Fermín Otamendi (Bodegas El Grifo): "No tiene sentido que vinos jóvenes tengan precios disparatados"
Hablamos de vinos con uno de los dueños de la bodega centenaria de la tierra de fuego, en Lanzarote

El 1 de septiembre de 1730, la isla de Lanzarote cambió para siempre. De las entrañas del Volcán del Cuervo surgió el fuego y la lava transformó el paisaje por completo. Gracias a esta explosión nació una viticultura única en el mundo.

Sobre estas mismas cenizas, los isleños empezaron a elaborar unos vinos minerales muy apreciados por su singularidad. Era el año 1775. Desde entonces, ininterrumpidamente, El Grifo produce sus vinos volcánicos. Entrevistamos a Fermín Otamendi, uno de los actuales propietarios de esta bodega centenaria cuya labor acaba de ser premiada en la Barcelona Wine Week 2025.
--El Grifo elabora vinos de cepas prefiloxéricas…
--La isla se dedicada al cultivo de cereales, pero las erupciones de Timanfaya convirtieron Lanzarote en un paisaje netamente volcánico que aportó muchísimos nutrientes. La arena volcánica protege de la evaporación de la lluvia y permite mantener la humedad, características que propiciaron el que se pudiera cultivar la viña. Nuestras parras prefiloxéricas perviven desde hace más de dos siglos.
--¿Qué variedades de uva se cultivan en esos característicos hoyos, con tan poca agua y con el desierto del Sahara por vecino?
--Las variedades que tenemos venían de otras islas, como Gran Canaria y Tenerife, y fueron importadas de la península y del Mediterráneo, como nuestra Malvasía. Todos estos varietales han sufrido un acondicionamiento y mutaciones a lo largo del tiempo que los ha convertido en varietales singulares, como la Malvasía volcánica, que es una evolución de la mediterránea que permite la elaboración de vinos blancos de calidad. También tenemos Listán, Syrah, Vijariego y Moscatel.

--¿Cómo definiría los vinos de El Grifo?
--Son vinos de carácter volcánico, y allí el terruño manda mucho, junto con el clima y ese alisio, que los dota de una gran salinidad. La salinidad es muy característica en estos vinos de gran complejidad y un perfil aromático cautivador.
--¿Todos los vinos de zonas volcánicas son tan singulares como los del Parque Nacional de Timanfaya?
--Todos los vinos de zonas volcánicas tienden a parecerse. En Europa hay varios ejemplos de ellos, como los de Sicilia. Lo que sucede es que los nuestros, más que mediterráneos, tienen un carácter mucho más atlántico y guardan similitudes con los vinos gallegos o con los de Madeira y el norte de Portugal. Son vinos con estructura, con una marcada mineralidad, una buena acidez y refrescantes. Son un reflejo del carácter volcánico de Lanzarote.
--¿Cómo percibe estas notas volcánicas el consumidor?
--Es una simbiosis de suelo y clima. Lo que más percibe el consumidor es ese carácter ligeramente salino. Una salinidad y una buena acidez no puntiaguda. La acidez es lo que le confiere la durabilidad al vino. Y las notas florales.
--¿Cuál es vuestro vino más vendido?
--El más popular es el Malvasía Volcánica Seco Colección (18,60 euros), que es una vino joven, muy fresco.

--Vuestras botellas cuestan entre 18 y 38 euros… ¿No está reñido trabajar cepas centenarias con una botella de buen vino a un precio razonable?
--En el tema del precio hay que ser razonable. Todos queremos hacer vinos razonablemente accesibles. Es verdad que muchas veces los determina la añada y la escasez, pero no tiene sentido que vinos de menos de cinco años tengan precios disparatados.