De los nenúfares de Monet a Marte, CaixaForum Madrid expone un alegato en favor del desenfoque
La muestra, que cuenta con la colaboración del Musée d’Orsay y el Musée de l’Orangerie, invita a reflexionar sobre la imprecisión y la erosión de las certezas
Al principio, los expertos creyeron que se debía a una anomalía del autor. A un problema. Que esa interpretación tan particular de los nenúfares se explicaba por una deficiencia ocular. Pero si bien es cierto que Claude Monet, “el último patriarca de la pléyade impresionista”, sufría cataratas, había optado por pintar estas plantas acuáticas diluyendo y esfumando sus contornos porque quería explorar las diferentes condiciones luminosas.
Su imprecisión liberó el color y la luz de la forma. Y, después de él, muchos otros siguieron su camino borroso y estimulante. Ahora bien, ¿cómo definir algo que es indefinido por definición? Aún más, ¿puede anidar la poesía en la inconcreción? ¿Acaso no nos resulta hermoso mirar a través de una ventana empañada por la lluvia, aunque el exterior no se distinga con claridad? CaixaForum Madrid plantea estas preguntas en la exposición Desenfocado. Otra visión del arte, que parte de los nenúfares de Monet y explora las posibilidades de lo borroso.
70 obras de 55 autores
Lo hace en una exposición que supone una colaboración entre el Musée d’Orsay, el Musée de l’Orangerie y Fundación La Caixa. Tal y como ha explicado en la presentación de la muestra Isabel Fuentes, directora de CaixaForum Madrid, la exposición se estructura en torno a un recorrido temático y no cronológico. Hay 55 autores y unas 70 obras, que proceden de más de 40 prestadores distintos, entre los que figuran museos y colecciones privadas.

El desenfoque, argumentan las comisarias, no se ha estudiado como un fenómeno estético en sí mismo. Se ha interpretado como un recurso expresivo, pero, por paradójico que parezca, desde una perspectiva creativa puede estar relacionado con la honestidad, porque implica asumir una imposibilidad: la de representar esto o lo otro en su totalidad, la de volcar con todos sus matices una imagen en un lienzo.
De Monet a Marte
Aunque esta exposición parte de Monet, resulta muy contemporánea, ya que dos tercios de los artistas representados en la misma están vivos. Entre ellos figura, por ejemplo, Daniel Turner, un creador afincado en Nueva York del que se presenta una obra realizada con materiales recuperados de una central eléctrica abandonada. Turner transformó estos componentes (entre los que había acero bruñido) en una suerte de esponjas de lana de cobre pulido, que frotó sobre las telas para crear “sombras veladas, presencias fantasmales e imágenes poéticas de ese lugar hoy abandonado”.
También emociona encontrar obras de Mark Rothko, Hans Hartung o Julia Margaret Cameron. Del primero se presenta un óleo que no es un rothko canónico, sino una obra de transición, vaporosa y enigmática. Mientras que de la última hay una fotografía reveladora e imprecisa. Pero el desenfoque no solo aspira a la trascendencia y a la intimidad, sino que también puede ser galáctico, enorme: lo prueba Thomas Ruff con m.a.r.s.0.1_III, una obra que parte de fotografías de Marte tomadas por un satélite de la NASA. Para frotarse los ojos.
“Una carrera por la concreción”
Tal y como ha explicado Claire Bernardi, directora del Musée de l’Orangerie y comisaria, a preguntas de este medio, en la sociedad actual existe cierta obsesión por la nitidez. “Nos encontramos en una carrera por la concreción”, ha argumentado, citando el desarrollo de la IA, entre otros factores. En ese contexto, en el queremos saberlo todo y casi todo está a la vista, su exposición abraza a artistas que cuestionan el estatus de la imagen, y supone, por tanto, un alegato a favor del desenfoque. Porque, a la par, el nuestro es un tiempo de erosión de certezas.

Otros hits de la muestra son una escultura de Giacometti (“ya no sé quién soy, dónde estoy, ya no me veo. Siento que mi rostro debe parecer una masa vaga y blanquecina”, aseveró), un óleo de Gerhard Richter y unos materiales de Christian Boltanski, que crea su obra con objetos perdidos y encontrados. Al respecto, en la muestra se puede leer una oportuna cita de Gaston Bachelard: “El valor de una imagen se mide por la dimensión de su aureola imaginaria. Dicho de otra forma: la imagen estable y acabada corta las alas a la imaginación”.
Una cuestión política
Emilia Philippot, la conservadora en el Institut National du Patrimoine de Francia y también comisaria, ha explicado que, a partir de 1945, con el descubrimiento del horror del Holocausto, el desenfoque parece convertirse en una estrategia artística. Sirve, a partir de ese momento, para abordar obras con “pudor” y a la vez para mirar más al fondo, hacia dentro.
Es decir, que, aunque resulte paradójico, un drama de esa envergadura puede sugerirse. Aspirar a representarlo con nitidez no sería solo irrespetuoso, sino imposible. Cobra relevancia, en este punto, la obra de Bracha L. Ettinger, que en su serie Eurídice-Piedad reproduce imágenes de archivo, a menudo procedentes de campos de concentración, sobre las que aplica capas de tinta y acuarela, “creando así una trama que bloquea la lectura de la imagen original”. Se intuye algo siniestro que puede poner los pelos de punta, pero no se sabe qué es.

CaixaForum Madrid ofrece visitas comentadas
También se puede contemplar un ramo de flores desenfocado de Nan Goldin (Primeros días de cuarentena, Brooklyn, Nueva York) el desconcertante Reloj analógico digital de Maarten Baas o Ecce Puer, de Medardo Rosso, una escultura impresionista de principios del siglo XX que rompe con la idea de solidez estática.
CaixaForum Madrid ha programado diversas actividades para complementar la experiencia. Por ejemplo, se podrá visitar la muestra con la oftalmóloga Carmen Fernández Jacob, y también se podrá reservar una visita-taller en familia que lleva por título “viva la borrosidad”. Además, la plataforma CaixaForum + estrena un ciclo con ocho películas relacionadas con los contenidos de la muestra.
Datos prácticos
- La exposición permanecerá abierta hasta el 26 de abril en CaixaForum Madrid (Paseo del Prado, 36)
- A partir del 20 de mayo, se podrá visitar en Barcelona
- El horario es de lunes a domingo y festivos, de 10:00 a 20:00 horas
- La entrada general tiene un precio de 6 euros
- El acceso es gratuito a todas las exposiciones para los clientes de CaixaBank, los poseedores del Carnet Joven Europeo y los menores de 16 años
- Con motivo de la celebración del Festival de las Ideas, el sábado 20 y el domingo 21, la entrada será gratuita para todos los públicos, si bien se recomienda reservar con antelación


