El anuncio de Navidad de Campofrío tira de sátira política y de los invitados de 'La Revuelta'

Campofrío ficha a Ana Rivero, la taquígrafa que entrevistó Broncano en su programa de La Revuelta, junto a un elenco de rostros televisivos para reflejar la creciente polarización social en su spot de la campaña navideña más esperada

Ana Rivero, taquígrafa del Congreso, en el anuncio de Navidad de Campofrío / Montaje Consumidor Global
Ana Rivero, taquígrafa del Congreso, en el anuncio de Navidad de Campofrío / Montaje Consumidor Global

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“¿Pero tú entiendes lo que pone ahí?”, bromeaba David Broncano, con la mezcla habitual de sorna y curiosidad que caracteriza su estilo, mientras observaba cómo Ana Rivero traducía a símbolos casi indescifrables cada palabra pronunciada en pleno plató. Aquella escena, que parecía un simple juego televisivo más del programa La Revuelta, terminó por convertirse en uno de los momentos más comentados del late show de TVE.

Ana Rivero, ex taquígrafa del Congreso

Rivero, que ha pasado más de medio siglo recogiendo, a velocidad de vértigo, el pulso verbal de la política española desde la mesa de taquígrafos del Congreso de los Diputados, acudía entonces como una invitada más, igual que semanas antes lo había hecho Rosalía. Sin embargo, para la audiencia fue algo más que una presencia simpática: era la posibilidad inesperada de asomarse a los ojos —y a la escritura— de alguien que ha presenciado, desde la primera fila institucional, la creciente crispación que ha ido marcando el debate público.

Ana Rivero, de las sombras del Congreso al foco mediático

Dos meses después de aquella entrevista, y en un giro casi cinematográfico, Campofrío la ha fichado para su tradicional anuncio navideño, un escaparate mediático por el que este año también desfilan nombres tan populares como Carmen Machi, Pepón Nieto o Salva Reina —recién premiado en los Premios Goya de este año—. A ellos se suman dos pesos pesados del comentario televisivo, Ana Rosa Quintana y Cristina Pardo, entre un largo elenco de rostros familiares para cualquier consumidor de prime time.

La pieza publicitaria de Campofrío se ha convertido, con el paso de los años, en algo más que un anuncio: es una especie de ritual social. Igual que los eternos spots de la Lotería, su estreno despierta cada diciembre una expectación casi automática. Este año ha visto la luz este jueves 11 de diciembre, y lo ha hecho con un enfoque que no podía ser más acorde al clima emocional del país.

Un clásico navideño que vuelve a tirar de humor y sátira

Dirigido por el director Félix Sabroso junto a Jau Fornés —directores recién salidos del rodaje de varios capítulos de la serie Furia (HBO Max)—, el anuncio utiliza a Ana Rivero como hilo conductor de una reflexión irónica sobre lo que ellos mismos describen como “la Navidad más polarizada de nuestra historia”. Y puede que no les falte razón: la noción de una sociedad dividida en dos bloques irreconciliables se ha instalado con fuerza este año en el discurso político, mediático y hasta familiar.

La marca vuelve a acudir a una fórmula que le funciona: mezclar humor, pequeñas dosis de crítica social y un mensaje emocional que busca recordarnos que, cuando todo se tambalea, siempre queda un refugio esencial… disfrutar de lo que importan las personas y si es con comida compartida de su marca, mejor. En ese híbrido entre sátira y ternura, el relato transita entre escenas breves e hilarantes que terminan desembocando en una conclusión clara: quizá el mundo esté cada vez más crispado, pero la capacidad de celebrar juntos sigue siendo un pequeño acto de resistencia necesario de mantener en la mesa de Navidad.

Una “pandemia” emocional que nos impide disfrutar

La campaña aborda la polarización como si fuese una enfermedad contagiosa, una metáfora que permite escenas tan surrealistas como reconocibles: ciudadanos que acuden al médico para medir sus niveles de tensión ideológica, niñas discutiendo por “el mejor chico” con una vehemencia casi parlamentaria, o parroquianos que se desplazan al bar no para tomarse algo, sino “para insultar un rato” y completar su imaginario “anillo de polarización”.

Carmen Machi, con su habitual contundencia interpretativa —de la que tanto se han valido los cineastas que han dirigido este spot, pero que también habían trabajado con la actriz en la serie Furia— llena la pantalla con solo aparecer unos pocos segundos, verbaliza el diagnóstico: “Esto de estar polarizados es más contagioso de lo que parecía. ¿Y sabéis qué es lo peor? Que no nos deja disfrutar”. El resto del reparto asiente, como si la frase fuera un espejo de lo que, en mayor o menor medida, todos hemos sentido al juntarnos con amigos, familia o compañeros de trabajo este año.

Campofrío y su Navidad hedonista

El anuncio culmina con un mensaje que pretende recuperar algo de sensatez, entre tanto ruido a la par que teje con el hilo del hedonismo este "descosido político" que retrata el storytelling del anuncio: “Hay que plantarse ante lo inaceptable, pero sin olvidar lo más importante: nos necesitamos como el comer. Que nada ni nadie nos quite nuestra manera de disfrutar la vida.”

Rivero, la taquígrafa que durante décadas ha escuchado debates airados desde un discreto segundo plano, se convierte así en la voz inesperadamente simbólica de una campaña que nos recuerda que, incluso en tiempos crispados, hay tradiciones navideñas —y sus alimentos cárnicos— que pueden volver a unirnos, aunque sea por unos minutos de cordialidad frente a una mesa.