Ángel (42), dueño de la librería On The Road: "No conozco a ningún librero que tenga una buena casa"

Este joven librero regenta una de las casas de libros con más encanto de Barcelona, y el negocio va bien, pero, aún así, le cuesta llegar a fin de mes

Ángel Tijerín rodeado de libros en On the Road, su librería / GALA ESPÍN
Ángel Tijerín rodeado de libros en On the Road, su librería / GALA ESPÍN

Con la aparición de Ángel Tijerín comenzó una nueva vida en la calle Verdaguer i Callís de Barcelona (Ciutat Vella) que podría llamarse “mi vida en la librería”. Porque el mundo que nos rodea es demasiado grande, pero él se lanzó hacia adelante en busca de una aventura disparatada, únicamente acompañado de los libros de los que están en los cielos.

Y así fue como se inició toda su experiencia en la librería On the Road, que ya cuenta una década de historia, y las cosas que han pasado son demasiado fantásticas para no contarlas. Por eso hablamos con él en este pequeño oasis repleto de clásicos de la literatura, en este rincón en el que Jack Kerouac haría un alto en el camino, en su búsqueda frenética de libertad y autenticidad, siguiendo a la gente que está loca por vivir, loca por hablar, como Ángel.

Librería On the Road / GALA ESPÍN
Librería On the Road / GALA ESPÍN

--El otro día me enteré de vuestro décimo aniversario y quería felicitarle…

--Muchas gracias.

--Parece que la librería On the Road lleve toda la vida aquí, junto al Antic Teatre. Forma parte intrínseca de la calle. Es un punto de luz y poesía.

--Desde el primer día, tuve muy claro que quería hacer comunidad a nivel de calle y de ciudad. Conectar con los vecinos y con los locales cercanos. Porque, sino, no me veía casi siete días a la semana trabajando sin una red de seguridad. 

--¿Y cómo lo hizo? 

--Hablando con todo el mundo. La gente pasaba por delante de la librería y yo me presentaba. Me di a conocer, rompí las barreras y recuperé la fiesta mayor de la calle. Es muy bonito cuando nos juntamos todos. 

--Tal como lo cuenta, parece sencillo, pero que una pequeña librería de barrio sobreviva en medio de la zona más gentrificada de la ciudad es un milagro…

--Lo pasé muy mal el tercer año. Llené el suelo de facturas y no ganaba dinero. El problema del libro es el margen: ganamos muy poco con cada ejemplar. En Sarrià compran libros por 25 euros, pero aquí salen, sobre todo, los de 10 euros. 

--¿Cuál es el precio medio de los libros que vende?

--Entre 10 y 15 euros. Piensa que los clásicos cuestan eso. La novedad, el nuevo de Pérez-Reverte, cuesta 25 euros. Y no es lo mismo que compren un Virginia Woolf por 15 euros que una novedad.

--¿El secreto de una librería como On the Road está en su librero?

--Supongo que, en gran parte, sí, porque soy un poco personaje. Soy una animal social. Me encanta la gente. Si tengo que estar cada día aquí entre ocho y diez horas… Tengo hasta una mesa donde la gente se puede sentar a hablar de libros y todos me cuentan sus miserias. Muchos vienen y me dicen: ‘Nosotros cobramos bien, pero a ti se te ve tan feliz…’

Paredes repletas de libros en la librería On the Road / GALA ESPÍN
Paredes repletas de libros en la librería On the Road / GALA ESPÍN

--El librero y su selección de libros…

--La selección de libros es muy importante. Por una cuestión de espacio, solo puedo tener 5.000 libros, y eso te obliga a tener que elegir muy bien. Y se nota. On the Road es como entrar en una pastelería en la que sólo hay cuatro pasteles, pero te los llevarías los cuatro. 

--Siempre me ha llamado la atención su sección de “Libros que hay que leer antes de morir”.

--Cuando trabajaba en la librería Formiga d’Or ya tenía una sección parecida, pero no tenía un número asignado de títulos. Cuando monté On the Road, creé la sección, y durante la pandemia revisé todos los títulos hasta quedarme con una selección cerrada y única de 300. Estudié los más vendidos a lo largo de la historia por países, los premios Booker, los Nobel, todo. Por eso casi todos los escritores que están en la lista están muertos. Al ser catalán, he incluído siete escritores catalanes en la lista, y también hay muchas mujeres, que quizá en otros listados no haya tantas. 

La sección de los 300 libros que hay que leer antes de morir / GALA ESPÍN
La sección de los 300 libros que hay que leer antes de morir / GALA ESPÍN

--¿Podría citar los tres primeros que le vengan a la mente?

–Nunca falla La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera, las Meditaciones, de Marco Aurelio, y luego viene El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. Hay gente que me dice: ‘Siempre que vengo estás vendiendo una insoportable levedad del ser’. Los protagonistas son personajes que no tienen nada que ver con nuestro entorno, pero generan fascinación. Ah, y también Éramos unos niños, de Patti Smith. Y Jane Austen, que está muy de moda… La gente compra la lista y se la pone en la habitación o la regala, y es guay porque es como tener un librero en casa. 

--¿Los clásicos nunca mueren?

