Tienes que visitarlo sí o sí: el pueblo favorito de Elsa Pataky está en el País Vasco
Muy cerca de la frontera francesa y con una de las propuestas gastronómicas más destacadas del norte, con sus deliciosas carnes y pinchos, Hondarribia se presenta como una joya del País Vasco que ha cautivado a Elsa Pataky y su marido Chris Hemsworth

Entre la espuma del Cantábrico y la silueta verde del monte Jaizkibel, se alza Hondarribia, una villa que hace siglos custodia la frontera entre España y Francia y que hoy seduce por igual a visitantes anónimos e incluso a estrellas de Hollywood. Así lo ha demostrado Elsa Pataky, que hace unos días elegía este rincón guipuzcoano para descansar en compañía de su marido Chris Hemsworth.
En plena naturaleza y con la posibilidad de realizar su amado surf y de hacer lo que más le gusta —aparte del deporte— disfrutar de una buena carne y pintxos del norte. Cada vez que la actriz vuelve a Europa desde que dejó Hollywood para instalarse en la ciudad natal de su marido (su retiro australiano en Byron Bay) enfila el Bidasoa en busca de aroma a salitre, done el silencio de los montes del norte, le recuerda que sigue siendo humana.

En Hondarribia, este famoso matrimonio puede curarse de sus exigentes vidas de superestrellas y conectar con lo que más sana la mente y alma: el mar y la naturaleza, según hemos podido saber en primicia a través del medio digital Crónica Vasca.
Hondarribia, el remanso vasco donde Elsa Pataky y Chris Hemsworth recargan energía
Los orígenes de Hondarribia se remontan al Paleolítico, cuando los primeros asentamientos aprovecharon las generosas marismas del estuario. Más tarde, los romanos usaron su puerto natural para embarcar el hierro que salía de las minas de Aiako Harria. En la Alta Edad Media, la villa se fortificó primero bajo los reyes navarros y, tras varios conflictos, pasó a la Corona de Castilla, que reforzó murallas y baluartes.

De aquella herencia defensiva aún perduran la Puerta de Santa María, la de San Nicolás y la robusta mole del Parador de Carlos V, un castillo que vigila la Plaza de Armas como si las tropas francesas pudieran aparecer de nuevo por la bocana.

El barrio de La Marina: coloridas fachadas que llaman la atención
Antes de que las redes de nylon sustituyeran al cáñamo, los pescadores de Hondarribia se traían a casa los tarros de pintura sobrante con los que pintaban los barcos. Con ellos alegraban las fachadas de sus viviendas de La Marina, un arrabal portuario que ahora sigue pintado de rojo, verde y azul.

Debajo de estos particulares balconcitos de colores y esta exquisita y característica arquitectura vasca se instalan cientos de bares, todos fraguados en la liturgia del pintxo sin prisas: en estos puede pedir ese célebre manjar en pan que otros llaman ensaladilla de txangurro a cualquier hora del día. Pataky y Chris Hemsworth dejan de ser famosos para mezclarse con los turistas o ponerse un neopreno e irse a surcar las olas.

¿Dónde se han hospedado Elsa Pataky y Chris Hemsworth en Hondarribia? Lujo en un antiguo caserío en Basalore
A apenas diez minutos de curvas desde el muelle, un desvío de pista forestal conduce al caserío Basalore. Este antiguo pajar, reconvertido en villa de lujo, está rodeado de robles y helechos, funciona como la suite de honor —a ratos flagship— del Hotel Arbaso de San Sebastián.

Techos de vigas centenarias, chimenea encendida incluso en agosto y una terraza con vistas gemelas al mar y a la cresta de Jaizkibel componen el refugio favorito de la pareja. Allí, custodiados por un silencio que solo rompen los cencerros de las ovejas latxas, la actriz entrena yoga al amanecer mientras Hemsworth prepara el estómago para una de las mejores carnes de España.
El restaurante preferido de Elsa Pataky y compañía en el norte: Laia Erretegia
Si el hambre aprieta, la bajada hasta el restaurante Laia Erretegia merece cada curva. Un local incluido en la lista World’s 101 Best Steak Restaurants, este asador presume de maduraciones largas y fuego de roble a la antigua usanza. Su carta convierte la carne en objeto de culto. Quien busque comer carnes espectaculares sin el protocolo de ir de corbata, hallará aquí un paraíso sencillo de la gastronomía vasca.
- Chuleta premium (mínimo 30 días): 88 € / kg
- Chuleta dry-aged (mínimo 60 días): 102 € / kg
- Solomillo de vacuno mayor: 32 € la ración
¿Qué ver en Hondarribia? El itinerario que realizó Elsa Pataky y compañía
Desde el paseo, la mirada se cuela entre la espuma rumbo a Hendaya, al otro lado del estuario: un barquito de diez minutos cruza la frontera a golpe de motor diésel, perfecto para un vermut dominical en suelo francés en Hendaya.
Por si prefieres quedarte en tierra, tienes para tu disfrute playas de más de 800 metros de arena fina, la playa urbana ofrece remansos de aguas más pacíficas que las del vecino Golfo de Vizcaya.
Hondarribia y su itinerario esencial
- Desayuno en la Plaza de Gipuzkoa: café con leche y bollo de mantequilla.
- Paseo por la muralla transitable hasta la Puerta de Santa María.
- Visita a la Iglesia de Santa María de la Asunción, mezcla de gótico y renacimiento.
- Vermut y pintxos en La Marina: imprescindibles las kokotxas rebozadas y sus variados de tartares sobre una rebanada crujiente.
- Siesta playera o travesía en barca a Hendaya.
- Subida vespertina al faro de Higuer para ver caer el sol.
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Cena de chuletón en Laia Erretegia y, de postre, una copa al calor de la chimenea de Basalore.
Las fiestas del Alarde: tradición y polémica a partes iguales
Cada 8 de septiembre, Hondarribia desfila al ritmo de tambores, mosquetes y txistus para conmemorar el cerco francés de 1638. El Alarde es orgullo identitario, pero también foco de debate: la participación femenina, vetada durante siglos, abrió grietas en la tradición.
Desde 2014 existen dos desfiles —uno mixto y otro exclusivamente masculino— que conviven en tensa armonía. Para los visitantes, supone un espectáculo de pólvora y emoción que llena balcones y dispara reservas hoteleras.
Hondarribia: el lugar donde volver de Elsa Pataky
Con 16 000 habitantes estables y el doble en temporada alta, Hondarribia mantiene su escala de pueblo: todo está a un paseo, del mercado de abastos a la cofradía pesquera. Esa proximidad, sumada a una identidad vasca incontestable, explica el magnetismo que ejerce sobre viajeros, artistas y celebridades.
Para Elsa Pataky, es la certeza de que aún quedan rincones donde el ruido baja. Cabe reseñar que la actriz guarda un cariño especial al País Vasco desde que su hermano eligió este emplazamiento para celebrar sus nupcias. No nos extraña, pues este pueblecito del norte tiene algo que atrapa.
Viajar a Hondarribia es, en definitiva, un ejercicio de reconexión: con la naturaleza, con la historia y con la cocina que brota de las brasas. Quizá por eso la actriz y su pareja regresan una y otra vez: porque, entre murallas medievales y balcones coloridos, la fama se quita el disfraz y todos—estrellas y mortales—comparten el mismo txakolí fresco y la misma sensación de haber encontrado un segundo hogar.