Adiós a los colores neutros: esta es la elección de María Pombo para su merendero en Cantabria
Descubre cómo han decorado la influencer y su marido el oasis de paz en el que se reúnen con su familia y amigos llegado el buen tiempo: decoración rústica que rezuma amor por la naturaleza
En compañía de su esposo, Pablo Castellanos, y sus dos hijos, María Pombo ha construido en menos de dos años una vivienda que fusiona la estética actual con el encanto de las casas típicas del norte, caracterizadas por sus fachadas blancas y ventanales en tonos verdes. Un proyecto decorativo que ha tomado forma durante el último año y que sus seguidores han podido seguir de cerca gracias a las publicaciones que ha ido compartiendo en su perfil de Instagram.
María Pombo ha vuelto a refugiarse en su hogar del norte, una casa que refleja a la perfección su personalidad y su estilo de vida. Esta segunda residencia, ubicada en plena naturaleza cántabra, se ha convertido en su lugar de desconexión favorito desde que concluyeron las obras de reforma hace cerca de un año. Cada visita nos permite descubrir nuevos detalles de este rincón diseñado con mimo, en el que ella y su marido han cuidado cada espacio para crear un ambiente acogedor, moderno y familiar.
El rincón estrella: un merendero con carácter
A lo largo de los meses, María y Pablo han compartido pinceladas de este hogar a través de redes sociales y vídeos, mostrándonos estancias luminosas, abiertas y decoradas con gusto tradicional. Sin embargo, la llegada del buen tiempo y su última escapada nos ha permitido asomarnos a uno de los espacios más especiales de la vivienda: una zona pensada para el disfrute en grupo, perfecta para los días de verano en buena compañía y con una preciosa piscina.

Uno de los espacios que ha captado más atención recientemente es el merendero de María, un área pensada para los encuentros sociales que destaca por su frescura y vitalidad. Este ambiente distendido, ideal para largas sobremesas y celebraciones al aire libre, se distingue del resto de la casa por su apuesta por los colores vivos de la naturaleza. Los sofás de obra en blanco se han vestido con fundas en tonos verde oscuro y rosa, creando un interesante juego de contrastes con la vegetación circundante y el tono profundo de las contraventanas.
La escapada cántabra de María Pombo: una residencia familiar con alma y estilo propio
Una gran mesa cuadrada y baja de madera, rodeada de cómodos sofás, se convierte en el epicentro de este espacio al aire libre pensado para compartir. No falta la barbacoa de gran formato, perfecta para cocinar en familia, ni los detalles que hacen del lugar algo especial: lámparas suspendidas del techo, juegos de mesa y elementos decorativos que reflejan el espíritu relajado y festivo del entorno.

La idea de tener una casa en Cantabria no surgió de la nada. Durante años, la familia Pombo ha veraneado en esta región, y esa conexión emocional acabó materializándose en una finca donde no solo María y Pablo han levantado su hogar: también lo han hecho sus hermanas y sus padres. Así, han logrado crear un pequeño enclave familiar con dos chalés de una sola planta, perfectamente integrados en el paisaje, que comparten una estética armoniosa basada en la simplicidad, la calidez de los materiales y el respeto por el entorno.
Estilo rural renovado: interiorismo con alma
El diseño de las viviendas se caracteriza por su equilibrio entre modernidad y tradición, con interiores que combinan líneas rectas, materiales nobles como la madera y una paleta de colores suaves con notas vibrantes. En el exterior, jardines cuidados al detalle, porches acogedores y zonas comunes pensadas para compartir convierten esta finca en un auténtico refugio familiar.
En el interior, la casa de María Pombo sigue una línea de decoración que mezcla lo contemporáneo con lo rústico, siempre bajo el signo de la funcionalidad y el confort. Los espacios —comedor, salón y cocina— han sido concebidos como el corazón de la vivienda. La cocina, aunque moderna y bien equipada, conserva detalles tradicionales que recuerdan a las casas de campo, mientras que el salón, presidido por una chimenea y amplios ventanales, se llena de luz natural durante todo el día.
Adiós a los colores neutros
Los toques de color llegan en forma de textiles: alfombras, cojines y cuadros aportan dinamismo y calidez, jugando con la decoración y sin miedo a recargar el ambiente. La elección de grandes ventanales no solo potencia la luminosidad, sino que conecta el interior con el entorno, generando una sensación de continuidad entre la vivienda y el paisaje cántabro.
Con esta casa, María Pombo ha conseguido mucho más que una segunda residencia: ha creado un lugar donde el diseño, la familia y la naturaleza conviven en perfecta armonía.



