Confirmado: los pasos a seguir para superar cualquier conflicto en una relación de pareja
El amor no es sencillo, pero tampoco tan complicado: descubre las tres pautas que siguen las parejas que superan un conflicto de forma sana

Todas hemos estado ahí. Una conversación con tu pareja empieza como algo cotidiano y, de repente, sin darte cuenta, estás metida en una discusión que parece no tener fin. De hecho, reflexionando mientras hacía este artículo, me acordé de como fue la última pelea con mi pareja, he de admitir que me dio la risa al recordar que empezó con el tira y afloja de quien hacía mejor según qué recetas en la cocina, pero que derivó en un sinfín de pullas nada cómodas.

Lo que podría haber sido una charla sobre que le faltaba más yema y pimienta a su "carbonara tradicional italiana", terminó tocando temas del pasado, sacando reproches, y dejando un sabor amargo que cuesta quitar a lo largo del día. Pero... ¿Y si te dijéramos que no se trata tanto del tema por el que has peleado, sino del cómo se habló de ello?
Cómo discutir (bien) en pareja y salir más unidos del conflicto
Los psicólogos y expertos en relaciones Julie y John Gottman, conocidos por décadas de investigación en dinámicas de pareja, lo tienen claro: la mayoría de las peleas no se deben a grandes traiciones ni a diferencias irreconciliables.

En realidad, el 70% de los conflictos son lo que ellos llaman “problemas persistentes”. Es decir, temas que aparecen una y otra vez. Y la diferencia entre una pareja que se desgasta y una que se fortalece no está en evitar discutir, sino en aprender a hacerlo con inteligencia emocional.
Discutir bien es un superpoder (y se puede aprender)
Puede sonar paradójico, pero las parejas más sólidas no son las que no discuten, sino las que saben discutir. Así lo confirma Alison Wood Brooks, profesora de Harvard y autora del libro Talk: The Science Of Conversation And The Art of Being Ourselves. En su experiencia, una de las habilidades menos desarrolladas —pero más necesarias— tanto en el trabajo como en las relaciones personales, es saber comunicarse cuando hay tensión de por medio.

Ella propone una fórmula sencilla y poderosa que puede cambiar por completo la forma en la que discutes con tu pareja. Son tres pasos, casi como un ritual de conexión emocional, que convierten un conflicto en una oportunidad para acercarse más.
Paso 1: Escucha como si de verdad quisieras entender
El primer paso es algo que parece obvio, pero que no practicamos lo suficiente: escuchar con atención real. ¿La clave? No interrumpas, no prepares tu respuesta mientras la otra persona habla, y repite lo que has entendido.

Algo tan simple como: “Entonces, lo que me estás diciendo es que te molestó que no te avise cuando llegué tarde” puede abrir la puerta a una conversación más calmada y honesta. Además, le da a tu pareja la oportunidad de corregir si algo se malinterpretó.
Paso 2: Valida sus emociones, aunque no estés de acuerdo
Este es quizás el paso más poderoso. Validar no significa decir que estás de acuerdo, sino reconocer que la otra persona tiene derecho a sentirse como se siente. Frases como “entiendo que eso te haya hecho sentir mal” o “puedo ver por qué te dolió” funcionan como bálsamo emocional en plena tormenta.
Según los psicólogos, esta práctica fortalece la confianza, genera conexión y permite que la otra persona baje la guardia.
Paso 3: Habla desde ti, no contra el otro
Ahora te toca a ti. Con calma, sin levantar la voz ni usar reproches, explica cómo viviste tú la situación. Usa el clásico “yo siento que…” en lugar de “Tú hiciste esto mal…”. Por ejemplo: “Sé que te molestó que dijera que no me gustaba tu pasta carbonara después de estar cocinando durante un buen rato mientras yo me pintaba las uñas. Lo entiendo. Quiero que sepas que simplemente me apetecía echarle un poco más de queso, pimienta y aportarle algo más de sabor a la salsa, que valoro el tiempo que invertiste en la receta, no fue mi intención hacerte ver que no lo apreciaba o que estaba malo. El plato lo hiciste tú, yo solo aporté un poco más de sabor”.

Hablar desde la honestidad y no desde el ataque genera un espacio más seguro y mucho más constructivo. Lo importante aquí no es ganar el argumento, sino encontrar una solución que haga sentir bien a ambas partes.
Cuando entender importa más que tener la razón
Uno de los errores más frecuentes en una discusión —y que muchas veces marca el principio del fin— es el empeño en demostrar que tenemos la razón. Caroline Fleck, profesora clínica en Stanford, lo explica así: “Durante una discusión, muchas personas repiten una y otra vez los mismos argumentos porque sienten que no están siendo escuchadas”.
Y ahí está el verdadero problema: no es que no se esté hablando, es que no se está conectando. Si cada uno se enroca en su postura sin mostrar empatía por el otro, el conflicto solo se enquista. Pero cuando cambiamos el enfoque y en lugar de buscar la victoria buscamos la comprensión, todo cambia. Discutir deja de ser una batalla y se convierte en una oportunidad para crecer juntos.
Una conversación incómoda no tiene por qué terminar mal
Al final, ninguna pareja se libra de las discusiones. Pero lo que diferencia a las relaciones sanas no es la ausencia de conflictos, sino cómo los atraviesan. Cuando aprendemos a hablar (y a escuchar) desde la empatía, a validar sin juzgar y a expresar nuestros sentimientos sin atacar, no solo resolvemos el problema del momento… también construimos una relación más profunda y consciente.
Así que la próxima vez que algo te moleste, respira hondo. Recuerda estos tres pasos. Y piensa que, a veces, el verdadero acto de amor no es tener razón, sino saber cómo decir “te escucho”.