No permita que abran otro Vivari ni una tienda de souvenirs, por favor…

--A ver… eso intento. Estoy preocupada.

La emblemática librería de la calle Ferran / TEO CAMINO
La emblemática librería de la calle Ferran / TEO CAMINO

--La Sant Jordi es una pérdida que Barcelona no se puede permitir…

--Yo creo que no, por varios motivos. Porque cada vez quedan menos espacios emblemáticos. Porque es una calle icónica. Es una calle de paso estratégico. Hablamos de la calle que une la plaza Sant Jaume con la Rambla. Y porque creo que después de la movilización ciudadana y de ese grito de apoyo, si prescindimos de esto, si no escuchamos esa voz vecinal, querrá decir que no podemos escuchar nada, que está todo perdido. Si perdemos los símbolos, será un fracaso institucional demasiado grave.

--¿Cuál sería su final soñado para la Sant Jordi?

--Para mí sería eso, que pueda tener una continuidad y que la librería Sant Jordi sobreviva y tenga una garantía de permanencia para la ciudad. Que siga brillando como ese faro que es, en la calle Ferran.

--¡Qué falta nos hacen lugares como las librerías en estos tiempos apantallados!

--Ha sido un año muy duro por la enfermedad de mi marido y he tomado plena conciencia de la importancia de salir a la calle y encontrarte a gente conocida, a la gente del comercio de la esquina que te ofrece un ‘Hola, buenos días, ¿cómo estás?’ con una sonrisa. La importancia de sentirse acogida. Hay tanta gente que se siente sola en la ciudad que, simplemente eso, hace mil veces más amable la ciudad. Recuerdo un día que llegué a casa y le dije a mi marido: ‘Tengo ganas de organizar una merienda con toda esa gente del barrio que sin saberlo me hace amable el día’. La gente vuelve a la librería y me cuenta unas intimidades y unas cosas preciosas. La gente necesita que le escuchen.