En las páginas de Consumidor Global se ha trazado, mes tras mes desde el pasado marzo, la cartografía del cuestionable modo de negocio de AllZone. Las víctimas hoy se cuentan por millares y el buzón de este medio no ha dejado de llenarse con el mismo patrón de queja: compras un producto atraído por un precio imbatible, el producto nunca llega, y cuando se pide el dinero de vuelta, comienza el silencio.
A menudo, la única palanca capaz de mover el correspondiente reembolso es una llamada de esta redacción o la publicación de un reportaje exponiendo el caso de una víctima para que la transferencia aparezca en la cuenta del cliente al día siguiente. El afectado, exhausto, suspira un "por fin" que es, en sí mismo, la mayor de las derrotas. Porque no se debería aplaudir que un ladrón devuelva la cartera seis meses después. Porque cuando la devolución llega tarde, el dinero ya no vale lo mismo. Porque, según la ley, cuando se cruza el umbral de los catorce días, ese dinero vale el doble.
Las innumerables reclamaciones contra AllZone
AllZone (bajo su matriz All In Digital Marketing S.L.) no es una tienda que comete errores puntuales; las quejas se multiplican cada día. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) mantiene abiertas innumerables reclamaciones contra la plataforma y, al igual que Facua, ya la ha denunciado públicamente.
Este medio no solo ha dado luz a más de 1.197 reclamaciones de afectados por entregas fallidas o reembolsos denegados, sino que también ha puesto en el punto de mira a su CEO, Pablo Moscoloni, cuyo historial empresarial revela la repetición de patrones análogos en empresas anteriores. Cabe recordar que este diario también reveló que la compañía llegó a amenazar con una demanda de 80.000 euros a un cliente que contó su mala experiencia en la red social X.
Aplicar la ley para conseguir el doble de dinero: el artículo 76
La normativa es taxativa, aunque raramente invocada por desconocimiento. Cuando el consumidor se cansa de esperar y comunica su decisión de cancelar el pedido (el desistimiento), la empresa tiene 14 días naturales para devolver hasta el último céntimo, incluyendo los gastos de envío originales. A partir del momento en el que el cliente anuncia su desistimiento, el reloj se pone en marcha.
Si marca el día 15 y el dinero no está en la cuenta, la naturaleza de la deuda muta. El artículo 76 de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios establece que el consumidor tiene derecho a reclamar la suma duplicada. Por ejemplo, si AllZone te debe 800 euros y tarda un mes en devolvértelos, ya no te debe 800; te debe 1.600. Por eso, todas las personas que mantienen abierta una queja contra la plataforma deben saber que ya no están reclamando un reembolso, sino el doble de lo que pagaron.
¿Cuáles son los requisitos y las condiciones para reclamar el doble?
"Transcurrido dicho plazo [14 días naturales] sin que el consumidor y usuario haya recuperado la suma adeudada, tendrá derecho a reclamarla duplicada, sin perjuicio de que además se le indemnicen los daños y perjuicios que se le hayan causado en lo que excedan de dicha cantidad". Así lo expone el segundo párrafo del artículo 76.
Para ello, hay tres condiciones. Se debe haber comunicado claramente el deseo de cancelar el pedido y la devolución del dinero. Debe haber pasado más de 14 días naturales desde esa comunicación. Otra condición es que la falta de reembolso no debe ser por causa del cliente, sino una demora injustificada de la empresa.
Cómo castigar (también) la demora de AllZone: el artículo 110
Es cierto que una de las grandes frases de AllZone es: "no tenemos stock, te devolvemos el dinero". Si la cancelación viene de ellos por falta de disponibilidad, el artículo aplicable es el 110. "En caso de no ejecución del contrato por parte del empresario por no encontrarse disponible el bien o servicio contratado, el consumidor y usuario deberá ser informado de esta falta de disponibilidad y deberá poder recuperar sin ninguna demora indebida las sumas que haya abonado en virtud del mismo", reza dicho artículo.
"En caso de retraso injustificado por parte del empresario respecto a la devolución de las sumas abonadas, el consumidor y usuario podrá reclamar que se le pague el doble del importe adeudado, sin perjuicio a su derecho de ser indemnizado por los daños y perjuicios sufridos en lo que excedan de dicha cantidad". Así lo dicta el artículo 110.
Cómo preparar la reclamación: ¿qué pruebas se necesitan?
El problema reside en que AllZone cuenta con la fatiga del consumidor. Saben que el proceso burocrático disuade. Argumentarán "incidencias informáticas", culparán a la pasarela de pagos o alegarán causas de fuerza mayor logística. Nada de eso importa ante un juez si el consumidor ha sido diligente.
Para armar una reclamación exitosa no se debe borrar nada. Todo comienza con el email de desistimiento: una comunicación clara, fechada, donde se exige la cancelación y el reembolso. Esa fecha es el "Día D". A partir de ahí, el extracto bancario se convierte en la prueba de cargo, demostrando que el dinero salió y que no volvió dentro del plazo legal de dos semanas. Si ya te devolvieron el importe principal, guarda el justificante de la fecha de ingreso. La diferencia de días es tu argumento legal.
La vía judicial para condenar a AllZone
Discutir con los bots o los empleados saturados de AllZone no sirve de nada. Su estrategia es el desgaste. El pasado mes, Consumidor Global publicaba La Justicia condena a AllZone por vender un móvil Samsung falso, apuntando que esta parece ser la única dirección efectiva. Para reclamaciones inferiores a 2.000 euros no se necesita abogado ni procurador. Es un procedimiento diseñado para el ciudadano de a pie.
Presentar una demanda de Juicio Verbal en el Juzgado de Primera Instancia, aportando los correos y los extractos bancarios, y exigiendo explícitamente la aplicación del artículo 76 o del artículo 110, suele ser decisivo. Aceptar el reembolso tardío sin rechistar valida el modelo de negocio de quien juega con el dinero ajeno. Reclamar el doble no es avaricia, es un acto de derecho. AllZone puede tener los productos, pero la ley, si uno se atreve a usarla, tiene la última palabra.