--Las editoriales me regalan algunas novedades para que las disfrute y las recomiende. De vez en cuando se cruza una buenísima y tenemos una bomba que explotar, pero coges un clásico y es brutal, porque siguen vigentes las temáticas y le dan mil vueltas a los contemporáneos. Madame Bovary, por ejemplo, habla sobre cómo es ser mujer, ser madre, hacia dónde nos lleva la sociedad capitalista... Son críticas feroces que marcaron un antes y un después. 

El rótulo de On the Road / GALA ESPÍN
El rótulo de On the Road / GALA ESPÍN

--La Generación Beat marcó un antes y un después.

--Monté On the Road en homenaje a la novela de Kerouac (‘En la carretera’), sí. Los miembros de la Generación Beat marcaron un antes y un después. Hicieron algo diferente, escribieron desde lo personal explicando las miserias de los jóvenes de su época, y eso no se había hecho nunca. No de esa forma. 

--En honor al gran cronista de Barcelona Lluís Permanyer, que lo introdujo en la España de los años sesenta, me gustaría hacerle cuatro preguntas breves del Cuestionario Proust. ¿Le parece?

--Vale.

--¿Cuáles son sus autores favoritos en prosa?

--Juan Marsé, Oscar Wilde y Kerouac, que siempre va por delante. Y Carmen Laforet.

--¿Sus poetas?

--Gloria Fuertes la primera. Y Gioconda Belli, que es una revolucionaria brutal.

--¿Un héroe de ficción?

--Dorian Gray, porque yo también soy un desastre. O Robert Mapplethorpe de Patti Smith.

--¿Una heroína?

--Madame Bovary.

--Otra heroína es Layla Martínez, cuyo libro ‘Carcoma’ (2021) sigue vendiéndose… ¿Es de sus favoritos?

--Se juntan varias cosas. Está muy bien escrito, es una editorial chiquita (Amor de madre) y hay que defenderlo a muerte porque es un logro. Ahora cabe pensar cuánto durará, porque se la querrán comprar las grandes editoriales.

--¿Qué novedades recomendaría?

--La novela Cómo desaparecer completamente (Anagrama), de Mariana Enríquez, es de 2004, pero la acaban de reeditar y es brutal.

Libros de la editorial Anagrama / GALA ESPÍN
Libros de la editorial Anagrama / GALA ESPÍN

--En su librería tampoco falta lo último de Arguiñano y Dabiz Muñoz. ¿Qué libros le dan de comer?

--Hablas con una librería superrara, porque yo no tengo grandes best sellers. Los libreros me comentan lo que venden: ‘El nuevo de Reverte arrasa’. Y yo, en cambio, he vendido cero. Tengo un público muy especial, que sabe lo que compra y confía en mí. Al final, la novedad la tengo porque es necesaria, pero el beneficio me viene de los clásicos. También es verdad que la mayoría de las librerías dedican mucho espacio a la novedad, y yo sólo en Sant Jordi y Navidad. Tengo un público muy clásico, y el precio de los libros baja. 

--Su clientela principal son los vecinos del barrio, entre los que se encuenta el alcalde Collboni, pero también es una zona muy concurrida por los turistas…

--Cuando abrí la librería puse una sección dedicada a guías de Barcelona en diferentes idiomas y tenía hasta un postalero, pero lo tuve que quitar porque no vendía nada. No entraba ningún turista. Hasta que decidí crear una seccion de clásicos en inglés. Desde Eduardo Mendoza hasta Juan Marsé, Oscar Wilde y Calvino. Ahora pasa mucho turista y pregunta por libros en inglés, pero no es mayoritario. 

--¿Qué debe saber el librero de confianza de sus clientes lectores?

--Siempre pregunto dos cosas: qué libros le han gustado o decepcionado últimamente y en qué momento anímico están

Ángel Tijerín / GALA ESPÍN
Ángel Tijerín / GALA ESPÍN

--¿Se ve otra década al frente de la librería?

--Sí, otra década sí.

--¿Le falta un pero a su respuesta?

--Pero espero no jubilarme en On the Road

--¿Por qué no?

--Espero poder trabajar para alguna editorial en el futuro, o en una gran librería que me acoja como librero y darlo todo.

--¿Por cambiar y ver otras cosas?

--Bueno, porque si miro la estadística de lo que he ganado durante los últimos diez años, la cosa no se dispara en ningún momento. El libro no da el dinero que tendría que dar. No conozco a ningún librero que tenga una buena casa y un mes de vacaciones. Siempre estamos trabajando. Tengo 42 años, me veo diez años más, pero llegará un punto en el que querré pasar tiempo con mi pareja, descansar un sábado, etcétera. Aquí estoy solo seis días a la semana, y lo hago encantado, pero si me sale una buena oferta… Es fácil que me paguen mejor de lo que gano y con fines de semana libres. El sueño. 

--Una última curiosidad: ¿Por qué tiene el rótulo de Bicicletas Ferrer aquí dentro?

--Es del negocio que estaba delante de la librería. Conocí al señor Ferrer justo antes de que muriera, nos hicimos amigos y cuando falleció le pedí a sus hijos que me cedieran el cartel para hacerle un homenaje. Así parece que siga aquí, delante de la librería.