Teresa Acha-Orbea, SPC: "La brecha digital sigue siendo una realidad, especialmente entre mayores"
La CEO de la marca española de móviles habla sobre cómo se está adaptando la compañía a la nueva normativa europea de ecodiseño y etiquetado energético

Desde que en 1987 naciera en Álava, SPC (Smart Products Connection) ha sabido reinventarse sin perder el norte: desarrollar tecnología que conecte a las personas con lo que realmente importa. Más de tres décadas después, esta compañía española se ha consolidado como un referente en electrónica de consumo.
Su catálogo va de los auriculares a las tablets, pasando por relojes inteligentes o móviles especialmente diseñados para personas mayores, un segmento donde lidera el mercado libre con 6 de cada 10 unidades vendidas en España, según datos de GfK. Consumidor Global entrevista a Teresa Acha-Orbea, directora ejecutiva de SPC, quien desvela cómo se está adaptando la compañía a la nueva normativa europea sobre ecodiseño y etiquetado energético en productos electrónicos, que entra en vigor el 20 de junio de 2025.
--SPC ha ganado terreno como una marca tecnológica asequible. ¿Ofrecer precios competitivos implica sacrificar la calidad?
--Desarrollamos tecnología con la convicción de que todo el mundo tiene derecho a acceder a productos innovadores, de calidad y pensados para facilitar su día a día y ayudarlos a conectar con lo que verdaderamente les importa. Nuestro enfoque combina fiabilidad, utilidad y un precio justo, sin renunciar a las prestaciones ni al diseño. Queremos que la tecnología esté al alcance de todos y por eso nos hemos especializado en un rango de precios donde muchas marcas no operan, manteniendo siempre una excelente relación calidad-precio.
--La nueva normativa europea de ecodiseño exigirá que los smartphones y tablets sean más reparables y duraderos. ¿Cómo se está preparando SPC para cumplir con estos requisitos?
--La sostenibilidad, el consumo responsable, la reparabilidad y la accesibilidad tecnológica son valores que forman parte de nuestro ADN. Ya estábamos integrando desde hace tiempo estos criterios en nuestros dispositivos, así que hemos podido adelantarnos a la entrada en vigor de la nueva normativa europea y seguir trabajando, desde nuestra posición de fabricante, para fomentar la economía circular. Esto ha hecho posible que podamos adoptar los compromisos que exigía la nueva regulación e, incluso, adelantarnos en su implementación en los lanzamientos de nuestras nuevas gamas de smartphones Discovery 3 y tablets Gravity.
--La etiqueta energética que obligatoriamente deberán mostrar los dispositivos a partir de junio de 2025 podría cambiar la forma en la que elegimos móvil. ¿Cree que esto beneficiará a marcas como SPC o las pondrá en aprietos?
--Hasta ahora la innovación tecnológica no siempre ha puesto en el centro el cuidado al medio ambiente; pero esta etiqueta no viene a frenar la innovación, sino a impulsarla en materia de sostenibilidad y a fomentar la economía circular en la Unión Europea. La nueva etiqueta energética supone un avance muy positivo en términos de transparencia y esto, per se, es beneficioso para todos: marcas y usuarios.
--¿Por ejemplo?
--El consumidor va a poder comparar, por primera vez y de forma sencilla, aspectos clave como la eficiencia, reparabilidad y durabilidad de los dispositivos, no solo las especificaciones técnicas tradicionales relativas a cámara, procesador, RAM… Esta normativa va a impulsar la innovación tecnológica hacia productos más eficientes y el consumidor estará mejor informado y podrá tomar decisiones más conscientes y responsables al elegir su dispositivo.
--La marca destaca en el desarrollo de tecnología para personas mayores. ¿Cómo se traduce eso en decisiones de producto?
--Somos conscientes de que la brecha digital sigue siendo una realidad, especialmente entre las personas mayores. Por eso apostamos por diseñar tecnología adaptada a los mayores con productos específicos que priorizan la accesibilidad, la sencillez y la tranquilidad de estos usuarios y sus familiares. Todos nuestros móviles y smartphones para seniors incorporan interfaces visuales amigables y simplificadas, iconos de gran tamaño, botones de emergencia y funciones pensadas para que el uso diario sea siempre cómodo y natural, porque creemos que la tecnología debe siempre acompañar y ayudar, no generar barreras con los más mayores.
--En un entorno cada vez más dominado por la inteligencia artificial y la conectividad total, ¿cómo se adaptan a estas grandes tendencias?
--La inteligencia artificial lleva tiempo formando parte de muchos dispositivos del día a día, aunque a menudo pase desapercibida. En SPC ya la aplicamos en aspectos como el procesamiento de imágenes en smartphones o la optimización del rendimiento, mejorando la experiencia de nuestros usuarios. También hemos implementado grandes avances en materia de conectividad a lo largo de nuestra amplia trayectoria en el desarrollo de dispositivos IoT (internet de las cosas). Es más, fuimos la primera marca en lanzar en España y Europa un catálogo completo de productos inteligentes para el hogar bajo un mismo estándar de conectividad.
--¿Aumenta el coste final para el usuario?
--Tenemos la ventaja de tener diseño propio en España y un control directo del proceso de desarrollo, gracias al cual podemos integrar estas tecnologías de forma eficiente, sin que eso suponga un coste adicional para el usuario. Apostamos por la innovación útil, cercana y accesible, que responda a las necesidades reales de las personas y esté al alcance de todos.
--La obsolescencia programada es una de las mayores críticas de los consumidores a las compañías electrónicas. ¿Cuál es la estrategia de SPC frente a ella?
--Durante años, muchos consumidores han tenido la sensación de que los dispositivos están diseñados para funcionar durante un tiempo predefinido. Ese pensamiento, que ha generado una creciente desconfianza hacia los dispositivos tecnológicos, se ve ahora contrarrestado desde el ámbito normativo.
--¿Se refiere a la nueva normativa de la UE?
--La nueva regulación europea, que entra en vigor este 20 de junio, busca revertir esa opinión, obligando a los fabricantes a ser más transparentes respecto a la vida útil de los dispositivos y baterías, y a garantizar la disponibilidad de repuestos y piezas clave como baterías, cámaras o pantallas, durante al menos siete años tras el fin de la comercialización de un producto. El objetivo es facilitar la reparación, impulsando un modelo de economía circular en el que los dispositivos pueden tener más de una vida útil y promoviendo la reducción de residuos electrónicos con un consumo más responsable.